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EL COLAPSO DEL VIEJO
RÉGIMEN PRIISTA
Los
políticos comunes y corrientes llenos de ignorancia y soberbia junto con los
analistas nacionales e internacionales nos cuentan la caída del viejo régimen priista
con demasiado maquillaje entre la niebla de los hechos. Pero, basta con ver los
hechos de 1984 a 2018 para darse cuenta de que, fueron los propias cupulas del
Partido Revolucionario Institucional (PRI), del Partido Acción Nacional (PAN) y
del Partido de la Revolución Democrática (PRD), todos en grados diverso quienes
socavaron gradualmente el sistema de creencias del viejo régimen hasta dejarlo inútil.
El Estado mexicano había logrado cierto grado de bienestar para los gobernados.
Ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas para descansar. Había
toda una gama de institutos para proveer de vivienda, salud, préstamos, créditos
y había derechos laborales. El campo tenia toda una serie de programas para
ayudar a los campesinos. Estos dos grandes sectores del PRI estaban protegidos
y al resto no le iba mal, aunque los problemas sobre pobreza estaban al orden
del día.
La presión
que, ejercieron el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, los gobiernos
de Margaret Thatcher y Ronald Reagan sobre los Estados Unidos Mexicanos para
imponer gradualmente fue tal que, se impuso por etapas. Se abandonaba poco a
poco el nacionalismo y se adoptaba el Neoliberalismo. La venta de todos los
bienes y servicios del Estado mexicano con la mayor corrupcion e impunidad
posible se puso en marcha. El PRIAN dominaba los tres órganos del Estado. El
ejecutivo, el legislativo y el judicial. Cada uno de ellos hacia su trabajo
coordinado con los dos restantes. El ejecutivo iba a la cabeza de las privatizaciones,
el legislativo hacia leyes a modo y el judicial respaldaba todo el negar el
derecho al pueblo. No faltaron las manifestaciones de todo tipo, pero entonces entró
la fuerza del Estado a sofocar toda resistencia. La represión se extendió a
todos los inconformes. La violación a los derechos humanos existía, pero no se
investigaba y menos se castigaba.
Sin
embargo, el descontento crecía paulatinamente. En 1988 se consumó un fraude
electoral no solo en las urnas sino en toda la narrativa gubernamental al
tratar de convencer a los gobernados de la inexistencia de tal fraude, pero el
efecto fue contrario. Con el tiempo fueron perdiendo gubernaturas, municipios y
el corazón de México el Distrito Federal y el congreso general. La oposición encabezada
todavía por el PRD se colaba por todos los poros del cuerpo avejentado del
PRIAN. Sin embargo, las cupulas del PRIAN llenas de soberbia no repararon en
tales fenómenos y con singular alegría se cedían uno al otro el poder público
sin darse cuenta del cambio de realidad. El Neoliberalismo al cual servían había
traído ciencia y tecnología. Computadoras, Lap Tops, Tabletas, celulares y las
redes sociales fueron tomadas como forma de comunicación, de organización y
como armas de combate por el pueblo. El resultado fue insospechado e inédito el
viejo régimen se resquebrajaba por todos lados victima de los propios partidos,
el PRIAN.
Las
cupulas del PRIAN intuyeron su mal y reclutaron al PRD, al partido al que le habían
matado alrededor de 600 militantes. Al inicio lograron su objetivo al lograr
imponer la “Reformas estructurales”, pero no sabían a que precio. Un pueblo
politizado se erguía por fin como soberano y tomó como ariete al Movimiento de Regeneración
Nacional (MORENA). En este momento todavía pensaban las cúpulas sacerdotales, económicas
y sociales poder controlar los daños y al pueblo. Eso fue un error fatal. Caminaban
en arenas movedizas con pies pequeños.
Y, llegaron
las elecciones del 2018 y todo se derrumbó no por el poder de MORENA, sino por
el poder soberano del pueblo. El oficialismo esperaba el golpe de MORENA y recibió
el letal golpe demoledor del pueblo. El átomo indivisible se había dividido. La
dictadura perfecta que, había definido Mario Vargas Llosa se hacia pedazos en
medio de una algarabía. Había empezado la muerte de toda una época. Nunca más brillaría
el PRIANRD. No le quitamos un ápice a todos los lideres de izquierda ni a sus ideólogos,
pero esto va más allá de eso. El pueblo mexicano se había vuelto adulto,
soberano. El PRIANRD se hizo el Hara Kiri y el pueblo hizo su trabajo
demoledor. Les guste o no.
El
PRIANRD se suicidó públicamente, pero se nos cuenta otra historia, Fue el
pueblo soberano quien puso orden y seguirá poniendo orden si sigue como
soberano. Andrés Manuel López Obrador se sorprendió por el margen por el cual ganó
y eso lo hizo el pueblo. Decía, benditas redes sociales, bendito pueblo sabio,
y yo digo, soberano. No vamos a dar marcha atrás.