LA ÚLTIMA GRAN REVOLUCIÓN HUMANA
NATURAL
Durante
la historia de la especie humana se han dado revoluciones buscando la libertad
y esta búsqueda es permanente pues mas tarda la especie humana en construir un camino
hacia algún derecho cuando no ha caído en la cuenta de estar ya sujeto, por lo
menos a una nueva forma de explotación. El género masculino ha ido a la cabeza
de construir caminos hacia la libertad, la democracia, la legalidad, la
legitimidad y un creciente número de derechos humanos. El género femenino ha
ido a la zaga, pero al parecer, ahotados los principales problemas de los
hombres, no queda de otra que la última revolución humana a carago de las
mujeres. Han tomado el 8 de marzo como una fecha emblemática para salir a las
calles a manifestarse y están en todo su derecho.
Vemos
por todos lados ríos de mujeres protestar contra los hombres y, en concreto
contra el patriarcado machista represor, extendiendo este reclamo al Estado también
machista y represor. Sin embargo, tienen una ceguera o un velo que, les impide
ver realmente el origen y fuente permanente del machismo. Es curioso verlas
avanzar derrochando energías y señalando toda una serie de consignas en contra
de los hombres y del Estado y, sin embargo, pasan, ante los símbolos del verdadero Estado machista y
represor calladas y hasta sumisas.
En
el catolicismo todo inicia con un mito como en todas las religiones. La creación de la especie humana. Dios
crea un tal Adán a imagen y semejanza suya, pero este se aburre en el paraíso (No
era tanto un paraíso si se aburria) y la divinidad tiene la ocurrencia de crear
entonces a Eva para paliar el aburrimiento del hombre. Esta segunda creación no
fue hecha ya a imagen y semejanza de Dios sino de una costilla de Adán. La
mujer no fue hecha de una parte del corazón o del cerebro u otro órgano sino de
una vil costilla. Esto ya encierra en si una dependencia de la mujer hacia el
hombre de manera inmediata. Pues bien, esta divinidad los deja vivir en el edén
con la orden de no comer del árbol del bien y del mal, pero no tiene la
prudencia de dejarlos en privacidad. Los vigila. Un buen día Adán y Eva comen
del fruto prohibido (algo que ya sabia la divinidad que, iba a ocurrir, pues si
no nos seria Dios) y el Creador se les aparece y les echa en cara su falta de obediencia
a sus órdenes. Adán señala a Eva y dice “Ella me dijo”. Quien o quienes
escribieron esto crearon a un hombre cobarde para desembocar en la maldición divina
hacia Eva y todas las mujeres. La primera mujer fue la responsable y culpable
del pecado original. Su sentencia es pasar a ser una sumisa sirvienta de su amo
y señor, el hombre para siempre. El resto ustedes lo saben. Vaya engañifa. Y, sigue funcionando.
No
conformes con maldecir a la primera mujer fue necesario crear una institución religiosa
que albergara toda una estructura para salvaguardar la supremacía de los
hombres sobre las mujeres; así se creo la Santa Madre Iglesia hasta convertirse
después en el Estado Vaticano. No es que, antes de esta institucionalización de
la violencia contra las mujeres no existiera ya violencia contra las mismas.
En la India, en Grecia, Roma y todos los lugares con religiones ya solidas las mujeres
ya habían pasado a segundo plano. Lo importante es ver la institucionalización del
machismo mediante todo un entramado de ritos y medios para vigilar y castigar
todo lo que, estuviera fuera de las Sagradas Escrituras. Y, esa estructura se dirigió
hacia las mujeres para reprocharles de todas las formas sutiles o violentas su
pecado original. El sometimiento debería ser total. Que las mujeres callen y
obedezcan y esto fue así por dos mil años, aunque las mujeres se han revelado
ante semejante monstruosidad. La Edad Media bien podría ser un doloroso
recuerdo para no perder de vista ese control ese vigilar y castigar a las
brujas, mujeres que, querían saber.
En
consecuencia, el problema mundial de la violencia contra las mujeres no es básicamente
legal sino moral. Los hombres han sido amaestrados para considerarse así mismos
como superiores por haber estado creado Adán a la imagen y semejanza de Dios y
la mujer como un derivado del hombre. Y, si lo dice la divinidad es cierto. Las
cadenas y mazmorras invisibles que ha creado el Vaticano para castigar a las mujeres
siguen funcionando de maravilla. Las mujeres quieren igualdad de genero con
todos los derechos ya alcanzados. Para ello marchan contra el Estado que, ha
reconocido esos derechos con todas sus fallas y limitaciones conocidas, pero pasan
de largo y en silencio ante la Catedral de la Ciudad de México y de todos los
altares religiosos. Quizá estas generaciones de mujeres no estén capacitadas
para abandonar la moral cristiana y sean necesarias otras generaciones mas para
iniciar la verdadera ultima revolución contra las religiones.
Todas
las principales religiones y sus derivadas son machistas. El hinduismo, el
islamismo, el catolicismo o cualquiera otra son instrumentos de dominación por
más que, digan lo contrario y anuncien un pretendido espiritualismo. Que espectáculo
fantástico va a ser cuando las mujeres culminen el abandono de la moralidad
religiosa y logren liberarse. Es de pronóstico reservado y el miedo de todos los
hombres se hará realidad. Las mujeres se han liberado y con ello la Humanidad deberá
iniciar un nuevo derrotero de la vida. Bien podrían iniciar con este lema para después
crear los propios. “Mujeres del mundo, uníos”.
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