domingo, 3 de abril de 2022

ARTE POPULAR Y POLÍTICA EN MÉXICO


ARTE POPULAR Y POLÍTICA EN MÉXICO 


Por lo general se divide la unidad de la vida para su estudio y eso deriva en ver la vida parcialmente. Tratar lo publico de manera aislada. Esto trae como consecuencia el no entender la realidad. Tal es el caso de separar el arte de un determinado pueblo y la política y como consecuencia no poder diagnosticar adecuadamente al Estado en tiempo. Claro que, los políticos, analistas y pensadores avezados ven esto con claridad, pero no las mayorías.

 

Durante el apogeo del partido único de Estado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al haber aglutinado al pueblo de México en tres grandes sectores: el campesino, el obrero y el popular, le dio el control social, el político, el económico y el control del narcotráfico. El Estado mexicano estaba por encima de los poderes facticos y tenia los recursos materiales, económicos, políticos y sociales para enfrentar cualquier disidencia como el movimiento del 68 y 71 o el combate a las guerrillas como las de Lucio Cabañas o Genaro Vázquez.

 

Ahora bien, durante esta época el pueblo mexicano gozaba de una relativa buena economía y paz social, logrando crear una época de oro del cine mexicano (A aproximadamente). La música popular también estaba en boga y a tono con esos momentos. La música tropical, el chachachá, el bolero, el danzón, el mambo. En el año de 1959, surge la Sonora Santanera y toda una gama de agrupaciones musicales que marcaran el ritmo de la vida. El arte musical popular fue una expresión de lo social, económico y político.

 

En 1969 se inaugura un medio de control artístico “Siempre en domingo”. Televisa se convirtió en al arbitro del arte musical principalmente, así como de las novelas melodramáticas. Los artistas nacionales con ánimos de triunfar deberían pasar este filtro. Los artistas extranjeros con miras a expandir su arte también pasaban por esa aduana. Un control que iba a durar 28 años.

 

Con la llegada del Neoliberalismo a principios de la década de 1980, se tuvo la necesidad política, económica y social de cambiar el rumbo del Estado mexicano, un Estado con fines de bienestar social. Si bien no lo logró a plenitud si tenia esos tintes. Para esos momentos todo había cambiado. La corrupción gubernamental era imparable. La sociedad misma estaba inmersa en la corrupción. La época inmediata anterior decaía sin remedio.

 

Se iniciaron las privatizaciones de lo público. Los trabajadores al servicio del Estado pasaron a engrosar las filas de los desempleados y la masa de donde la iniciativa privada se nutria de mano de obra barata. Se inició el debilitamiento deliberado del Estado mexicano. Gradualmente, el gobierno mexicano perdía el control de la economía, de la política, de lo social e inevitablemente el control del narcotráfico. La pobreza se ahondo por todo el territorio mexicano. El escenario estaba listo para una nueva era.

 

El arte dio un giro en su expresión. Acorde con los momentos los narco corridos tuvieron mucho mayor aceptación. Fue una nueva forma de ser de una buena parte de los mexicanos. Este tipo de música terminó por triunfar porque millones de personas ya vivían de esa actividad ilegal. El poder del dinero de los grandes capos impuso una moda en la forma de vivir, de ver la vida, de vestirse, de añorar. Esos millones de mexicanos excluidos y marginados de la economía, del trabajo, de los social encontraron un refugio en lo ilegal, teniendo como bandera la música de narco corridos y no se ve una solución inmediata. A cada época le corresponde un arte popular que nos indica el rumbo tomado por los gobernantes. Nos avisa el futuro.

 

La decadencia del Estado mexicano sigue, la social, la económica, la política y artística siguen. Especialmente el arte musical sigue con expresiones decadentes y profundizándose. Que la decadencia siempre esta presente en nuestras vidas, es cierto, pero no debería de estar en estos grados. En 1998 se terminó “Siempre en Domingo” formalmente, pero ya desde hacía por lo menos dos décadas había dejado de ser el arbitro del gusto musical.

 

Arte y política parecen ser tan disímbolos, pero eso es únicamente en apariencia. El arte es expresión de la política, de la forma de gobernar y que deriva en una determinada forma de vida; en el presente caso, de decadencia. Como siempre. La solución esta en la sociedad, en el pueblo si se quiere. Un problema nacional requiere la participación general para por lo menos intentar su posible solución. Ver las expresiones musicales es ver lo social, lo político, lo económico, es vernos reflejados en ese arte.  

 


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