XÓCHITL LA ENTERRADORA FORMAL DEL
VIEJO RÉGIMEN
La oposición
marcha a la guerra, pensando en la victoria cuando en realidad van a presenciar
su extinción, en general, como alianza y, en lo particular la extinción del
Partido de la Revolución Democrática (PARA) y la del Partido Revolucionario
Institucional (PRI). Confían en poder encontrase con un milagro y sorprender al
mundo con su resurrección; tal y como lo narra la mítica Biblia con Lázaro. No
hay tal. Todo está decidido de antemano. Los últimos 40 años son fundamentales
pues durante este periodo de tiempo/espacio el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN), se encargaron de vaciar
de todo contenido importante al viejo régimen. Hueco como esta no tiene algo
positivo para ofrecer, pero si hay consecuencias, la extinción de sus
representantes más débiles: PRD y PRI.
Sobre
este terreno actúa Xóchitl Gálvez, en su delirante idea de ser presidente de la
república mexicana. Llevada por su natural e incurable ignorancia cree poder
encantar a los votantes con su consustancial limitación intelectual e
intelectual para poner en escena su ignorancia, vulgaridad y comicidad
involuntaria. En el punto más álgido de la existencia de un sistema político,
donde se necesitan ideas, fuerza y seriedad surge la antítesis de todo lo anterior.
Es de no creerse. Agotados todos los argumentos políticos no queda más que,
divagar y deambular hacia un destino inexorable, el fracaso total.
Los
mercaderes de las encuestas juegan con las posibilidades y las probabilidades respecto
a las próximas elecciones. Alientan a la oposición a seguir en la lucha política
con la esperanza marchita de poder vencer. Se niegan a ver la realidad y temen decir
la verdad. Las consecuencias serían catastróficas. Lo mismo hacen los llamados
intelectuales de oposición. Ven surgir y resurgir al viejo sistema político en
cada fata Morgana. Riegan ríos de tinta insuflando aliento a los que se van a
extinguir y estos se lanzan al vacío con la esperanza de golpear en la frente a
ese Goliat que, tienen como enemigo, el pueblo fundamentalmente. Si fueran
honestos dirían como en la tragedia “Los Persas”, escrita por Esquilo en donde
el pueblo persa se pregunta ¿Qué ha pasado con los príncipes, generales y el
ejercito que fue a conquistar Grecia? Y la respuesta es, ¡Todo está perdido!.
Pero eso sería un sacrilegio, un mirar al abismo del no retorno.
No
se trata de posibilidades y probabilidades. Eso es superficial. Bajo los pies
de toda la oposición hay arenas movedizas hacia el inframundo de lo inútil. La época
está cambiando y el pueblo mexicano no se siente ya cómodo con esa camisa de
fuerza llamada “Presidencialismo”, le es menester un nuevo ropaje democrático
en donde se pueda respirar libremente y ver un nuevo cielo y horizonte. Solo
los nostálgicos añoran el pasado negro de nuestra historia, el resto ya va
lejos en una avanzada llena de peligros, de engaños, de debilidades, pero con
la imperiosa necesidad de avanzar creando y con ese crear destruyendo todo lo
viejo.
Xóchitl
no es más que, una pobre mujer escogida como la enterradora de toda esa decadencia.
Su ceguera no le permite más que, por momentos percibir la realidad, pero inmediatamente
con su inocencia cree poder combatir a los molinos percibidos por ella como
gigantes y se lanza llena de un jubilo preñado de locura contra sombras y se
pierde en ellas. Que nefasto encargo le dieron y ella aceptó, ser la
enterradora del viejo régimen. No hay mañana en este crepúsculo en el que ha
quedado atrapada toda la oposición.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario