lunes, 21 de marzo de 2016

MÉXICO REPUBLICANO Y MONÁRQUICO




México ha estado en constante lucha por definirse como una monarquía o como una república. Al pronto mi aseveración parecerá descabellada, increíble; con todo, no es así. En toda la Colonia la forma monárquica prevaleció con tintes de corrupción y desacato de las leyes. Esto bien podría resumirse en la siguiente frase: Cúmplase pero no se observe. Eso es indefinición.

Después de la independencia, no se sabía si México sería una monarquía o una república y surgió el imperio con Agustín de Iturbide quien cayó y se instauro la república; sin embargo,  el deseo de que, México fuera una monarquía estaba en las cabezas de los conservadores; quienes sin más, se aliaron a Maximiliano para imponer un gobierno de nobles. Estaba gobernando la republica Benito Juárez, la mente más preclara y dueño de la acción política más efectiva de todos los tiempos de la república mexicana, porque supo consolidar el Estado mexicano. Sorteo con éxito las amenazas exteriores e internas con maestría sin par, encabezando un grupo compuesto de verdaderos patriotas. Esto sin soslayar los errores cometidos y que no se pueden ocultar.

Entre los que, estaban en ese grupo se encontraban: Justo sierra, Guillermo Prieto, Porfirio Díaz, Mariano Arista, Ignacio Comonfort, Ignacio Manuel Altamirano, Miguel Lerdo de Tejada, Manuel Doblado, Sebastián Lerdo de Tejada, Francisco Zarco, Santos Degollado e Ignacio Ramírez entre otros. Se puede seguir la historia mexicana para contrastar los grupos surgidos en las diferentes épocas y ver los alcances de cada grupo.

Si se contrasta el grupo que encabezaba Juárez, con el presente grupo en el poder, en definitiva no tiene que hacer al lado de aquel. Son por lo pronto dos posiciones totalmente antagónicas. A Juárez le correspondió hacer saber al mundo que, el Estado mexicano era una republica soberana. La muerte de Maximiliano fue el símbolo de esa soberanía republicana. Así surgió México en la escena internacional.  En lo interno se dividió el Estado civil del Estado eclesiástico y el gobierno mexicano asumió las actividades respecto a la vida de las personas en el ámbito civil: registro de nacimientos, casamientos y defunciones. Estas solas acciones merecerían y merecen el reconocimiento de las generaciones siguientes hacia el gobierno de Juárez.

El momento actual ya no se le puede pedir al gobierno en turno acciones soberanas sino por lo menos legitimidad (el reconocimiento del pueblo) y legalidad (estar apegadas las conductas del gobierno a las leyes), esto no ocurre por casi ningún lado. La corrupción proviene directamente de la residencia oficial del gobierno federal. El símbolo de la corrupción y de la impunidad lo es ese mismo gobierno.

Los contrastes no pueden ser más claros. El gobierno de Juárez, le correspondió la consolidación de la republica soberana; al actual la destrucción de esa república y la instauración de una monarquía maquillada de república y de democracia. No es que, ahora se haya generado esta monarquía bastarda, no, ya se había gestado desde hace tiempo pero, ahora se manifiesta con mayor fuerza. Todos los partidos políticos han contribuido a la construcción de una clase noble revestida de formas republicanas pero francamente de fondo monárquica.

Al actual gobierno a lo menos se le debería pedir que gobernara y pusiera coto a las trasnacionales en su paso de rapiña; sin embargo, después de ser impuesto por una televisora, esto no es posible y el gobierno en turno solo está de Gerente General de las grandes empresas, quienes son las que verdaderamente gobiernan. }

Al gobierno de Juárez no lo cegó el poderío de los franceses ni las insidias de los conservadores panista de aquellos tiempos; al gobierno actual se segó totalmente con la adquisición sospechosa de casas y otros bienes, bien supieron las trasnacionales maicear (engañar) al presidente y gabinete, que no tienen otra misión ordenada de vender todo lo público a precio de cochera y desentenderse de gobernar.

Por todo ello se debe dar a cada cual lo que merece sin hacer caso al descocado que, con toda trompetería manifiesta ser el mejor presidente (Fox) de toda la historia de México, incluyendo a Juárez.

Ya no tenemos patriotas, ya no somos patriotas. En consecuencia, los ciudadanos deben intervenir directamente en la política e imponerle su propio sello al gobierno. Esto, tratando de quitar las malas hierbas que se han revestido de “independientes”. La ciudadanización de la política es inevitable. A menor intervención del gobierno en la rectoría de la economía y el desastroso actuar de los políticos tradicionales y la liberación del gobierno de las obligaciones de los derechos alcanzados con el Estado de bienestar: derecho al trabajo, a la educación, a la salud, a las pensiones, a vivienda, no queda otra vía que la ciudadanización de la política.

El Liberalismo económico liberó a los siervos de la nobleza, el Neoliberalismo liberó a los gobiernos de sus obligaciones tradicionales ya señalados. El individuo moderno se híper individualizó con el Estado híper moderno. Ahora el individuo esta mas solo, más libre pero más inseguro de su futuro. La seguridad obtenida con el Estado moderno se terminó no queda otra vía que, actuar cada quien con sus propias fuerzas para obtener lo necesario para vivir, sobrevivir o pervivir.


Y, en medio de todo esto una clase política y rica comportándose como verdaderos nobles sin ningún interés por los gobernados a pesar de sus discursos huecos, sin sentido. Claro el pueblo tiene su cuota de responsabilidad. Es evidente que, ahora, por la híper individualización, es mucho más difícil la unión del pueblo para intervenir en la política y todavía las viejas formas de hacer política siguen rigiendo. Tiempos de construcción de un nuevo Estado en medio de la crisis económica y política. Definir lo indefinido. Amen.


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