sábado, 13 de julio de 2013

1.2. LAS PARTES, DOGMÁTICA Y ORGÁNICA, EN LA CONSTITUCIÓN DE 1917




1.2. Las partes, dogmática y orgánica, en la constitución de 1917

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de  1917 está dividida en dos partes, la dogmática y la orgánica; la primera contiene las garantías individuales, los derechos humanos (artículos 1al 25), la forma en que el Estado mexicano tendrá la rectoría de la economía nacional (artículos 25 y 26), la propiedad de la tierra y el rubro agrario (artículo 27), la prohibición de los monopolios privados (artículo 28) y la forma de suspender las garantías individuales en los casos que señala la misma Constitución (artículo 29).

 La parte orgánica corresponde a los artículos del 30 al 136. Sin embargo, para efectos prácticos de esta tesis tomaré el Titulo II, Capítulo I  de la soberanía Nacional y la forma de gobierno y en particular los artículos 39, 41 y 49 constitucionales. Esto en razón de estar allí plasmados dos pensamientos políticos de dos de los más grandes pensadores de la filosofía Política. En el artículo 39 está plasmada la teoría sobre la soberanía de Juan Jacobo Rousseau y en el artículo 41 y 49 la teoría de la “división de poderes” de Montesquieu. Ahora bien, el 41 delinea la fragmentación de la soberanía y el 49 constitucional concreta la “División de podres” con los pesos y contrapesos implícitos y con las fatales consecuencias que sin duda no previo su autor. Ambas teorías son fundamentales para entender la naturaleza del Estado mexicano.

De la misma manera, y como punto fundamental de este trabajo me remito al Título Tercero, Capítulo I de la Constitución, De la división de poderes [1].  Capitulo que propongo como en otros lados de este trabajo como Titulo Tercero, Capítulo I de la Constitución, La estructura orgánica e institucional del Estado mexicano. En el capítulo correspondiente esta su sustento filosófico. Al cual remito.  

Mi pretensión es mostrar y demostrar que la teoría de la “División de poderes” se adoptó formalmente en el Estado mexicano pero nunca ha sido practicada por diversas razones de hecho y de derecho. El Estado-ciudad es una ficción creada por los seres humanos, quienes en la Grecia clásica le imprimieron características humanas para su funcionamiento. Los seres humanos estamos constituidos por un conjunto de músculos, huesos, sistemas y órganos entre otros componentes. Es evidente que al crearse una persona moral, esta debería tener los órganos necesarios para su funcionamiento.

Al crearse o mejor dicho, re-crearse el Estado nación se le asignaron como constitutivos de esta persona moral, órganos ya mejor definidos para su funcionamiento; claro que con la teoría del Contrato Social de Rousseau se le quitó la dignidad humana atribuida por los griegos y se sostuvo que el Estado solo tenía el poder o la dignidad que los ciudadanos le hubieran atribuido. Ahora bien, aquí nos encontramos con el problema de la soberanía, ¿a quién le corresponde la soberanía?, Rousseau la atribuye al pueblo y le agrega dos características ser inalienable, es decir, que el pueblo, siendo una voluntad general, no puede traspasar, vender, ceder su súper poder (la soberanía) a ningún órgano o político y la indivisibilidad que consiste en no poder dividirse esa misma soberanía por ser una voluntad general y no particular. Dividir la soberanía es disgregar ese poder y volverlo confuso hasta el punto de hacer torpe el funcionamiento del Estado. Es evidente que hasta aquí la estructura del Estado mexicano iba en la senda correcta. Sin embrago, lo que era unidad y voluntad general se dividió en un principio en tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), y en el mismo acto se hizo lo impensable se dividió en tantas partes como estados firmantes había en la Constitución Política Mexicana, es decir, en treinta y un estados libres y soberanos, tal y como rezan las constituciones locales y dentro de estos estados otros tres poderes y por si fuera poca la ignorancia y la locura del constituyente, se le quitó todo derecho a los ciudadanos del Distrito Federal para tener su propia constitución y en lugar del municipio se creo la delegación que es un eufemismo para llamar al municipio ya que la delegación hace las mismas funciones que hace un municipio. Si esto fuera poco se trata ahora, partiendo de estos errores, de darle una constitución al Distrito Federal y volverlo estado con plena soberanía. Es decir, los políticos sordos a la razón siguen reproduciendo el mismo error fatal y los estudiosos del Estado siguen sin decir una sola palabra verdadera y tan solo se conforman con balbucear patéticamente la misma falla.

