El
gobierno de Peña Nieto le hace un homenaje a Fernando Solana, personaje auténticamente
de cuño priista. Es lamentable dicho acto y solo nos queda verlos con ojos
ceñudos. Ese funcionario nunca trabajo en el sentido estricto de la palabra. Claro
debemos separar a la persona privada del funcionario público. A la persona la
debemos respetar absolutamente, sería muy bochornoso y un desatino que no fuera
así; sin embargo, al funcionario público lo debemos cuestionar por las razones
ya conocidas, de ser un producto del régimen autoritario.
El
gobierno actual ha socavado y tirado al olvido los logros alcanzados en el
rubro social y ahora, pretende erigir ídolos emanados del poder político;
evidentemente no pasaran la prueba del juicio popular, debido a sus
inconsistencias. Imagino que secretamente, este gobierno se auto alaba con este
tipo de actos. ¿Quién les va a creer que estos ídolos de papel van a servir de
incentivo para el pueblo?. Menos cuando es el gobierno quien los trata de
elevar.
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