domingo, 12 de abril de 2020

NUEVO ORDEN MUNDIAL


NUEVO ORDEN MUNDIAL

 

No estoy seguro de que ya exista un Nuevo Orden Mundial, porque precisamente estos momentos obligan a pensar en una nueva forma de vida. El golpe que ha recibido el Neoliberalismo a nivel mundial no puede dejarse pasar por su importancia. El coronavirus, sin ser tan mortal paralizó al mundo, incluyendo a la economía global y desnudó que, se gastan miles de millones de dólares en armamento, en política en religiones sin importar mucho a los gobernados, los pobres y fieles de las religiones. Es muy significativo que, sean los ricos, los gobernantes y los líderes religiosos que representan a las élites dominantes los que carguen con este descrédito por su pobre actuación ante este mal.


Los Estados Neoliberales han sido incapaces de responder ante esta enfermedad, la falta de comida, seguridad, todos sus derivados o males ya existentes. Los ricos que han acumulado, legalmente, riquezas de manera ilimitada han sido pasivos como si vieran un espectáculo que no les incumbiera. Y, los líderes religiosos han quedado con un descrédito por no aportar lo mínimo de las riquezas monetarias, de inmuebles o inversiones que han logrado a través de cientos de años.

 

¿Debe el género humano seguir con el Estado débil, las trasnacionales inmensamente ricas y con religiosos que lo único que hacen es rezar?. Es evidente que no, se deben pensar nuevos esquemas de gobierno, económicos y religiosos. No se debe seguir invirtiendo en política para tener gobiernos que fungen más como gerentes de las trasnacionales que imponen leyes a modo para seguir acumulando riquezas sin límites y sin ninguna responsabilidad social. En el rubro religioso no se debe seguir permitido que sigan engañando a los pueblos con sus grandes tentáculos de trasnacionales líderes en la acumulación de riquezas sin el pago de impuestos ni responsabilidad para con sus feligreses en todo el mundo que todos los días aportan dinero sin recibir más que engaños.

 

Sería un error dejar seguir la vida como hasta ahora con las imposiciones del Estado, de las trasnacionales y de las religiones. En lugar de ser activos dinámicos que, trabajen en las debilidades estructurales y de fondo en cada uno de los ámbitos que les correspondan, se han vuelto cargas pasivas, alejadas de la realidad de las mayorías. ¿Pueden, líderes políticos, dueños de las trasnacionales y dirigentes religiosos vivir en contra de las mayorías?. Evidentemente que no hay una codependencia pero sin responsabilidad de los que dirigen. No basta llegar al poder político para gobernar para unos cuantos, ni acumular riquezas de manera ilimitada y, ocultarse en las sociedades anónimas, la riqueza no se puede ocultar y, no basta con rezar y unirse alegremente a la fiesta irresponsable de la acumulación ilimitada de riqueza<s pues eso es lo que priva entre empresarios y religiosos.

 

Hasta ahora las religiones han ostentado el monopolio de la bondad, del amor que son utilizados como anzuelos para atraer y atrapar a las masas. ¿Es posible ser buenos sin religión alguna?. No solo es posible sino que existen personas que no les hace falta el castigo o la recompensa de la metafísica religiosa para comportarse bien y amar al próximo; esto, evidentemente es combatido por las religiones pues se les iría acabando el negocio y ¿de qué vivirían?, ¿de dónde sacarían tanta riqueza si no fuera de las masas enajenadas?. Con todo, es necesario que a lo menos haya diversas opciones de formas de vivir moral y éticamente.

 

En este mismo contexto se pude gobernar de manera diferente y se puede ser empresario y vivir no únicamente de la acumulación de dinero y cosas materiales pues con tales prácticas han echado al Dios cristiano del escenario de la vida sin ofrecer otra cosa que no sea vida sin moral ni ética ya no dependiendo del cristianismo sino del Humanismo.

 

Finalmente, se debe decir que, masas no están exentas de participar y ser responsables de la realidad pues un modelo económico, político o religioso no se impone así como así sin que, los pueblos participen ya sea pasiva o activamente y en ambos casos no se puede eludir dicha responsabilidad. Las mayorías no deben seguir con considerarse como víctimas de las clases dirigentes pues precisamente pueden incidir en la realidad cambiar la balanza.   



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