¡MÉXICO SIEMPRE
FIEL!
Traigo
al presente las palabras de Juan Pablo II pronunciadas el viernes veintiséis de
enero de 1979. A los lectores les parecerá una fecha muy lejana y lo es, pero
no lo suficiente para el avance de la democracia y la disminución de la
violencia contra las mujeres. Se ha tipificado la muerte de las mujeres por razón
de género como feminicidio. A pesar de todas las medidas políticas y jurídicas la
violencia y los feminicidios no solo no disminuye, sino que aumentan. Para tratar
de entender este fenómeno (Lo que se aprecia con los sentidos), se deben
rastrear sus orígenes. Desde el inicio de la historia de la humanidad ya vemos
a los hombres dominando en la política, en la guerra, en la familia y demás rubros
de la vida. Un excelente estudio lo constituyen la obra de Fustel de Coulange, “La
Ciudad Antigua”, para su consulta. Son los hombres los que, llevan el rito
religioso en la India, Grecia y Roma. Las mujeres han sido excluidas. La
decadencia de Roma deja paso a la religión católica.
El
sustento para mantener a las mujeres bajo el control masculino esta inmerso en
la Biblia y concretamente en el libro del Genesis. En este, se nos cuenta como
Dios crea a un hombre llamado Adán ya fisiológicamente terminado a imagen y
semejanza divina, pero sin su pareja correspondiente. El todopoderoso y, sabio
ve a su creación aburrirse y quitarle el aburrimiento le crea una pareja hecha
de una costilla de Adán. Tenemos ya la primera gran diferencia. El hombre es de
origen divino, la mujer es de segundo orden y un derivado de Adán. La pareja está
en el Paraíso, pero el mal acecha. El Diablo convence a Eva de comer del fruto
prohibido y esto basta para que, Adán y Eva, sean expulsados del Edén con la maldición
divina sobre ellos con herencia una herencia maldita para toda la humanidad. Ahora
el hombre se ganará el sustento diario con su trabajo arando la tierra y la
mujer pagará caro la osadía de quebrantar la voluntad divina. Hay discrepancias
sobre si en el mito Dios maldijo o no a Eva, pero en la realidad Eva heredó el
estigma de ser la responsable y culpable de haber sido por quien toda la
humanidad padece el mal. A partir de esto las mujeres también heredan esta maldición
y si ya eran objetos hechos para servir a los hombres con esto se justifica
mediante el mito divino. ¿Qué hay mas fuerte que un cuento divino?. Muy poco.
Se ha creado la cárcel mental mejor diseñada. Los seres humanos han luchado y seguirán
luchando por su libertad, pero hasta ahora cuando van al corazón de esas cárceles
diseñadas por las religiones caen de rodillas. Adoran su esclavitud más allá de
sus vidas. Son incapaces de ver la realidad y librarse.
Las
feministas marchan contra todo menos contra la fuente de sus males: las
religiones. En México marchan violentamente contra el gobierno federal,
principalmente, pero evitan marchas contra la Suprema corte de Justicia de la Nación
o contra el símbolo de su opresión la Catedral a unos pasos están estos tres símbolos
de poder. Las feministas o son incapaces de ver la realidad o tienen miedo de arremeter
contra el edificio carcelario llamado Estado Vaticano. Véase la estructura del
Vaticano. Las mujeres están en la base de esa pirámide sin esperanzas de
alcanzar un puesto de obispo e impensable de Papa. Toda esta estructura se ha
tenido su reflejo en la familia católica: Papá, mamá e hijos cualquier otro
modelo es un pecado. En este modelo el padre lleva la dirección de la familia y
los demás obedecen. Bueno, tanto la estructura del Vaticano es machista como la
familiar. En consecuencia, el problema no es esencialmente político ni jurídico
sino moral. Los monstruos caminan y habitan en el seno familiar. Cometen violencia
al cobijo del hogar casi siempre lejos de las miradas ajenas hasta para el poder
del Estado. Cuando la sociedad se entera de la violencia o de la muerte de una
mujer la historia ya ha sido larga y aunque se castigue al o los responsables
el mal está hecho. No puede ya haber justicia.
Si
la violencia y la muerte de mujeres tiene su origen principal en la moral
religiosa no se puede remediar mediante leyes jurídicas sino modificando o abandonando
la moral cristiana en sus ideas y en la práctica. Hace falta una nueva moral. Aquí
se enfrentan dos grandes obstáculos. La construcción de una nueva moral que
este contrapuesta a ese “México siempre fiel”, está tan arraigada la fe
religiosa que, un gran porcentaje de mujeres preferirían la tortura y hasta la
muerte antes de abandonar su cárcel. La creación ya adopción de una nueva moral
es francamente casi imposible. Están los elementos para una nueva moral, pero
un numero insignificante la ha adoptado. Por otro lado, el grado de poder y
control que, ejerce el Estado Vaticano sobre su estructura y esta sobre los
fieles es inmensa.
La
liberación femenina está a la vista y están los medios, pero se rehúsan a
marchar al centro neurálgico del mal. Es comprensible el miedo a enfrentar el
mito divino y sus condenas atroces para siempre. No quieren quemarse en el
fuego eterno. Claro, se nos impone, desde la infancia, un terror pánico el atentar
contra lo divino que, es casi imposible salir de ese laberinto sin llegar casi
a la locura. La cárcel mental es nuestro hábitat y aunque sea un lugar de
torturas sin descanso no conocemos otra forma de vida ni queremos conocerla. No
vaya a ser el Diablo. La iglesia tiene asegurados otros mil años de opresión con
pingues ganancias pues el Vaticano es la mayor empresa trasnacional exenta de
impuestos, con medio mundo a su disposición y con una fe ciega. La libertad está
a un paso lateral de la moral católica. ¡Mujeres del mundo, uníos en santa cruzada
contra la religión!. No mas un “México siempre fiel”. No mas violencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario