RUMBO A LA
DEMOCRACIA
El
anterior régimen tenía como base la democracia representativa. Un modelo viejo,
elitista y ya obsoleto en general. La democracia actual tiene la necesidad de la participación
de los ciudadanos. La democracia representativa tiene resabios de un pasado muy
lejano pues la élite económica domina y los políticos son sus gerentes, sus empleados.
Esto lleva a la exclusión de las mayorías. Trabajar y ser explotado es el único
fin del pueblo, a ese pueblo que, se le llama soberano en lo formal, pero es
dominado en la realidad.
El
Neoliberalismo ha propiciado la libertad con efectos negativos inmediatos. Una
libertad carente de derechos laborales, agrarios, de vivienda, educación y
todos los demás rubros. Son los seres humanos quienes deben, desde su desnudez,
desde su desamparo del Estado, luchar todos los días para lograr alcanzar
satisfacer los más básicos bienes y servicios para poder vivir o sobrevivir. Esto
no es posible si no se le da la libertad de acción. La democracia representativa
se ha vuelto obsoleta aunque no del todo. Se debe pasar a la democracia directa
para hacer sentir a los seres humanos que dirigen la política, la vida pública
y, todos aquellos que, entiendan esta nueva realidad sean capaces de adaptarse
y ser exitosos por lo menos en sus vidas.
A
los partidos tradicionales con los valores conservadores les va bien la
democracia representativa. Tienen el control de la política, buenos sueldos y
eventualmente pueden hacer negocios con la iniciativa privada nacional e
internacional mediante la mayor corrupción posible. En México la élite económica
fue derrotada junto con sus representantes y voceros, principalmente panistas.
No hay día en el cual no salgan los agoreros panistas a realizar toda una
narrativa apocalíptica, anunciando con mucha gritería y trompetas estridentes
el fin de la civilización. No hay tal, es simplemente la derrota y el acabose
de una realidad en la cual estaban cómodos. Ganaban dinero, vivían lo más
cercano a una monarquía sin la injerencia del molesto e ignorante pueblo, según
su concepción.
El
día dos de julio de dos mil dieciocho, los opositores, se despertaron y cayeron
en la cuenta de no haber tenido pesadillas. Su mundo se había esfumado casi por
completo. ¿Qué iban a hacer?. La respuesta fue clara, trabajar a brazo partido
y eso nunca lo habían hecho durante décadas. La desesperación los invadió. Su única
respuesta era unirse en Santa Cruzada contra el “Comunismo”. Su discurso era de
salvación. ¡Salvaremos a México del castrochavismo bolivariano. ¡México está en
llamas” han gritado a los cuatro vientos durante estos cuatro años de este
nuevo gobierno como si esta oposición no hubiera sido la artífice de este
desastre y así seguirán hasta su extinción.
Al
día actual no se avizora el despertar de la oposición. Su incapacidad para
reaccionar les juega en contra. La inacción es fatal en la política en tiempos
de transición. Por si esto fuera poco, el tiempo. Un Big Bang gesta la tumba
del antiguo régimen. No solo es la realidad que se percibe mediante los
sentidos. Es la nueva mentalidad como resultado de esta nueva realidad. Se ha
venido gestando un nuevo tipo de mexicano contrario a la corrupción institucionalizada.
No me mal entiendan. Este tipo de nuevos seres van a la vanguardia, pero no
avasallan de un solo golpe. Hace falta todo un proceso en el espacio-tiempo
para hacer brotar una nueva flora de la vida. Muchas personas se niegan y seguirán
negando al cambio por miedo a lo desconocido. Esto les produce inseguridad,
terror y como consecuencia, desequilibrio en sus conductas. Véanse el uso de
gritos, el despliegue de gestos y ademanes exagerados. La razón es sustituida
por las ideas apocalípticas, descabelladas y los corruptos se auto proclaman como
los únicos salvadores del pueblo. No hay tal, sus días están contados. La
democracia está en camino y arrollará todo el pasado.
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