Por el momento está en boga la teoría formalista de Kelsen que sostiene que el Estado es solo un puro ordenamiento jurídico por lo que Estado y Derecho se identifican plenamente y ya no conserva rasgos de dignidad humana; a pesar de lo anterior, no se han descartado los órganos como fundamentales para el funcionamiento del Estado en estos tres estadios de la historia.

En la creación del Estado-nación Montesquieu fue el que sobresalió por sobre todos los demás pensadores y fue quien acuño la teoría de la “División de podres” tal y como la conocemos, concibiendo que a cada “poder” le correspondería una y sola función. Al Poder Ejecutivo la exclusividad de aplicar las leyes administrativas; al Poder Legislativo, la creación de leyes y al Poder Judicial, la aplicación de las leyes en la impartición de justicia, sin darse cuenta que el Estado necesitaba la especialización del trabajo y que la división del poder soberano conlleva como consecuencia el entorpecimiento del funcionamiento del Estado. Lo que necesita una persona, ya sea humana o moral, es unidad y colaboración entre sus órganos para su buen funcionamiento y no los pesos y contra pesos que creyó Montesquieu necesarios al crearlos en teoría.

Es evidente que lo que Montesquieu llama poderes no son tales sino “órganos”, a la semejanza de los seres humanos que para funcionar lo hacen  a través de los mismos entre otras cosas. Vemos aquí el error fundamental de Montesquieu que sin razón alguna pasa de la unidad soberana a la pluralidad de poderes soberanos. Platón en su teoría de las ideas postulaba que las ideas eran lo único real y todo lo demás solo pálidas sombras. Para explicar la relación entre las ideas tenían que crearse necesariamente más ideas y a cada paso eran necesarias más ideas, así hasta el infinito. Platón nunca pudo explicar satisfactoriamente este problema. Montesquieu nunca reparó en este hecho y sin más, sin explicar satisfactoriamente su proceder, divide la soberanía nacional y crea tres poderes soberanos semejantes a mónadas reflejaban solo una parte de la realidad. No había forma de que estos “tres poderes” pudieran tener unidad suficiente para funcionar sino siempre estarían limitándose unos a otros en una sorda guerra o ya abiertamente como ha pasado en diversas ocasiones en México. Esto se conoce como “los pesos y contra pesos” que estos poderes ejercían entre sí. En la realidad la teoría de la “División de poderes” solo sirvió para que los gobernantes y políticos alegaran que el Congreso era soberano, el Ejecutivo era soberano y que el Judicial era soberano y el pueblo solo una masa para ser gobernada sin tomarla en cuenta. Vemos claramente como de un error fatal (“La División de Podres”), se fue creando la psicología en los titulares de los órganos que ejercen la soberanía (ejercen la soberanía por atribución constitucional nunca por soberanía propia de los titulares de tales órganos) de ser los verdaderamente soberanos y consolidada en la época del gobierno del partido único como representante del todo, se llegó al máximo del presidencialismo. En esta época era el presidente quien designaba gobernadores, diputados y senadores al Congreso de la Unión y diputados locales, así como presidentes municipales. Es claro que no había la tal “División de Poderes” al sobrepujar el Ejecutivo Federal a los otros dos órganos federales y a los órganos estatales. Solo con la pérdida de gubernaturas y el congreso General en 1997 los restantes órganos, Legislativo y Judicial, barruntaron sus atribuciones pero en lugar de darse cuenta de que solo tenían atribuciones también declararon ser “soberanías”. Con la creación irracional y anómala se olvidó, convenientemente, al verdadero soberano: el pueblo. En México se debe tener en cuenta que desde que se implantó la “División de Poderes” solo con la constitución del 57 el legislativo tenia preponderancia sobre el ejecutivo, en todos los demás casos, este último ha sido el que a sobrepujado a los dos restantes órganos. A esto se le llama presidencialismo, la supremacía del presidente (órgano ejecutivo) sobre los órganos legislativo y judicial que si bien en buena medida se ha perdido a nivel federal esta supremacía se ha trasladado a los gobernadores con lo que se esta lejos de solucionar el problema.

