sábado, 11 de junio de 2022

¿ES MORENA EL VIEJO PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL?


¿ES MORENA EL VIEJO PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL?

 

Dicen los opositores al gobierno que el partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), se ha convertido en el viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI), o viceversa. Si se ve la cantidad de ex priistas militando en MORENA todo parce indicar que, sí. En consecuencia, seguimos igual, en simulaciones, corrupción y cinismo. Sin embargo, este es un pensamiento mecanicista que, sirve más para las declaraciones políticas, pero no para la verdad. Quienes así piensan están nutridos por sus pasiones, por el odio, el rencor y la venganza. Su desesperación al ver perdidos sus privilegios o trabajos es tal que, no dudan en lanzar aseveraciones temerarias, ridículas y hasta de fantasía.

 

En este contexto no hay que cerrar los ojos a la realidad sino lo contrario, escudriñar en las entrañas mismas de este fenómeno (Lo que se puede percibir por los sentidos), y hacer uso de la razón sin decantarse para lado alguno sino en busca de la verdad. Es decir, vamos a filosofar.

 

El PRI nació del poder y para ejercer ese poder de manera totalitaria. Tenía tres grandes sectores: El obrero, el campesino y el popular. Toda la sociedad estaba bajo el poder del partido único de Estado: El PRI. Había sindicatos obreros, organizaciones campesinas y organizaciones populares para tener el control casi absoluto. “Era la dictadura perfecta…”, dijo Mario Vargas Llosa. El Estado mexicano fue gobernado por quince presidentes emanados del PRI o sus antecesores, catorce desde 1928 hasta el año 2000 de manera ininterrumpida y el último de 2012 al año 2018. Con este partido las élites gobernaban a placer.

 

En cambio, MORENA aún no termina su gestión el primer presidente surgido de ese partido. Este partido nació del pueblo y su presidente fue electo democráticamente por más de treinta millones de personas. No tiene sectores de ninguna clase de manera oficial ni formal y tiene como objetivo que, el pueblo sea el verdadero actor de la democracia y no de élites exclusivamente. Esto no lo exime de las flaquezas ni de los vicios humanos. Tiene malo, sí.

 

Es cierto que muchos ex priistas están en MORENA y han obtenido el poder público por este partido. Muchos operadores ex priistas y militantes son parte ya del partido en el poder. En este punto se tiene que admitir no ser deseable tal situación, sin embargo, a lo largo de toda la historia esto ha sido de esta manera en todo el mundo. Lo que, no significa una justificación sino la admisión de la realidad.

 

Ahora bien, preguntémonos. ¿Qué haría el PRI, el PAN y el PRD si los militantes de dos de estos partidos e incluso los de MORENA se fueran a las filas de uno de ellos?. No nos engañemos. Los recibirían con la máxima alegría del mundo. Desde siempre los políticos han buscado, de todas las formas posibles, legales e ilegales, morales e inmorales, la forma de alcanzar el poder. De forma inocente, Aristóteles creía en la legalidad, en la ética como bases de la política. Tuvo que llegar Nicolas Maquiavelo para hablar abiertamente del ser de los políticos, abandonando el deber ser. Los gobernantes deben ser virtuosos y si no que lo parezcan, dice sin empacho. No se trata de imponer los impulsos primarios como la forma real de comportarse, pero la política es de otro orden.

 

En efecto, si los priistas pudieran hacer volver a sus militantes y convencer a todos los demás de los otros partidos, sin reparos gobernarían otros cien años. Los políticos no van a cambiar radicalmente si los ciudadanos no cambian primero y exigen nuevos comportamientos y, para que, esos nuevos comportamientos se cumplan debe haber leyes rigurosas que sancionen el quebrantamiento de estas. Por cierto, esta Cuarta Transformación ha tenido una larga formación un tanto cortada y a veces parece perderse, pero se ha dado y el eje central lo ha sido el pueblo más que, los políticos. El triunfo de Andrés Manuel López Obrador, el 1 de julio de 2018 ni siquiera el, lo sospechaba. Fue una sorpresa total. Antes que, una derrota legal, electoral fue una derrota moral contra el viejo régimen. Al parecer el pueblo mexicano ha encontrado la salida de un largo laberinto donde habitaba el Minotauro llamado PRI.


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