viernes, 27 de septiembre de 2019

OPOSICIÓN SIN RUMBO POLÍTICO



OPOSICIÓN SIN RUMBO POLÍTICO

La oposición está pasando su verdadera “Noche triste”, y no se ve para cuando pueda volver a ver el sol del poder federal pues no tienen siquiera un norte fijo; cualquier luz por débil que sea le parece ser la estrella polar y locos de ánimos marchan incansables hacia allá para descubrir casi inmediatamente que era una falsa ilusión. Que espectáculo.

De un momento a la dirigencia actual el Partido Revolucionario Institucional, le parece que pueden revivir como el “Ave Fénix” y volver al poder político federal como en sus años dorados, pero debe reconocer que están en las ruinas más espantosas que pudieran haber imaginado; no esperaban (Ninguno lo esperaba) una derrota tan aplastante; de un día para otro perdieron lo que les quedaba y se vieron huérfanos de poder político, económico y social. Las preguntas son obligadas. ¿Tiene futuro el PRI?, y en caso afirmativo ¿Qué hacer?, ¿Cómo hacerlo?. La dura realidad es que, la respuesta a la primera pregunta es devastadora, no. Las dos restantes, ya no hay que responderlas. Más que una dirigencia el PRI, tiene un Comité Fúnebre para los restos de su partido. Lo que sostenía al PRI, un régimen totalitarista que aglutinaba al pueblo en tres grandes sectores, el obrero, el campesino y el popular son ahora desiertos libres. No hay ya más ideología revolucionaria ni dinero para hacer política ni fe en la forma de hacer política y sin fe, adiós partido. El mejor cuadro activo que tenían los priistas lo eran sus presidentes y expresidentes, ahora están huérfanos de todos ellos. El partido único de Estado nació del poder y en el poder nunca tuvo necesidad de la lucha electoral democrática para detentar el poder y sin esta experiencia su desaparición esta cantada.

El Partido Acción Nacional, tuvo la oportunidad de transitar hacia el difícil camino de la democracia, pero prefirió adoptar lo que quedaba del Presidencialismo y darle su propio toque, a través de Vicente Fox; sin darse cuenta que el régimen ya se sostenía a duras penas sobre las arenas movedizas del cambio. Con todo, les alcanzó para conseguir alzarse con un segundo periodo sexenal con Felipe Calderón Hinojosa. En el ánimo de buena parte del pueblo, ambas administraciones fueron desastrosas; Fox, terminó como un traidor, corrupto, ignorante e inútil, Calderón como corrupto, incompetente y pendenciero. El poder político fracturo al PAN y las elecciones presidenciales de 2018, casi lo pulverizan. La diáspora panista es impresionante.

Es infantil creer que, el regreso de Fox, sea la solución a la problemática estructural, ideológica y de credibilidad que sufre el PAN. Marko Cortés, con una inocencia increíble se jacta públicamente de este hecho sin darse cuenta que esto le resta credibilidad a la ya poca que conservan. A estos conservadores les pasa lo mismo que a los priistas, han agotado la mayor parte de su crédito social y de militancia. El repudio general por su proceder corrupto los deja en el abandono significativo. Para volver a tener crédito se necesita un largo trabajo, lo que no están haciendo.

El Partido de la Revolución Democrática, le ha pasado lo que le pasa a los partidos que abandonan sus principios rectores, como la lucha por la democracia, la legalidad, la legitimidad y se han pasado a las filas enemigas, el descrédito catastrófico. Al igual que el PRI, el PRD, es un partido destinado a desparecer por completo, pues carece ya de crédito alguno para realizar grandes luchas. El PRD, ha perdido a sus mejores cuadros y entró al cuadro de deshonor al firmar “El Pacto por México”.  

A los tres partidos anteriores o mejor dicho a sus dirigencias les pesa su pasado. En el régimen priista no hacía falta la fe libre pues al ser totalitarista el gobierno y el pueblo avanzaban de la mano, es decir, el Estado tenia unidad, aunque forzada, artificial. Con la mundialización de la economía y la globalización de las ideas el Estado mexicano ya no pudo seguir siendo cerrado ni tener esa unidad forzada; si a esto le añadimos el surgimiento de las redes sociales, la Secretaria de Gobernación, quedó obsoleta como “El Santo Oficio”, de la realidad. No sintieron los cambios generales y no variaron ni su ideología ni su proceder, siguieron actuando como si no hubiera caído el Muro de Berlín, o siguiera existiendo la Unión de Repúblicas Socialistas (URSS), mientras el mundo cambia inexorablemente.

Los tres partidos (PRI, PAN y PRD), no solo no se renovaron ideológicamente cada uno en su propio contexto, sino que, se volvieron viejos, obsoletos tanto en pensamiento como en cúpulas. Es por eso que, el PRI, sueña con los años dorados del Presidencialismo y en eso está perdido. El PAN aunque postuló a un joven relativamente como candidato a las elecciones presidenciales en 2018, y tiene a otro en la dirigencia, piensan a lo viejo; no salen de la cantaleta gastada de que, el nuevo gobierno es “comunista” o “socialista”. Vaya atraso de ideología de lucha. El PRD, se tornó viejo en ideología al creer que, entregarse al oficialismo era ser una izquierda moderna.