Ahora bien, para cuando Montesquieu logra darle forma a su teoría política, no se había explorado ni aclarado el término poderes de manera plena aunque ya Juan Jacobo Rousseau y Thomas Hobbes había avizorado los efectos negativos de dividir la soberanía. No hay que ser demasiado riguroso con Montesquieu sin serlo con los demás pensadores posteriores a él, que no se preocuparon ni ocuparon en esclarecer lo hecho por nuestro filósofo. La síntesis que logra hacer del tema político que nos ocupa desde la Grecia clásica hasta su época supone una gran capacidad de síntesis y comprensión; aunque falló en lo fundamental. Sin embargo, ¿Qué ser humano estará seguro de estar absolutamente en lo cierto?. Confundió poderes con órganos. Desde su etimología órgano proviene de organum (instrumento) y poder de potestas (poder). Siguiendo la misma línea, ontológicamente poder y órgano son diversos y la Filosofía del lenguaje todavía no parecía en escena para aclarar este entuerto.  En nuestro contexto el poder es la facultad de provocar ciertos efectos en la realidad; en cambio, órgano, es, una herramienta o un conjunto de tejidos que integran una unidad para determinada función. Es evidente que existe una radical diferencia ontológica entre una pura facultad y una cosa material, orgánica vamos, que después se lleva a la ficción del Estado. El poder es una facultad y el órgano una cosa material. He ahí el error cometido por Montesquieu, llamar poderes a los órganos. Mírese bien que el poder es efecto de una facultad o función de una persona, de un fenómeno natural o de un órgano, en nuestro caso. Es decir el poder es producido y no existe por sí.

Por eso, estudiosos han logrado diseñar y distinguir las dos partes que conforman a una constitución: dogmática y orgánica. La primera contiene los derechos mínimos que el Estado debe abstenerse violar, asegurando el derecho de audiencia, legalidad y certeza jurídica y la segunda, creando los órganos, señalando competencias, facultades y todo lo necesario para el funcionamiento del Estado. Esto sin detrimento de las diversas teorías: organicista, contractualista o formalista ya señaladas.

Los teóricos y los estudiosos del Derecho Constitucional y demás pensadores del tema han logrado discernir que propiamente no existe “La  división de poderes” solo que no se han atrevido a dar el siguiente paso. Es decir, que dicha teoría nunca se ha aplicado en la realidad sino que solo existe en la formalidad creando un divorcio permanente entre lo formal y lo real. Teoría y funcionamiento del Estado cada uno por su lado sin tocarse ni atreverse a mirarse uno y otro.  Si la Constitución mexicana se divide en las partes, dogmática y orgánica, se evidencia que la conformación del Estado mexicano para su funcionamiento es por medio de órganos y no de poderes. La vieja idea de los pesos y contrapesos debe dar paso a la las ideas de unidad y colaboración entre órganos. Unidad en los tres niveles de gobierno en la conformación del Estado mexicano y colaboración entre sus órganos e instituciones para su mejor funcionamiento, dando el siguiente paso para regular también la injerencia que tienen las grandes sociedades anónimas mercantiles y los abusos de los funcionarios públicos, eso es lo que ha fallado. No importa cuanto sea saqueada la cosa pública, no hay leyes efectivas para castigar a los malos funcionarios y esto seguirá así hasta en tanto no se reforme dicha teoría de la “División de Poderes” y se devuelva la soberanía al pueblo, a la voluntad general y que no sean las voluntades particulares o de grupo las que escamoten la soberanía al pueblo en su detrimento.

A la ciudad Estado le corresponde tener como ciudadanos solo a los griegos que cumplieran con los requisitos que señalaba la ley., es decir, pocos eran los que participaban de esta forma de gobierno Al Estado-nación le corresponde la idea del gobierno de las mayorías, fíjense bien, solo la idea ya que en la realidad fueron los políticos los que se encumbraron en el poder. Al Estado como identidad con el derecho le corresponde la misma idea de que las mayorías gobiernan, con todo, son los grandes capitalistas, a través de las sociedades anónimas, los que gobiernan. Estamos en esta tercera etapa, se siente ya claramente la ausencia del gobierno de las mayorías que solo tienen el derecho al voto y solo eso. Sin embargo hay intentos claros por ir en la dirección contraria, es decir, de que el pueblo sea el que imponga su voluntad general. La lucha por la justicia no termina con esta realidad sino que impone a los pueblos buscar la forma de regular las relaciones entre las sociedades anónimas dueñas del gran capital, los órganos del Estado y la ciudadanía.

