Desde
antes que los priistas volvieron al gobierno de la República (Cosa
Publica), decían que ellos si sabían gobernar
en contraste con los dos gobiernos panistas. El primero una mezcla de santurronería,
loca ingenuidad, corrupción y falta de realidad; el segundo, una amalgama de
rabiosa furia desenfrenada por la muerte, corrupción, ilegalidad, falta de
legitimidad y loca egolatría. Ambos gobiernos con una fijación por imponer el
Humanismo Cristiano como distintivo de sus gobiernos. Cosa mal parida resultó
de ello.
Ahora,
los priistas vierten toda su experiencia y sagacidad para sortear los problemas
nacionales y, a la manera de antípodas del Rey Midas (Todo lo que tocaba lo convertía
en oro), todo lo que tocan lo truecan en estiércol. Es verdaderamente asombroso
e indignante ver como los priistas juegan con los hechos, con el Estado de
Derecho, con los bienes nacionales, con la racionalidad y la realidad misma.
Tienen
como misión principal la aplicación de nihilismo (la negación de todo valor,
de todo ideal, de toda tradición, de
toda racionalidad, de todo principio) como modelo de gobierno a efecto de
seguir imponiendo el modelo neoliberal en el Estado mexicano. Con la banalización
y mentira de los hechos ocurridos en la torre B2 de Pemex lo que pretenden es,
hacer creer a la gente que hace falta inversión privada para que no ocurran más
desastres como este.
Desde
que asumieron los priistas el gobierno federal no han disminuido las cargas
brutales para el pueblo por el contrario se han agudizado. Quieren vaciar de
contenido los valores que los mexicanos tienen para poderlos manipular. Quieren
que todo principio de democracia quede en entredicho para imponer un gobierno despótico
en un paradigma intocable. Quieren hacer creer que los pocos bienes (pero de
gran importancia) que le quedan a la nación mexicana no merecen la pena
seguirlos manteniendo bajo el poder del pueblo. Con explicaciones del porque
este gobierno es fallido quieren mantener la mentira de que estamos bien. No
podemos estar bien cuando los gobernantes no se ajustan a la voluntad soberana
del pueblo y por el contrario se han
convertido, de mutuo propio, en viles
mercaderes de los bienes nacionales. Se han convertido en en sirvientes a la
carta de la iniciativa privada nacional y extranjera.
Si
la nación mexicana no cree ya en sus valores, en sus ideales, en sus
tradiciones, en sí misma es más fácil someterla a la manipulación para "dejar
hacer y dejar pasar" a un grado inimaginable; con el único objetivo de aumentar a
un grado superlativo el grado de consumo de
los mexicanos, es decir, de convertir totalmente a las personas en meros
consumidores. Para ello impusieron a una persona ignorante, inculta que de
momento a momento muestra públicamente no tener la mínima idea de lo que es, la
realidad. Pobre hombre, vive entre brumas de todos matices sin lograr siquiera
acertar que es la punta de su nariz. Mientras los comerciantes nacionales
superan con creces a Santana, antaño nuestro mejor vendedor.
La
divisa del neoliberalismo, y que gozosos han adoptado los priistas es: "Solo en el consumismo tiene sentido la vida, fuera
del consumismo no tiene sentido siquiera pensar”.
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