jueves, 23 de febrero de 2023

LA DIVISIÓN DE PODERES COMO INSTRUMENTO DE PODER SOBRE EL PUEBLO

 

LA DIVISIÓN DE PODERES COMO INSTRUMENTO DE PODER SOBRE EL PUEBLO

 

La llamada teoría de la “División de poderes” fue un intento de John Locke por estructurar el Estado moderno, pero fue Charles Louis de Secondant, señor de la Brede y barón de Montesquieu quien aprovecho mejor tales ideas para darlas a conocer en su obra simplemente conocida como “El espíritu de las leyes” aunque el título del libro es mucho más largo. Bien; si le aplicamos la categoría de teoría a dichas ideas no llegan a conformar una verdadera teoría. Con la claridad de ser una teoría verificable positivamente en todos y cada uno de sus componentes.

 

Las ideas de la “División de poderes” de nuestros filósofos postula que a cada poder (órgano) le corresponde una y única función. Al ejecutivo le corresponde administrar los bienes nacionales, al legislativo hacer leyes y al judicial la impartición de justicia. Eso no ocurre en el Estado mexicano. Estas ideas traen aparejadas las ideas de pesos y contrapesos. Se dice hasta la saciedad que, si uno de los órganos abusa del poder uno o los dos restantes órganos ejercerían su poder para equilibrar el ejercicio del poder público. Eso no ha pasado en México. Durante todo el régimen priista y panista no existían esos pesos y contrapesos. Eran regímenes totalitarios pues sus tres órganos estaban bajo el control del presidente en turno.

 

La idea de que los órganos son “poderes” es un total desastre. Todos los abogados y estudiantes de derecho saben o deberían saber que, la Constitución General de la República esta constituida en dos partes, la dogmática en donde están casi todos los derechos humanos y la orgánica donde se encuentran los tres órganos de gobierno fundamentales. El ejecutivo, el legislativo y el judicial. Este error grave se ha instalado en la mayoría de las cabezas de quienes gobiernan y de los gobernados al grado de creer en ser dichos órganos soberanos. Suelen los integrantes de estos tres órganos decirse soberanos. ¿Cómo van a ser soberanos los titulares de los tres órganos?. Eso es falso. El único soberano lo es el pueblo ello establecido claramente en el artículo 39 constitucional. Los políticos mexicanos partiendo del error de la “División de poderes” han torcido aún más esta mala idea al grado de sentirse ellos mismos soberanos.    

 

En este mismo contexto, los órganos legislativo, ejecutivo y judicial no llevan a cabo una sola función pues a menudo colaboran entre si para llevar a cabo un acto. El nombramiento de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se lleva a cabo bajo la propuesta del presidente de la república (órgano ejecutivo) y son ratificados o no por el Senado (una parte del órgano legislativo). El Congreso hace leyes y el presidente las publica para su observancia. Con solo estos argumentos queda en evidencia la forma incorrecta de hacer política en los Estados Unidos Mexicanos y con ello debería dejarse estas ideas y extraer de la funcionalidad del Estado mexicano una nueva y verdadera teoría propia. A tal objetivo he llegado con mi obra “El Fin del Estado Moderno”. “El Fin de la División de Poderes”.

 

Esta llamada teoría sirvió únicamente para someter al pueblo mexicano durante décadas y llevarlo a una vida paupérrima, a la corrupcion de todo el Estado y la creación de una clase política corrupta a más no poder. El pueblo mexicano exhibió y demostró el lado flaco de estas ideas de la “División de poderes”, el uno de julio de dos mil dieciocho al tomar las acciones políticas para erigirse como el verdadero soberano y elegir a sus gobernantes. No hubo poder humano capaz de frenar la fuerza soberana del pueblo. Esto nos lleva a una evidencia y su consecuencia.

 

El pueblo evidenció saber de política y no dejar mas a los partidos políticos decidir en sus cúpulas la dirección y manejo del Estado mexicano (Población, territorio y gobierno). Se había estado simulando la democracia y esta era meramente representativa. Los ciudadanos eran visibles y necesarios cada tres o seis años en que había elecciones para luego desaparecer de la escena tres o seis años. Este tipo de democracia representativa es nefasta para el pueblo. Se debe pasar a la democracia directa con más plebiscitos, revocación de mandato u otras figuras políticas para asegurar que, el pueblo tenga los medios de decidir el manejo y rumbo del Estado mexicano.

 

La consecuencia es lo nefasto de las ideas de la “División de poderes” pues en todo caso solo los titulares de los órganos ejecutivo, legislativo y judicial son quienes deciden como gobernar sin importarles el verdadero soberano, el pueblo. En esto radica la importancia de que, el pueblo este politizado en el mayor grado para ejercer su soberanía y de esta manera someter a sus decisiones tanto a los tres órganos de gobierno como a las cúpulas de los partidos políticos. Es el gobierno quien debe temer al pueblo y no el pueblo tenerle temor al gobierno.

 

Debe quedar muy claro que, no son poderes sino órganos con facultades para realizar los trabajos esenciales del Estado mexicano. Los titulares de estos órganos no son soberanos. El único soberano lo es el pueblo. En consecuencia, los tres órganos no traen emparejados pesos y contrapesos para equilibrar el poder público. El único que, puede juzgar y, señalar la forma de gobierno y la dirección del Estado mexicano es el pueblo.


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