Un Estado bien constituido será mejor y funcionará mejor que uno que no esté bien constituido; lo que empieza con la normatividad fundamental. La teleología general que las leyes fundamentales tengan será esencial para el buen funcionamiento en busca de cumplir con regular las relaciones entre las sociedades anónimas, el Estado y los ciudadanos. Ya que Estado y Derecho se confunden se deben buscar aquellas leyes que protejan a los ciudadanos tanto de las sociedades anónimas como de los órganos de gobierno del Estado. 


Para una mayor profundización pueden leer mi obra: El fin del Estado Moderno en México. El fin de la División de Poderes. Disponible en Amazon. Editorial ACD. S. A. de C. V. 17 sur 3105, Los volcanes, Puebla, Pue. C, P. 7240. Tel. 01 222 403 6989.  



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[1] Autores varios, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos


LA CONSTITUCIÓN DE 1917 Y LA DIVISIÓN DE PODERES. PARTE FORMAL


CAPITULO UNO


1.- LA CONSTITUCIÓN DE 1917 Y LA DIVISIÓN DE PODERES. PARTE FORMAL

1.1. Antecedentes de la constitución de 1917

El régimen dictatorial de Porfirio Díaz, había hecho imposible que la sociedad mexicana pudiera desarrollarse dentro del marco mínimo de legalidad y democracia. A principios del siglo XX diversos grupos sociales estaban en franco descontento, estaba ya preparado el camino para un cambio político. La revolución mexicana de 1910 fue el resultado dialectico entre el gobierno de Díaz y la sociedad civil que dio como resultado un nuevo orden político que tuvo como fundamento la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.

Desde 1814 se adoptó de manera fáctica la teoría de Montesquieu sobre la organización de lo que él llamó “poderes” y a saber son los órganos. Así lo describe “En cada Estado hay tres clases de poderes, el poder legislativo, el poder ejecutivo de las cosas relativas al derecho de gentes y el poder ejecutivo de las cosas que dependen del derecho civil”[1].

De manera formal se adopta la “División de poderes” con la promulgación de la Constitución Política de los Estados unidos Mexicanos de 1824. Las subsiguientes constituciones mexicanas siguen conteniendo la teoría política de Montesquieu.

La Constitución de 1857 le da mayores facultades al Órgano legislativo y la de 1917 le da mayores atribuciones al Órgano Ejecutivo, es decir, se vuelve al presidencialismo, la voluntad de un solo individuo para el desarrollo de las actividades más fundamentales del Estado mexicano.

Ya los constitucionalistas mexicanos han estudiado ampliamente la teoría de “La división de poderes”, en la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos. La misma Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha pronunciado  con relación a la teoría de Montesquieu. La Carta Magna de 1917 siguió conteniendo la teoría política del Estado de Montesquieu.

Ahora bien, los estudiosos han notado claramente que no hay concordancia entre la teoría y el texto constitucional de México y la realidad. Tena Ramírez manifiesta que no es teórico y que por lo tanto no hará teoría sobre el tema, pero, dice que los órganos tienen una especialización del trabajo y no una división de poderes. Miguel Carbonell se pronuncia por la teoría de “La división de poderes” pero también hace hincapié en que el presidencialismo no permite la aplicación de dicha teoría en México.

Existen otros constitucionalistas como J. Jesús Orozco Henríquez declaran que la teoría de “La división de poderes” se adoptó de manera dogmática en la Constitución de Apatzingán de 1814 y desde allí no se abandonó. En efecto, se ha visto que la teoría de Montesquieu no es posible aplicarla al Estado mexicano, por diversas razones pero, se acepta de manera acrítica, por tradición y por aceptar dicha teoría como dogma a pesar de ver en el texto constitucional y en la práctica su imposibilidad de llevarse a cabo.

Así, existen diversos y variados estudios sobre la teoría de “La división de poderes” sin que se hayan propuesto cambios a la teoría con apego al texto constitucional y las atribuciones de los órganos Legislativo, Ejecutivo y Judicial y su colaboración entre los mismos. En consecuencia, probaré que es necesaria una adecuación de la teoría de Montesquieu a la práctica en la política mexicana con la terminología apropiada a esa realidad. Es decir propondré una tesis que abarque el presidencialismo y la posibilidad de democracia con el abandono de la teoría de “La división de poderes”.




