El
pueblo mexicano es realmente el soberano aunque esta soberanía está siendo
ejercida de manera indiscriminada por los tres órganos como si fueran ello, los
verdaderamente los soberanos. Esto es bueno porque el pueblo debe darse cuenta
cabalmente de estar siendo manipulados. La Ley de Seguridad Interior es una
vuelta más a la rueda. La presión que ejerce el gobierno sobre los gobernados
es inaudita como si estuviera tanteando la reacción y ver si puede construir
desde ahora un nuevo fraude electoral en el 2018. La Ley de Seguridad Nacional
no es otra cosa que la Ley del Garrote, la camisa de fuerza contra los
electores que pudieran protestar por la corrupción electoral. No hace falta
para el fraude electoral más que un pequeño porcentaje, digamos un tres por
ciento de ventaja a la hora de contabilizar los votos. Sin embargo, en esta
sagrada hora en que los ciudadanos han sido liberados del paternalismo del
Estado, estos son verdaderamente libres aunque no actúen como tales pero es posible
que un nuevo fraude gatille las protestas sociales. Es menester que se les
aterrorice y en último caso se reprima a los inconformes; la Ley de Seguridad
Interior es la el instrumento para ello, incluso matar sin responsabilidad, sin
culpabilidad. Enrique Peña Nieto no olvida la lección y la sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos que condena a su gobierno en el estado
de México. A toda costa debe evitar este riesgo. Es posible que vaya a la cárcel
o que durante mucho tiempo se siga en los tribunales persiguiendo su mal
gobierno. Con esta ley queda protegido. Matar será legal.
Con
todo, este régimen se ha desmoronado. El poder presidencial ha pasado a los demás
partidos, a sus aliados, a las Organizaciones no Gubernamentales y fatalmente,
a los ciudadanos. No hay forma de parar la caída del régimen pero es posible
transformarlo en otro régimen torcido, totalitario para escamotear al pueblo el
ejercicio directo de su soberanía, de su poder político. Peña Nieto es el Can
Cerbero de este régimen podrido, es cobarde e ignorante pero el miedo, el temor
fundado y sus secuaces tras bambalinas lo acicatean para abandonar el gobierno
con toda impunidad. La Ley de Seguridad Interior es una muralla casi
inexpugnable para quedar a salvo. El plan perfecto.
Ahora
bien, el pueblo no se ha dado cuenta que es el origen de todo poder, que es el
poder en sí. Emilio Gamboa, nació creció y desea morir en un régimen político en
donde el, sea uno de los monarcas. Un verdadero Luis VXI que, aunque sandio sea
el rector de la creación de las leyes, pues esta Ley de Seguridad Interior, como
muchas otras ha sido creador y promotor, es el poder tras Peña Nieto que,
maneja los hilos, es el titiritero que no asoma el rostro mientras no sea
necesario. En este momento salió y mostró su rostro autoritario. Dice respetar
al pueblo, a las organizaciones civiles pero aquí decidimos 128 Senadores. Se
ha mostrado como el verdadero tirano. No se olvide este nombre y las cuentas
que debe al pueblo, es necesario cobrar esta afrenta monstruosa en las
siguientes elecciones. La Ley de Seguridad Interior también es un grito desesperado
pues ante la imposibilidad de que, el gobierno y políticos puedan gobernar a través
de la política sana imponen una ley represiva como medio de gobierno y como instrumento
de fraudes.
La
respuesta a este golpe de Estado dado por el mismo gobierno de Peña Nieto en
complicidad de panistas y priistas, debe ser inteligente, con toda energía y de
manera constante. El pueblo se debe organizar y mostrar su madurez a la hora de
votar para botar a estos corruptos cínicos. Comités, hace falta hacer comités u
organizarse en asociaciones civiles para que, organizados no se de tregua a los
líderes de este régimen y se pueda tomar un rumbo diferente a este poder político
corrupto y corruptor sin límites de ambición. Llevemos ante la justicia a todos
los corruptos. Desmantelemos a este régimen de apariencias republicanas pero
que viven como la más rancia nobleza europea.
En
efecto, es posible desmantelar a este régimen injusto y poner a los corruptos,
empezando por quien se ostenta como presidente, ante los tribunales. La condena social debe,
igualmente ser general y permanente. No hay que dar marcha atrás, eso sería cobardía
y los tiranos tendrían las puertas abiertas para seguir saqueando a placer lo público,
libres para seguir matando sin responsabilidad y menos culpabilidad, estarían bebiendo
sangre como vampiros con sed insaciable y seguirán chupando la energía del
pueblo, la vida del pueblo.
Una
ley vigente la tiene siempre y cuando se practique e incluso puede ser derogada
o abrogada y, los culpables llevados a la cárcel por las consecuencias
negativas, por sus efectos nefastos
sobre el pueblo. Una mala ley ante la voluntad del pueblo no es más que una
mosca molesta, claro, siempre y cuando ese pueblo haga uso de su soberanía. No
puede haber poder por sobre el pueblo ni sobre los pueblos y, no los hay
siempre y cuando actué y, Peña Nieto y sus compinches siguen cavando su tumba política
y dando motivos al pueblo para actuar con inteligencia, enérgicamente y de
manera constante hasta acabar con este régimen político corrupto. Y cuidado,
este régimen a través del PAN, del PRD, del PV y demás cómplices encabezados
por el PRI tratan de imponer la dictadura de los partidos. Pasamos de la
dictadura personal de Porfirio Díaz, a la de partido único de Estado, del PRI y
ahora quieren la dictadura de partidos.
No
deben olvidarse los nombres de Emilio
Gamboa, Manlio Fabio Beltrones, César Camacho, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ricardo Anaya,
Alejandra Barrales, Jesús Zambrano, Jesús Ortega, Dante Delgado y sus cómplices. El 2018 ya está
aquí y aquí debe estar el pueblo en asamblea permanente y en acción política contra
estos corruptos, contra estos zánganos humanos.
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