LA REVOLUCIÓN DE LAS CONCIENCIAS
Es
fácil engañarse en el saber general y también en el particular. Es muy
significativo que, gente pobre defienda el viejo régimen priista con una fe
ciega injustificable pues ha sido el Presidencialismo priista quien ha dejado a
muchas generaciones en la pobreza, tantas como a más de noventa con millones y
millones de pobres en extrema pobreza y con una forma de gobernar
totalitarista.
Toda
Latinoamérica adoptó la llamada teoría de la División de Poderes como
estructura fundamental del Estado y se piensa que, esta es la mejor formula para
gobernar. En México, en específico, se ha creado la ideología de tener este
sistema sus pesos y contrapesos en los tres órganos de gobierno (Ejecutivo,
legislativo y judicial). A cada acto de uno de estos órganos se le oponen uno o
dos de los restantes órganos y de esta manera se equilibra el ejercicio del
poder político. No hay forma mas engañosa que, esta. En el caso mexicano cuando
los tres órganos de gobierno pertenecen al mismo partido no hay esos pesos y
contra pesos. El caso del Presidencialismo mexicano nos muestra con toda
claridad esa farsa. El órgano ejecutivo sobrepujaba a los órganos legislativo y
judicial esfumándose esos pesos y contrapesos.
De
esta manera, se anulaba la democracia y, se imponía un sistema totalitarista
que duro casi cien años y que, hoy agoniza irremediablemente. En este sistema son
las élites partidistas, sociales y económicas las que, detentan el poder
simulando una democracia con leyes a modo para justificar el actuar de esas
mismas élites. El pueblo es soberano solo en las letras, en la formalidad
constitucional nunca de hecho. Hay ciudadanos cada tres o seis años para simular
la democracia con votaciones y tan luego se llevan a cabo esas votaciones los ciudadanos
se esfuman para aparecer hasta las siguientes elecciones. Y que de corrupcion,
impunidad y cinismo florece en este cieno público. No hay necesidad de
explicarlo porque lo estamos viviendo en carne propia y cualquiera con dos
dedos de frente sabe esta historia.
Este
uno de julio del dos mil dieciocho este sistema recibió, de parte del pueblo, un
rotundo no. La lucha de décadas había desembocado en una tragedia para el viejo
régimen con total ausencia de héroes salvadores de esta debacle. Por primera vez
el pueblo mexicano había irrumpido en la escena política para determinar el
rumbo del Estado mexicano. Contra todos los pronósticos de propios y extraños.
Se invirtieron los papeles, ahora los antiguos opresores sintieron el poder
soberano y han luchado denodadamente por regresar al poder político. Muchos
grandes empresarios, la iglesia y todo el conservadurismo se han aliado contra
el pueblo sin importarles la democracia, la ética, la moral o las leyes. Se han
batido con un odio inédito contra este nuevo régimen en construcción y el
pueblo ha sostenido su voluntad general de llevar el cambio hasta sus últimas
consecuencias. El caso mexicano es ejemplo inédito porque todos los pueblos
hermanos no han podido lograr esta hazaña. Siguen sujetos a las élites ya
mencionadas. Fueron derrotados los opresores europeos, pero se quedaron sus
mejores alumnos de la opresión.
Es
m uy conveniente analizar las tres anteriores Transformaciones y ver que, el
pueblo fue comparsa en las dos primeras y en la tercera aunque entro por propio
derecho su derrotado por una dictadura ya no personal sino de partido único de
Estado. Esta Cuarta Transformación si es llevada por el pueblo no habrá enemigo
que, no sea derrotado por muy poderoso que, este sea. Vamos a la democracia
directa.
En
las tres anteriores Transformaciones como pueblo se han hecho cosas buenas y
malas. En la primera, la de Independencia se perdió mas de la mitad del territorio
y no se pudo avanzar por los panistas de esa época. En la segunda, se puso al
Estado mexicano en la escena internacional, pero se tuvo que, admitir la perdida
de mas de la mitad del territorio. En la tercera Transformación, se derrotó a
la dictadura personal de Porfirio Diaz, pero se nos impuso la dictadura de un
partido único de Estado. Eso se acabó. Nunca vamos a dar marcha atrás porque
este pueblo oprimido durante mas de doscientos años, despertó. El pueblo manda.
Esta revolución de las conciencias es definitiva. El pueblo mexicano no volverá
a ser comparsa y simulador de la democracia.
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