EL SER DEL MEXICANO A LOS OJOS DE OCTAVIO PAZ, UN
TERRIBLE ERROR
Muchos
pensadores han tratado de capturar, definir el ser del mexicano; sin embargo,
es una tarea de Titanes. La pluricultural constitutiva del pueblo mexicano no
permite abarcar en una definición el ser del mexicano. Hay que señalar que,
hacen falta verdaderos pensadores que aborden este problema; es decir, filósofos
y profesionales afines. Si alguien ha forjado una visión errónea del ser del
mexicano ha sido Octavio Paz en su obra “El laberinto de la soledad”, en donde
sostiene que el mexicano es ““El mexicano no trasciende su soledad. Al
contrario, se encierra en ella… No soportamos la presencia de nuestros
compañeros”, es decir el mexicano es individualista, cerrado y que no soporta
la otredad. Una falsedad y mucho me temo que, eso se debe a su visión elitista,
alejado de la realidad. Basta con ir a las calles, a los mercados, a las Centrales
de Abasto para constatar todo lo contrario. Los mexicanos somos una diversidad
en la forma de ser. No es lo mismo ser del norte que del sur, o de la costa que
del centro del territorio; hay tantas formas de ser, pero también coincidencias
como la solidaridad, la amabilidad, el respeto, el trabajo y la franqueza. En
definitiva, Paz no conoció al pueblo mexicano en su diversidad, creo un
estereotipo.
Octavio
Paz con toda su genialidad que, le permitió obtener el Nobel de literatura, no
pudo ver a la diversidad de los mexicanos. No fue un filósofo en esa área sino
un escritor, un creador de personajes ficticios; no estaba capacitado para ver
todas las partes que componen al pueblo mexicano. Sin más, Paz vio a los
mexicanos del centro de México e ignoró a la mayor parte de los otros
mexicanos. Con toda su grandeza, no se le puede permitir a Paz definir a los
mexicanos porque estuvo hecho para la literatura no para conocer a toda la
diversidad de formas de ser de los mexicanos. Zapatero a tus zapatos.
El
México que conoció Paz, fue el México controlado por el partido único de
Estado, el Partido Revolucionario Institucional. Y la pregunta que salta
inmediatamente es ¿Cómo era ese México?. Pues bien, era un Estado totalitario
en donde el partido oficial controlaba al pueblo mexicano. Se hacia de la
siguiente manera. Hania tres sectores. El obrero, el campesino y el popular,
eso nos da idea del atraso social, cultural, económico y político. Tres grandes
sectores en donde agrupar al grueso del pueblo magramente. Bien, a los campesinos
se les afiliaba al PRI con esa calidad de campesino, a los obreros al sector
obrero y a los que no caían en estos dos grandes pilares del totalitarismo se
les afiliaba al sector popular. Controlados estos tres grandes sectores se les
daban reconocimientos y apoyos. Se puede decir que el PRI controlada casi por
completo al pueblo mexicano, pocas disidencias.
Hablar
mal del gobierno representaba una blasfemia, luchar contra las injusticias se
decantaba en delitos que, muchos líderes, escritores, estudiantes y políticos padecieron
en la cárcel en carne propia. Ahí están los testimonios y la historia para
quien quiera constatarlo. A esto Mario Vargas Llosa lo llamó: “La dictadura perfecta”,
cuando era necesario se daba la apariencia de democracia, de legalidad,
legitimidad, de justicia y todo lo que fuera necesario. Las votaciones pasaron
a ser una mera puesta en escena pues se sabia quien o quienes iban a ganar con “Carro
completo” a toda costa, por las buenas o las malas. De perdió el sentido de la
democracia y de las votaciones.
El
México que conoció Paz, efectivamente era un pueblo callado, desconfiado y que no
soportaba a los demás con sus reservas todo esto pues el pueblo era callado y
desconfiado porque las denuncias contra quien se atrevía ha estar en contra del
gobierno podían crearle problemas o delitos que eran castigados con todo rigor.
La lealtad debía ser rígida, sin cambios apenas. En este contexto Paz no podía mas
que describir a la distancia lo que le parecía el ser del mexicano ignorando la
diversidad de formas de ser de los mexicanos. Creyó erróneamente que existía una
sola forma de ser del mexicano. La ceguera fue casi total. Extraordinario para
la literatura, miope para la antropología filosofía pues no estuvo capacitado
para esta tarea, estudiar al ser humano y en concreto al mexicano en toda su
diversidad.
Octavio
Paz, es evidente que no vio la dimensión del problema y a la vez utilizó una herramienta
errónea para analizar el objeto de estudio, la literatura cuando debió usar la filosofía
y la antropología filosófica para el estudio de los eres humanos y en especial
de los mexicanos. Hasta ahora, los seres humanos no han podido ser determinados
para siempre pues los seres humanos somos cambiantes. Esto no lo tomó en cuenta
Paz, creyó que la sociedad seria estática, sin cambios para siempre. Buscaba en
los cielos, en los estallidos de los cuetes lo que tenia de frente, a la mano,
pero no tenia manos sino muñones. Si viviera le resultaría raro ver a este
pueblo mexicano alegre, libre, solidario en toda su diversidad. Seria un mundo
raro y se vería obligado a cambiar su postura o dejar el estudio de los seres
humanos para hundirse en la literatura.
A
Octavio Paz lo debemos tener como un tesoro literario mas no como un filosofo y
por ello, no se le debe dejar la importante tarea de definir lo huidizo de lo
que es el mexicano en todas sus facetas. Tantas glorias nos dio con sus logros
que, no es posible pensar la historia de México sin él, pero en el sagrado
lugar que le corresponde. Es tiempo de que, el pueblo mexicano florezca de manera
natural con las presiones de la vida, pero sin ataduras artificiales que no le
van en su desarrollo continuo. Los remanentes del viejo régimen claman a gritos
por el regreso del totalitarismo en donde un partido o las élites gobiernan a
placer imponiendo la “Democracia Representativa” mientras el pueblo mas
avanzado ha decidido iniciar una Cuarta Navegación con ánimos renovados. Los
vientos de la democracia hinchan las velas llamadas “Democracia Directa”. El auténtico
soberano mira a la lejanía con una sonrisa abierta y un vigor creciente.