Llevar
al Estado moderno mexicano a su agotamiento, desmantelarlo hasta hacer inútil a sus órganos e instituciones, volverlo enteco
para no poder ser dinámico y, por ende terminarlo fue el objetivo del régimen priista.
De esta manera se prepararon las circunstancias para la militarización del
territorio nacional con la clara intención del control del pueblo para las
siguientes elecciones. La fuerza pública se utiliza como terror de Estado para
permitir la mutación del régimen en otro que permita seguir gobernando a los
priistas en mancuerna con una parte de los panistas y demás partidos satélites.
Se utiliza la precaria seguridad pública como pretexto para imponer un régimen militar
que no deje lugar a la democracia como hace 80 años en cualquier lugar de Latinoamérica.
La
constante violación a los derechos humanos desaparece con La Ley de Seguridad
Interior porque se vuelve legal todo tipo de muertes, desapariciones forzadas, tura
de masacres y, violaciones incluso a el primer y último reducto de los
ciudadanos sus casas, su intimidad y, por consecuencia su seguridad personal.
Agotado el régimen priista se tuvo la necesidad de sostener a como dé lugar las
apariencias de vigor, de entusiasmo mientras se preparaba la llegada de José Antonio
Meade como única alternativa del priismo. A este nivel de desprestigio llegaron
los priistas. Manlio Favio beltrones, Cesar Camacho, Miguel Ángel Osorio Chong,
Aurelio Nuño, Emilio Gamboa y toda la cúpula priista tuvo que reconocer que
eran impresentables ante los electores. Un nuevo fraude electoral con el mismo
estilo que en el estado de México no era viable, una nueva estrategia para un
nuevo fraude. Que mejor que el control social por medio del ejército.
En
general las fuerzas armadas bajo el mando del presidente son el arma más
poderosa para controlar a la población; su disciplina, su estructura de mando,
su eficacia de control para con la población civil, su armamento y el dinero destinado
quedan a la perfección para que el régimen priista mute de un régimen totalitarista
a uno militar y después, a lo que dicten las cúpulas priistas y panistas.
Las
nuevas generaciones de mexicanos, al parecer, desconocen el miedo, el temor y
el terror que pueden desatar las fuerzas armadas en contra de la población. Es
factible un control a través de la sola presencia de militares y no es necesario
que todo el pueblo este controlado pero si una buena parte del mismo para que
el Partido Revolucionario Institucional gane las elecciones del 2018. Un
porcentaje del 10% de los votantes es
suficiente para que el priismo siga vigente y mute en lo que quiera siempre y
cuando mantenga el poder político.
La
treta que usan los pristas de postular a José Antonio Meade como un buen
mexicano por medio de toda la parafernalia de hace 40 o 50 años tiene como fin
cegar a la población y hacerlo parecer como un buen candidato, dicen que hasta
culto es, quienes lo promueven. El discurso usado por Meade es el mismo que uso
Luis Echeverria, Miguel de la Madrid o Carlos Salinas de Gortari. Dice Meade
que hará de México una potencia, ignora, evidentemente que dicha palabra tiene
su origen en el término latín Potentia y que Aristóteles distingue como en
activa y pasiva y que es una fuerza para llevar a cabo la mutación en otro o en
sí mismo o la capacidad de sufrir una mutación por otro o por si mismo, la
capacidad de cambiar para bien antes que para mal y la capacidad de resistir cualquier
cambio.
Claro,
Pepe Toño, es político y no es obligado que sepa metafísica aristotélica pero,
sin embargo, nos lo presentan y se presenta como culto; entonces debemos
ponerlo a prueba para saber si lo es o no. Ahora bien, Meade debería conocer la
relación entre potencia y acto. No puede haber acto sin la potencia. Pasar de
ser mera potencia a ser acto. Las semillas contienen en potencia lo que
eventualmente serán, flores, verduras, árboles frutales o lo que ya está
contenido en las semillas como potencia.
En
este sentido el priismo no está mutando en bien sino en su propia línea del
mal. Otra génesis diversa a la aristotélica y que acabamos de ver. El PRI es
incapaz de mutar hacia algo bueno, su simiente esta desde su inicio podrida y
de lo podrido no puede venir algo sano, de lo torcido no puede surgir lo recto,
el priismo no tiene la potencia para mutar hacia lo bueno pero si de presentar
apariencias engañosas como esta elección de su virtual candidato hacia la
presidencia de la república.
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