México ha estado en
constante lucha por definirse como una monarquía o como una república. Al
pronto mi aseveración parecerá descabellada, increíble; con todo, no es así. En
toda la Colonia la forma monárquica prevaleció con tintes de corrupción y
desacato de las leyes. Esto bien podría resumirse en la siguiente frase:
Cúmplase pero no se observe. Eso es indefinición.
Después de la
independencia, no se sabía si México sería una monarquía o una república y
surgió el imperio con Agustín de Iturbide quien cayó y se instauro la
república; sin embargo, el deseo de que,
México fuera una monarquía estaba en las cabezas de los conservadores; quienes
sin más, se aliaron a Maximiliano para imponer un gobierno de nobles. Estaba
gobernando la republica Benito Juárez, la mente más preclara y dueño de la
acción política más efectiva de todos los tiempos de la república mexicana,
porque supo consolidar el Estado mexicano. Sorteo con éxito las amenazas
exteriores e internas con maestría sin par, encabezando un grupo compuesto de
verdaderos patriotas. Esto sin soslayar los errores cometidos y que no se
pueden ocultar.
Entre los que,
estaban en ese grupo se encontraban: Justo sierra, Guillermo Prieto, Porfirio
Díaz, Mariano Arista, Ignacio Comonfort, Ignacio Manuel Altamirano, Miguel
Lerdo de Tejada, Manuel Doblado, Sebastián Lerdo de Tejada, Francisco Zarco,
Santos Degollado e Ignacio Ramírez entre otros. Se puede seguir la historia
mexicana para contrastar los grupos surgidos en las diferentes épocas y ver los
alcances de cada grupo.
Si se contrasta el
grupo que encabezaba Juárez, con el presente grupo en el poder, en definitiva
no tiene que hacer al lado de aquel. Son por lo pronto dos posiciones
totalmente antagónicas. A Juárez le correspondió hacer saber al mundo que, el
Estado mexicano era una republica soberana. La muerte de Maximiliano fue el
símbolo de esa soberanía republicana. Así surgió México en la escena
internacional. En lo interno se dividió
el Estado civil del Estado eclesiástico y el gobierno mexicano asumió las
actividades respecto a la vida de las personas en el ámbito civil: registro de
nacimientos, casamientos y defunciones. Estas solas acciones merecerían y
merecen el reconocimiento de las generaciones siguientes hacia el gobierno de
Juárez.
El momento actual
ya no se le puede pedir al gobierno en turno acciones soberanas sino por lo
menos legitimidad (el reconocimiento del pueblo) y legalidad (estar apegadas
las conductas del gobierno a las leyes), esto no ocurre por casi ningún lado.
La corrupción proviene directamente de la residencia oficial del gobierno
federal. El símbolo de la corrupción y de la impunidad lo es ese mismo
gobierno.
Los contrastes no
pueden ser más claros. El gobierno de Juárez, le correspondió la consolidación
de la republica soberana; al actual la destrucción de esa república y la
instauración de una monarquía maquillada de república y de democracia. No es
que, ahora se haya generado esta monarquía bastarda, no, ya se había gestado
desde hace tiempo pero, ahora se manifiesta con mayor fuerza. Todos los
partidos políticos han contribuido a la construcción de una clase noble
revestida de formas republicanas pero francamente de fondo monárquica.
Al actual gobierno
a lo menos se le debería pedir que gobernara y pusiera coto a las
trasnacionales en su paso de rapiña; sin embargo, después de ser impuesto por
una televisora, esto no es posible y el gobierno en turno solo está de Gerente
General de las grandes empresas, quienes son las que verdaderamente gobiernan.
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Al gobierno de
Juárez no lo cegó el poderío de los franceses ni las insidias de los
conservadores panista de aquellos tiempos; al gobierno actual se segó
totalmente con la adquisición sospechosa de casas y otros bienes, bien supieron
las trasnacionales maicear (engañar) al presidente y gabinete, que no tienen
otra misión ordenada de vender todo lo público a precio de cochera y
desentenderse de gobernar.
Por todo ello se
debe dar a cada cual lo que merece sin hacer caso al descocado que, con toda
trompetería manifiesta ser el mejor presidente (Fox) de toda la historia de
México, incluyendo a Juárez.
Ya no tenemos
patriotas, ya no somos patriotas. En consecuencia, los ciudadanos deben
intervenir directamente en la política e imponerle su propio sello al gobierno.
Esto, tratando de quitar las malas hierbas que se han revestido de
“independientes”. La ciudadanización de la política es inevitable. A menor
intervención del gobierno en la rectoría de la economía y el desastroso actuar
de los políticos tradicionales y la liberación del gobierno de las obligaciones
de los derechos alcanzados con el Estado de bienestar: derecho al trabajo, a la
educación, a la salud, a las pensiones, a vivienda, no queda otra vía que la
ciudadanización de la política.
El Liberalismo
económico liberó a los siervos de la nobleza, el Neoliberalismo liberó a los
gobiernos de sus obligaciones tradicionales ya señalados. El individuo moderno
se híper individualizó con el Estado híper moderno. Ahora el individuo esta mas
solo, más libre pero más inseguro de su futuro. La seguridad obtenida con el
Estado moderno se terminó no queda otra vía que, actuar cada quien con sus
propias fuerzas para obtener lo necesario para vivir, sobrevivir o pervivir.
Y, en medio de todo
esto una clase política y rica comportándose como verdaderos nobles sin ningún interés
por los gobernados a pesar de sus discursos huecos, sin sentido. Claro el
pueblo tiene su cuota de responsabilidad. Es evidente que, ahora, por la híper individualización,
es mucho más difícil la unión del pueblo para intervenir en la política y todavía
las viejas formas de hacer política siguen rigiendo. Tiempos de construcción de un nuevo Estado en medio de la crisis económica y política. Definir lo indefinido. Amen.