[1] Montesquieu, “Del espíritu de las leyes”
México, Ed. Porrúa, 1990, colección “Sepan cuantos…”

COMIDA E IDEAS


En las redes sociales ha circulado que en China se vende carne caducada hace más o menos cincuenta años. Esto ha sido un escándalo mayúsculo. ¿Cómo es posible que durante tanto tiempo estuviera almacenada la carne y no se hubieran percatado de la caducidad?, o ¿cómo es posible que aun a sabiendas del mal estado de la carne se haya puesto a la venta? Esto, como se le vea a es una acto que pudiera ser un crimen. Es justa la indignación y el escándalo. La gente debe estar atenta a los hechos y denunciarlos públicamente para corregir esos males.

Ahora bien, me sorprende que con relación a las ideas caducas y obsoletas no pase lo mismo. ¿Qué tienen las ideas equivocas u obsoletas que se arraigan tanto en nosotros?, quizá sea porque ya hechas no son fáciles de destruir, quizá sea porque cada generación les da un nuevo cariz o quizá sea por su aparente utilidad o por sernos tan familiares.

Me sorprende que aun en las Universidades se sigan estudiando ideas viejas, obsoletas y que haya seres humanos que a pesar de ver que son ideas inservibles y erróneas les insuflen vida y quieran a toda costa darles vigencia. Me resulta risible ver como se quiere aplicar las ideas estéticas para la moralización del pueblo o el racionalismo a lo Hegel de manera acrítica. No dudo de la genialidad de Schiller o de Hegel o de cualesquiera otros grandes pensadores. Con todo, sus sistemas filosóficos no deben tomarse como recetas de cocina y menos querer aplicarlas a la realidad mexicana a tontas y locas.

Últimamente, me he topado con nuevas generaciones de profesionistas de la abogacía que andan por el mundo orgullosas de su formación académica y de su saber, mismo que se les hace de ¡excelencia!.  Es lamentable que la educación universitaria en Puebla este tan de bajo nivel. Bien se puede aplicar la mayéutica de Sócrates y ver las reacciones de estupor, de violencia verbal o de miradas cargadas de ira, cuando descubren que no saben un carajo de Derecho o de cualquier otra profesión.

También contra las ideas obsoletas deberíamos poner el grito en el cielo, son por decirlo en este contexto, la comida de la menta humana.



viernes, 12 de julio de 2013

LA CIENCIA APLICADA A LA VESTIMENTA


Espero que en un futuro no lejano tenga a bien algún inventor crear material para la confección de ropa con nanotecnologia a efecto de cambiar de color, de diseño, de auto limpieza, auto reparación, regulación de la temperatura corporal, auto reciclaje, auto degradación entre otras funciones. Se ahorraría agua, se controlaría en este rubro la contaminación y la explotación de los recursos naturales. 

sábado, 6 de julio de 2013

CAMINOS MISTERIOSOS DEL MITO

¡Oh, aun bajo este cielo

plomizo el buen Dios brilla!,[1]

mientras un pequeño rayo

 de luz rompe el horizonte.[2]

De común se cree que los pueblos que tienen como creencia y práctica el protestantismo son la máxima expresión de humanidad y éxito que se pueda dar. De común también se cree que poseen las verdades a puños (mejor dicho con los puños) y que no hay un plus ultra. Sin embargo, hay que tener la mirada larga, lejana para ver el recorrido de la máxima vieja idea teológica seguir conduciendo la vida.

Calvino y Lutero son la base teológica del capitalismo en todas sus expresiones y los políticos astutamente tuvieron a bien esconder las verdaderas intenciones de ese nuevo concepto del “haga lo usted mismo”.

Se dijo entonces que no eran ya aceptables las interpretaciones teológicas como dogma y por autoridad y que todo el mundo (el que quisiera) podía dar su interpretación libre de la Biblia, es decir, se hizo al Dios cristiano a modo y se puso a la mano de cualquiera. La libertad se había conquistado para siempre y se soñaba el lugar en donde poner en práctica tan grande acontecimiento. La vieja Europa[3] no podía ser ese lugar estaba demasiado envilecida. Norteamérica era el lugar perfecto, el lugar donde se podían tornar realidad las utopías. Así, se le llamó “La tierra de los sueños”, “La tierra de las libertades”, hasta convertirse en “El sueño americano”. La palabra “América” sacudió toda Europa. Prácticamente Europa se vació de sus hombre y mujeres más ambiciosos. No cabían en una sociedad cansada, vieja y achacosa.

