La
vieja moral basada en el bien y el mal imaginarios predomina hoy todavía en la mayoría
de los pueblos. No se agota su encanto de promesa de un más allá bueno y de un
infierno malo. La promesa de recompensa y el castigo después de la vida a
sujetado a las clases bajas a la condición de sirvientes sin voluntad. Hoy día
se puede ver la profundidad con que se inculca la moral religiosa en los seres
humanos desde la niñez hasta la muerte, tanto por los sacerdotes y por los
padres de familia, al punto de torcer la realidad que no importa ya cuanto se
batalle contra las invenciones, las ficciones, lo imaginario y las falsedades,
el caído en este pantano de mentiras no tendrá casi ninguna oportunidad de redención,
de salvación.
Ante
la pérdida de la mínima de siervos la iglesia le impuso al anterior Papa la
tarea de sujetar a los disidentes a través de una larga vida de pastoreo de nación
en nación y de Estado a Estado. Se le endilgo el bonito membrete de “El Papa
viajero” y los ingenuos creyeron que solo se trataba de viajes de una santidad y
lo siguen creyendo, cuando la realidad es que viajaba más como político y después
como gerente de una empresa que reditúa buenas ganancias.
Ahora
bien, ante el empuje de la sociedad hacia la liberación de la vida de los
dogmas religiosos, la iglesia se volvió más radical y anuncio el nombramiento
de un Papa tan conservador como los Papas de la Edad Media. En efecto, los
sacerdotes se volvieron más radicales, volviendo a los valores de la defensa de
la vida a ultranza, a la promesa de una vida eterna y feliz por toda una
eternidad si se siguen falsedades (vida eterna, felicidad eterna, un más allá
etc.) y una vida de tormento eterno (infierno con sus tormentos espantosos,
dolor sin descanso, etc). Todo ello a cambio de una vida material llena de crímenes,
excesos, lujos insultantes e impunidad para los sacerdotes. Esa es la moral
cristiana.
Mientras
el ser humano no cambie sus valores basados en cosas falseadas por valores
basados en la realidad seguirá tan sujeto a criminales de todo tipo y su vida
en la vileza y el error fatal del sin sentido.
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