LA BÚSQUEDA DE UNA
MEJOR VIDA. UN MEJOR ESTADO. UNA DEMOCRACIA REAL Y EFECTIVA
La
vida siempre ha sido dura y difícil y ese ha sido el suelo donde los seres
humanos hemos fincado las bases para iniciar la búsqueda de la forma de vivir
mejor. Iniciamos esta búsqueda con el materialismo ingenuo. Su mejor
representante lo es Aristóteles. Esto no significa, en modo alguno, dejar de
apreciar el genio de este filósofo. La segunda navegación filosófica se inicia
con René Descartes y su idealismo. La tercera aventura, según José Ortega y
Gasset, es el raciovitalismo. No estoy seguro de esto, pero estoy seguro de
que, a pesar de haber extendido Stephen Hawking el acta de defunción de la
filosofía, esta sigue siendo necesaria para nuestro bien pensar y la vida
misma. Un pueblo sin filosofía es un pueblo sin estrella polar, sin futuro.
Han
pasado muchos años desde la propuesta de John Locke sobre una mejor forma de
gobernar. Propuso la “División de Poderes”, de él, es la idea original. Con
todo, fue con Montesquieu, el triunfo de este modelo fundamental del Estado
moderno. Han pasado 275 años de la publicación de su obra conocida como “El
espíritu de las Leyes”, aunque su nombre es mucho más grande. Ese hecho
extraordinario surgido de muchas cabezas preclaras y de una época que precede a
la “revolución francesa”, (1789), nos legó una forma de vivir dentro del Estado
moderno.
La
idea de la “División de poderes”, ha hundido tanto sus raíces en las mentes
tanto de políticos como de los pueblos al grado de quedar como un dogma casi
absoluto. La idea principal ha sido modificada por la necesidad real. Las
condiciones de la vida han obligado a los políticos ha modificar esta idea y
sus derivados como los pesos y contra pesos del poder, de tal manera, de quedar
rebasada la idea original, pero sin ideas claras y correctas.
Los
intelectuales mexicanos han dejado de la lado la actividad primaria de pensar
para subordinar el pensamiento a la realidad del Estado mexicano. De esta
manera han hecho “Teorías” y obras para explicar el funcionamiento del Estado
mexicano imponiendo con ello los errores de la “División de poderes”, evitando
con esto el avance de la democracia. Otro tanto ha hecho la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. En sus tesis jurisprudenciales han repetido en el mismo
sentido este error fundamental. En suma, hacen falta pensadores, filósofos,
juristas, sociólogos, políticos y un pueblo; todos necesitados de hacer una
senda en búsqueda de mejorar el Estado Hípermoderno en México o seguiremos
construyendo una democracia de facto, pero sin sustentos verdaderamente
filosóficos y con falta de razón.
La
falta de verdaderos filósofos y de otro tipo de profesionales han permitido la
entrada de literatos y poetas a tratar el tema de la mejor forma de gobierno;
esto en pleno dominio del totalitarismo priista. No son menores los nombres de
los participantes en los debates sobre el comunismo y el neoliberalismo pues
tenemos a Octavio Paz y Mario Vargas Llosa secundados por enrique Krauze en
1990 en donde la noticia fue lo dicho por el segundo de los nombrados, al decir
que, el gobierno del Partido Revolucionario Institucional constituía “Una
dictadura perfecta”.
En
este tipo de debates vemos a dos grandes literatos, ambos ganadores del premio
Nobel de literatura. El primero, en 1990 y el segundo, en 2010. A los dos no se
les puede regatear ningún mérito en literatura, pero cuando entran a un campo
diverso del saber dan tumbos y palos de ciegos. El tema para tratar, en ese
debate, era tratar el tema de “Europa del Este” y Mario Vargas Llosa se decantó
por tratar la política mexicana como una dictadura. En un análisis riguroso
este par de genios de la literatura no llegan a tratar siquiera la ideología
neoliberal ni la del socialismo real. El resultado de todo esto fue un
desastre. Ambos no estaban capacitados para entrar a un mundo diferente y sin
las armas adecuadas para enfrentar los temas de la política y el Estado entre
otros. Simplemente fueron inoperantes. La prueba es que seguimos tan faltos de
una buena teoría del Estado mexicano como entonces.
Ahora
bien, esa búsqueda por mejorar la vida y en especial de los mexicanos no solo
no se ha agotado, sino que, ha brotado con tal fuerza que, ha derrumbado casi
un siglo de una parálisis casi total de la vida de la nación mexicana. 2018 fue
el punto de hacerse presente el pueblo en la escena política ya no como simple
votante sino como determinante de la política y eso es extraordinario. Se debe
ahondar en esta verdadera democracia. Pero hacen falta verdaderos intelectuales
que, vayan sistematizando las ideas políticas para innovar en la estructura del
Estado mexicano y la democracia sin excluir a las minorías. Por el contrario,
ese es uno de los grandes retos, incluir a los marginados por tantas décadas.
No puede haber una reconciliación nacional como lo proponen Ricardo Monreal y
Santiago Creel sin la inclusión real y efectiva de los más pobres a un proyecto
nacional. No se puede pedir reconciliación nacional mientras se ostentan
cargos, uno tras otro, con grandes ganancias económicas y sociales mientras el
resto lucha por sobrevivir día a día.
En
este contexto, véanse los desatinos que ha tenido y seguirá teniendo Mario Vargas
Llosa en el tema político. El 8 de abril de 1990 Vargas Llosa superó en la
primera vuelta a Alberto Fujimori, pero terminó perdiendo. En la política el
triunfo se le ha negado al escritor de una forma apabullante. En las elecciones
de Argentina en 2019 dio su apoyo a Mauricio Macri y ganó Alberto Fernández; lo
mismo pasó en Bolivia en 2020, simpatizó con Carlos Meza, pero ganó Luis Arce;
en Perú en 2021 apostó por Keiko Fujimori, quien perdió con Pedro Castillo; en
2021 en Chile creyó que, ganaría José Antonio Kast y perdió contra Gabriel
Boric. Todo esto sin contar con sus escándalos personales como el de los
Pandora Papers. Todo esto nos muestra que, el genio de la literatura es un
desastre en la política. Y lo que se diga de Vargas Llosa se aplica con matices
a Octavio Paz y, a cualquier intelectual de la derecha mexicana como Enrique
Krauze.
En
efecto, el campo de la literatura es uno y el de la política otro. No debemos
dejarnos deslumbrar por el genio de escritores ni poetas, pues son claras sus
limitaciones en el momento en que, abordan la política. Al no tener mas que, su
fama, pero estar exentos de la capacitación académica y practica del tema
político caen en inexactitudes por carecer de los métodos correspondientes y la
profundidad necesaria. Seguimos igual de menesterosos en este tema. Hace falta
estudiar, pensar y proponer una nueva estructura del Estado mexicano.
Hasta
ahora los que, han gobernado con el sistema neoliberal o socialismo real no nos
han proporcionado un Estado o forma de vida adecuada para la mejor convivencia
humana. Ha fracasado tanto el neoliberalismo como el socialismo real. Esto no
debe llevarnos a la desesperanza pues como seres humanos tenemos la imperiosa
necesidad de buscar la libertad, la justicia, la legalidad y la democracia,
ambas reales y efectivas para una mejor convivencia entre los seres humanos y
eso solo puede ser posible en tanto el pueblo mexicano sea capaz de determinar
la política. En consecuencia, se debe terminar con el viejo régimen, construir
uno nuevo siempre teniendo presente los peligros de la democracia.