Un  momento. Los Estados Unidos de Norteamérica se volvieron “América”, siendo que es solo una parte. El viejo método de monopolizar la representación el todo por la parte. Bien, que esto quede por el momento en suspenso.

Bien, hombres y mujeres pusieron manos a la obra y fundaron Los Estados Unidos de Norteamérica bajo el principio de que había un designio divino en todo ello. Con la Biblia en mano se juramentó esa fundación. Con todo, los planes no marchaban como querían. El sur era esclavista[4]. La pugna se resolvió con un baño de sangre[5]. A partir de allí la locomotora norteamericana ya no iba a parar su carrera sino a acelerarla. Vinieron los grandes hombres que transformaron toda la industria: los Rockefeller, los Morgan, Ford y tantos otros que sería largo de enumerar y no pretendo dar una lista de mercado, aunque se hable de capitalismo. El suelo americano estaba produciendo a plenitud.

Un momento. Si la idea era atesorar el mayor capital posible. ¿Por qué estos hombres inmensamente ricos se volvieron altruistas?, ¿será que el capitalismo los humanizó?, o ¿sintieron la inutilidad de lo meramente material?, Esto es demasiado para un latinoamericano. Dejo la última palabra para el lector.

Cosas muy grandes han logrado los “americanos” y parece que seguirán liderando a la Humanidad. No obstante, el buen mito se construyó bajo la idea teológica de Dios. Se esclavizó a los ambiciosos con tal idea, se les dio un compendio de mitos y el derecho divino de tiranizar a los demás seres humanos. Todo en nombre Dios.

Los estadounidenses han logrado alcanzar lo mejor en lo material pero han ahondado el nihilismo con ese híper consumo. Han parafraseado a Descartes feamente “Consumo, luego existo”. Eso es lo que el mundo entero les reprocha, no haber avanzado un ápice en lo humano sino todo lo contrario. Los mismos americanos no sospechan ser esclavos de una idea teológica. El Principio-Primero-De-Todas-Las–Cosas aun duerme y despierta en la nación más avanzada en ciencia y tecnología.

En Latinoamérica nos arrodillamos para pedirle al buen dios nos de todo, los americanos se sientan a la mesa y dan las gracias al mismo buen Dios por alcanzar todo lo material.

Ahora bien, quiero dejar en claro un aspecto biológico de mí. No tengo parentesco directo alguno con Bin Laden ni con Villa[6], pero si en cuanto a pertenecer junto con ellos a la Humanidad. Otro rasgo más, es que tampoco tengo la misma ideología política ni de acción. Tan solo hago monólogos y soliloquios porque a pesar de todo En Dios Confiamos.

Eso es todo amigos[7], en este buen sábado[8].




[1] Referencia irónica a la necesidad y costumbre de divinizar la naturaleza en primer plano y haciendo referencia a Febo (El Dios de escogido por Sócrates, dado que todo alumbra)
[2] La razón asomándose.
[3] La ideología de la  autoría de la creación de la ciencia, civilización y cultura empleada para la dominación de otros pueblos con características distintas. 
[4] Rasgos medievales del modo de producción existente en el sur de los Estados Unidos de Norteamérica y que era un obstáculo para su desarrollo capitalista. 
[5] La guerra de secesión.
[6] La satanización que hacen los imperios a toda persona critica.
[7] Referencia a la despedida caricaturesca de un cerdo.
[8] Se refiere al sábado de resurrección, en este caso, de la razón como contraposición al mito. 

viernes, 5 de julio de 2013

ITALIA, FRANCIA, ESPAÑA. LA IRRACIONALIDAD COLONIALISTA



Francia, Italia, España y en general toda Europa, han dado a la Humanidad muchos y muy grandes pensadores. Sería ocioso dar nombres y logros en este rubro. Sin embargo, tal parece que ese tesoro mental logrado por sus grandes pensadores no ha permeado hacia sus gobernantes y recalco, gobernantes. Las naciones son harina de otro costal; a pesar de sus prejuicios de grandeza han ido gradualmente abriéndose a la diversidad humana y a veces (lamentablemente primero en sí y luego para sí y para los que los padecen), se cierran por ideologías ridículas.

Ya Hegel, el gran Hegel logró dar su sistema filosófico donde todo es racional. Ahora bien, si los europeos no logran quitarse sus feos prejuicios sobre la diversidad de seres humanos y sobre las relaciones políticas internacionales, flaco favor les hacen a sus pensadores más granados. ¿De qué se enorgullece hoy la vieja Europa?, de servir como El Santo Oficio de los Estados Unidos de Norteamérica, por un caso de libertad.

