jueves, 20 de febrero de 2014

LA DESVENTAJA DE LAS IDEAS RADICALES NUEVAS



A  menudo, ocurre que las ideas imperantes son ya obsoletas pero por siguen operando en la realidad radical y se siente la ausencia de concordancia entre los establecido y las nuevas exigencias. La vida se estanca, se atrofia irremediablemente. Con todo, existen mentes perceptivas e intuitivas de las nuevas exigencias que prevén lo que las masas ignoran de puro nuevo, aunque lo tengan frente a sus narices y ante sus ojos.

Tal es el caso de Copérnico, que si bien no logro demostrar ni avanzar mas allá del modelo Ptolemaico si tuvo el atrevimiento de quitar a la Tierra, en su modelo planetario, como el centro. Aquellos que conocieron sus ideas lo tomaron como cosa curiosa, como una tontería, a lo más como una cosa estrafalaria. Tuvo que llegar Giordano Bruno y darle un empujón a la cosmología para que las cosas se pusieran interesante (Esto fuera de la muerte en la hoguera de Bruno). El Universo se volvió infinito, aunque solo en forma teórica.

La vida de Galileo se incrustó al principio fuera de la discusión sobre el geocentrismo (La tierra como centro del sistema planetario) y el heliocentrismo (El Sol como el centro), pero con la invención del telescopio su vida se encaminó al desastre. Sus observaciones de los planetas, la luna y el descubrimiento de “estrellas”, lo llevaron a publicar el Mensajero Estelar y Cartas sobre las Mancas Solares en donde da a conocer sus descubrimientos. Esto por si mismo no le hubiera acarreado problemas pero el luteranismo quebraba a la iglesia católica desde dentro y, entonces, la postura para la interpretación de las Sagradas Escrituras se volvió cosa monopólica de los dirigentes del catolicismo y de allí en adelante no se iba a permitir interpretación libre.

Las condiciones políticas, teológicas e históricas habían cambiado y la tolerancia que hasta entonces se había permitido a Copérnico  y en un principio a Galileo se había terminado. Si la tierra era quitada del centro del sistema, entonces, el diseño divino era una mentira. Por otro lado, la Física de Aristóteles y el modelo geocéntrico de Ptolomeo reinaban. El escenario para el desastre personal de Galileo estaba listo.  

Toda idea radicalmente contraria al staus quo debe luchar en los ámbitos mas importantes. Claro que son sus creadores o impulsores los que padecen las consecuencias de estos periodos de crisis. Es bien sabido que Copérnico no tuvo la censura y juicio al que fue sometido Galileo; claro, el primero solo postulo el sistema planetario heliocéntrico, el segundo estaba decidido a probarlo. El reinado de la iglesia se veía amenazado y paso lo que paso.

En la actualidad se siente una profunda crisis. Políticos, gobernantes y las masas siguen hablando de la modernidad como si tal época no hubiera muerto ya hace mas de cien años. El Estado es incapaz ya de ser acorde a las exigencias de la naciente realidad radical peo se niega a morir. Y, se niega a morir porque no hay un nuevo instrumento que lo sustituya. Amen de que gobernantes y políticos se sienten cómodos dentro de ese caparazón. Pero, también los pueblos se siente cómodos dentro del Estado, solo piden como Miguel Hidalgo, ¡Qué muera el mal gobierno!.

A lo menos necesita una reforma profunda el Estado. Las relaciones entre este, el pueblo, las grandes trasnacionales de capital privado y los recursos de todo tipo asi como la producción de bienes y prestación de servicios es ya de otro cuño. Sin embargo, el Estado con su andar de anciano avanza lentamente ocupado mas en su propia subsistencia que en ser el medio que legisle, medie e imparta justicia entre los sujetos relacionados jurídica, comercial o socialmente.


Por lo pronto, el Estado y demás instituciones que rigen la vida impiden a las masas cambiar de gustos, de ideas radicales y encaminar la vida en otro derrotero. Quizá, las nuevas ideas políticas y de otra índole deban esperar un cambio radical fuera de ellas para dejar de estar montadas en el aire con apariencia de tonterías y esperar su montura de batalla y cabalgar briosas hacia su encuentro, hacia su plenitud. Eso no sin antes que se pase al patíbulo del descredito a algunos.  

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