domingo, 11 de septiembre de 2022

PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LOS MEXICANOS

 

PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LOS MEXICANOS

 

Un apocalipsis cayó el uno de julio de dos mil dieciocho sobre el vetusto régimen político, de manera repentina y arrasó en unas cuantas horas más de cien años de un periodo histórico (1910-2018). El sistema presidencial había caído para no levantarse más. El dos de julio amaneció como cualquier otro día. La gente se desayunó y se fue hacer su día. Todo parecía normal. Las apariencias ocultaban todo un drama tras de sí.

 

El grito de reclamo por décadas de abusos, impunidad y desinterés no terminaba. Por el contrario, se extendía por todo el territorio nacional. Los responsables habían sido llevados ante el tribunal soberano y este había dictado sentencia condenatoria. No cabía la apelación ante el máximo tribunal.

 

Era hora de revisar la historia y señalar los adeudos históricos. La independencia tuvo sus ideales de democracia, de libertad y de justicia. La independencia no logró estos objetivos. Por el contrario, el Estado mexicano se sumió en una larga y profunda crisis. Todo esto quedó postergado.

 

Sin embargo, los problemas ahí seguían todos los días y el pueblo estaba reclamando atención y sanación. Y eso fue lo que intento solucionar la Guerra de Reforma. Pero tal y como había pasado con la independencia; había por doquier, grupos de personas que se oponían a democracia, a la justicia y a la libertad. Se declaraban conservadores, católicos, apostólicos y romanos con el gusto por la monarquía. Y sucedió que, nuevamente quedaron postergados estos reclamos populares. La desigualdad, la injusticia y la separación de los mexicanos por clases antagónicas se profundizaba.

 

A todo esta problemática arropada por la dictadura de Porfirio Diaz, respondieron rabiosa y brutalmente los revolucionarios. El viejo régimen cayó, pero inmediatamente se levantaron otros muros con el centro acorazado por sindicatos, centrales obreras, organizaciones campesinas y populares que, escamotearon los valores rectores de la revolución de 1910. Se creo “La dictadura perfecta” que, no lo era. Nuevamente la justicia social se simuló. La vieja problemática de falta de justicia, democracia, libertad y todos los demás principios rectores de la vida democrática se abandonaron por una retórica camaleónica que, ocultaba la verdad.

 

Los trabajos de enjuiciamiento, contra la corrupción política, se iniciaron desde hace mucho tiempo, pero pongamos el año de mil novecientos ochenta y ocho como su inicio formal. El fraude cometido con toda impunidad, en ese año, iba a quedar momentáneamente sin juzgar de fondo. Tuvieron que pasar treinta años para llevar a todo un régimen, así como a sus representantes ante el tribunal supremo, el pueblo soberano y este, con todos los hechos y todas las pruebas dicto sentencia definitiva e inapelable; no obstante, lo anterior, los responsables y culpables e niegan a aceptar el fallo. Se han puesto en franca rebeldía en contra del pueblo soberano y este no debe vacilar en castigar semejante desacato. Les debe hacer entender que, se acabaron los tiempos de usurpar, simular o torcer la realidad.

 

Los opositores al pueblo sueñan con volver a someter a los mexicanos y luchan todos los días a lo largo y ancho del territorio en una unión anómala entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Todos ellos deben ser declarados en desacato y combatidos por el pueblo hasta lograr su extinción. Para iniciar el cumplimiento de la igualdad, de la libertad y de la democracia estos partidos deben desparecer; son los reductos donde se han refugiado todos los sentenciados que, no aceptan su responsabilidad y culpabilidad. Es menester se les imponga el cumplimiento de las penas por medio del poder soberano del pueblo. El pasado nos reclama, el presente nos llama y el futuro se construye.


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