Se
me ha reprochado duramente por algunos amigos y personas cercanas el hecho de
escuchar música de Richard Wagner. Alegan que su música está basada en mitos de
origen ario y que dicho arte fue utilizado por el Tercer Reich para sustentar
su racismo genocida. Si Hitler viviera y supiera que escuchas la música de
Wagner seguramente te enviaría a los hornos. No dudo que tengan razones de peso
para endilgarme semejantes argumentos. Sin embargo, me parece que esos
prejuicios son tan ridículos como los que esgrimían los nazis. No soy religioso
y eso no ha sido obstáculo para estudiar en lo posible el arte llamado sacro.
Los
prejuicios de superioridad de “raza” han fracasado en todos los ámbitos que se
han puesto a prueba. Seria largo e
inútil enumerar dichos fracasos que por demás están a la luz pública. Por mi
parte, en este contexto, solo conozco una raza: la humana e infinidad de
enfermos prejuiciados. Seguiré escuchando música de Wagner aunque haya sido
acogida por los racistas para sus fines. En fin, los racistas son ellos no el
suscrito.
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