Hay
un punto donde el hombre se hizo del poder y de la Historia. Por eso es común hablar
de la historia del hombre y no de la mujer que sería a mí entender otra mutilación
a la vida y a la historia misma. Modestamente he tratado de desechar de mi
lenguaje, cuando hablo o escribo de manera general, del hombre como constitutivo
esencial de la historia y la he reemplazado por el término ser humano que
abarca tanto a hombres como mujeres. Parece una nimiedad el uso de los términos
pero si se analiza claramente se ve que el usar el concepto hombre en las
generalidades se está excluyendo a l género femenino. Entiendo que cada estadio
de la historia ha sido necesario aunque muchas veces sea estúpido pero me
parece que es hora de incluir con todas sus consecuencias a las mujeres en la
historia de manera justa y sin prejuicios.
Me
he fijado que hasta mis maestros al hablar de la historia o del derecho o de la
filosofía invariablemente hablaban del hombre como punto central de todo quehacer
humano. Ahondando un poco caí en la cuenta de que el lenguaje no imponía
primigeniamente la forma de ser sino que por el contrario era la realidad la
que primero se describía y el lenguaje ayudaba después a mantener las ideas ya
descritas. En ese uso aparentemente inocente se oculta un desprecio por el
quehacer de las mujeres y una sistemática opresión también en su contra. Al
respecto John Lennon escribió la canción: “Las mujeres son las negras del mundo”.
Titulo bastante sugerente que describe la condición de las mujeres en su casi penúltima
estancia en la fila del mundo. No solo es cuestión de abandono del lenguaje
sino de efectiva aceptación de la condición humana de las mujeres. Sin embargo,
creo que también se debe tener consciencia del simbolismo del lenguaje y sus
implicaciones.
Durante
cientos de años se tuvo un debate ideológico y arcaico por descubrir que éramos
los mexicanos entre los pensadores mexicanos, dando respuesta a los europeos,
tales son los casos de José Vasconcelos, Samuel Ramos y Leopoldo Zea entre
otros y después de mucho seso y mucha tinta se llegó a la peregrina conclusión de
que éramos humanos con rasgos económicos, culturales, geográficos, de alimentación,
de piel, estatura etc., con todo, nos topamos con que se dice del mexicano y no
del ser mexicano sin incluir plenamente a las mujeres. En buena hora hay muchas
mujeres que se han levantado en contra de semejante irracionalidad para medirse
a los mexicanos y sorpresa en muchas ocasiones han mostrado ser superiores en
genio, talento, en fuerza y en determinación.