Al no permitirle a Evo Morales sobre volar los espacios aéreos de Italia, Francia y España se muestran como viles sirvientes de un gobierno imperialista que muestra en el discurso toda clase de libertades pero que en la realidad practica el terrorismo disfrazado de justicia.

Se les olvida a los gobiernos, italiano, francés y español que los pueblos de Latinoamérica ya no son siervos, ni colonos de sus tiránicos gobiernos. Los gobiernos colonialista de Europa deberían disculparse no solo por el caso de Evo Morales sino por todas las atrocidades, robo, asesinatos, explotación humana y de todos los recursos naturales, minerales y de todo tipo que saquearon de estas tierras durante siglos e impunemente.


Latinoamérica no volverá a caer ante ninguna potencia. Aquí también hay un saber total que se ha formado desde hace siglos y que tiene consciencia en sí y para sí. En lugar de verse racionales, los gobiernos serviles, a Obama, se han visto ridículos y a la ridiculez le han sumado la soberbia inadmisible.

jueves, 4 de julio de 2013

MANSEDUMBRE MEXICANA



          El sistema político, económico y social en México ha ido haciendo tan mansos y manejables a los mexicanos al grado de ser casi nulos en la toma de decisiones en estos tres ámbitos. Las presentes elecciones 2013, en los catorce estados supera en barbarie a toda imaginación o pretencion de maldad llevada al cine. 

          Comparece las películas tales como "Pandillas de Nueva York", "El padrino" y todas aquellas que tienen que ver con la toma de poder con la política mexicana y se vera inmediatamente que la brutalidad de esta ultima supera con creces a las del primer rubro. Los asesinatos de cualquier persona o político que estorbe a su mas negras intenciones han llegado a ser la divisa de los políticos mexicanos. Es inútil que se todos los días se den una ligera barnizada de honor, de democracia, de bien común, de legalidad, de legitimidad, de honradez, si tienen una maldad incontinente que les brota sin el menor requerimiento. Tienen la ambición desmedida y desatada. 

          Los políticos mexicanos han caído en el vil descrédito porque no tienen limites a la hora de pretender la toma del poder y son capaces de matar a su propia madre (tal como Nerón), con tal de llegar a gozar de lo sensible, de lo material. No justifican sus pretensiones de gobernar. Dicen tener la formula para el bienestar del pueblo y cada día, mes, año y periodos gubernamentales crean mas pobres y venden alegremente lo publico al mejor postor. 

          Creer en los políticos es estar no solo amansado sino envilecido. Creer en los políticos mexicanos es como darle las llaves de nuestra casa a los ladrones, el arma al enemigo declarado, es, en fin a claudicar la lucha constante por la libertad, la democracia, la igualdad real ante la Ley.



DELITOS Y POLÍTICOS


          Es una verguenza que los políticos se desgarren las vestiduras públicamente respecto a los atentados, asesinatos, secuestros y violencia en general que dicen sufrir de manera indiscriminada. Es bien sabido que en los políticos afloran las mas bajas pasiones en pos de lograr tener un puestos publico. El fin de los políticos no es, el bien común del pueblo sino que tienen fines partidistas, de sector, de clase y particulares. 


          En su lucha por obtener el poder político no tienen empacho en transgredir el Estado de Derecho y en no pocas veces cometer toda clase de trapacerías y delitos. La clase política goza de cabal impunidad. No están sujetos a las leyes vigentes de cualquier índole. 

          Es ridículo que los presidentes de los partidos PRI, PAN y PRD salgan a condenar los delitos cometidos en contra de sus miembros y candidatos a puestos de elección popular. Quienes sino ellos son los que se agreden en todos los ámbitos y quienes sino ellos son los que ambientan la escena para la comisión de delitos y quienes si no ellos son los que cometen esos delitos de que se duelen. Esa hipocresía es inadmisible. Seria conveniente y hasta sano que los políticos dejen de darse baños de pureza, honestidad, moralidad, ética y congruentes. Ellos son los responsables del lamentable estado en que nos encontramos; esos gracias a sus ambición desmedida, a su ignorancia sempiterna e incorregible. 

          No debemos permitir ese grado de política tan bajo y como ciudadanos debemos ponernos en acción política para acotar la desvergüenza que derraman los políticos.