En la realidad hace falta un nuevo Constitucionalismo que sea el instrumento para el diseño de un nuevo régimen totalmente diferente al viejo aunque siga teniendo los mismos órganos fundamentales, pero con instituciones y organismos totalmente diferentes en el fin de los mismos. Una reforma estructural e integral del Estado es lo que hace falta en donde los ciudadanos en particular sean el objetivo central del gobierno y el pueblo en general sea en realidad el soberano. Se debe terminar el gobierno monárquico que gobernó durante 90 años y se debe construir el gobierno democrático sin élites que se abroguen para si la soberanía popular. Esto debería ser la tarea de la oposición y no los espectáculos lastimosos que dan de continuo. Han perdido la fe y la cordura y es necesario que rescaten para si estos dos rubros y que incorporen la honestidad, la transparencia y una verdadera política como base de la nación y del Estado mexicano.

domingo, 22 de septiembre de 2019

LA NUEVA MORAL EN LA POLÍTICA MEXICANA




Los líderes del Partido Revolucionario Institucional, a partir de los años ochentas del siglo pasado, se dieron clara cuenta de la decadencia hacia la que había transitado el régimen político y que esta corrupción, había moldeado ya a la sociedad mexicana. ¿Qué podía hacer el gobierno en turno?, francamente poco; la podredumbre emanaba directamente el partido único de Estado y del gobierno en turno. El esfuerzo más sonado y que fracasó como era de esperarse se dio con el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado durante su administración (1982-1988). El discurso, en donde hacia un certero diagnóstico, lo dio siendo candidato a la presidencia y ya como presidente de la república, Miguel de la Madrid, siguió con la misma línea de corrupción. Su esfuerzo fue un fracaso rotundo pues la corrupción se hizo más profunda y amplia.

Esa renovación moral habría de darse durante años antes de las elecciones de 2018, y no fue implementada por el gobierno en turno sino emergida del pueblo mismo. Ahora bien, esa renovación moral no es plena, ideal pero basto para dar fin al régimen que había servido como continente de la corrupción y decadencia del partido oficial, el PRI. ¿Qué significa esa nueva moral), ni más ni menos que un repudio generalizado a la forma de hacer política, la forma de gobernar y de ser del propio pueblo mexicano. Esto fue crucial pues antes que un cambio legal y legítimo de sistema político fue un quiebre moral que derivó en lo jurídico electoral. Y es sobre este contexto que los políticos deben hacer su quehacer, tratar de conservar el poder o tratar de conservarlo. Si esto no lo entienden, están fuera de sintonía y por ende, impedidos de hacer buena política.

La corrupción permeó muy hondo en el partido Acción Nacional, que ávidos de poder pero ya sin la ideología de sus iniciadores accedieron al poder público federal a través de la obtención de la presidencia de la república en la figura de Vicente Fox Quesada (2000-2006), y con matices propios (la religiosidad y conservadurismo), pero sin el combate esperado a la corrupción e impunidad sino la opción del régimen corrupto. El panismo volvió a ganar la presidencia de la república con Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), quien le imprimió a su mandato su sello de corrupción e impunidad; es decir, ambos presidentes fueron los continuadores del sistema político inmoral. Esto fue asimilado por una buena parte del pueblo que gradualmente cambio de mentalidad iniciando por lo moral y dio al traste con la forma de hacer política en las elecciones de 2018. Los panistas no entendieron el momento histórico.

Derrotados el PRI y PAN más sus partidos satélites, han tenido que batallar con sus propias debilidades. Lo más grave para ambos partidos es su incapacidad de renovación moral y política. Han sido incapaces de cambiar y esa parálisis intelectual, moral y política es en cada uno de ellos, su talón de Aquiles.  Ambos partidos, a toda costa quieren el regreso del régimen que creo el PRI y que adoptó el PAN, y eso es imposible; el primer partido está en franca desaparición; el segundo, tiene asegurada su existencia no así, el éxito político.

Los panistas están en una crisis profunda y no se avizora el término de la misma. Lo más penoso es ver que han perdido su estrella polar para dirigir sus pasos en el sentido correcto. El repudio al viejo régimen alcanzó a Vicente Fox, por su negativa a desmontar la estructura de corrupción del PRI y su posterior alianza, lo que fue tomado por una buena parte del pueblo como lo que es, una traición a los intereses morales y políticos del mismo. A Fox, no le han importado las severas críticas y sigue haciendo política; claro, es una política llena de dislates, de errores increíbles, rumores absurdos con el sello de su ignorancia y desfase de la realidad. Parece un Quijote aún más deschavetado que el hijo literario de Miguel de Cervantes de Saavedra. Cuando se cree que no puede haber un hecho más estrafalario por parte de Fox, sale con otro que supera con creces al anterior, causando, el estupor y la hilaridad generalizada. ¿Cómo fue posible que un hombre con claras y graves deficiencias mentales pudiera haber alcanzado la primera magistratura?. El hombre ha tenido una metamorfosis propia, impulsada por su magro intelecto que se basa en prejuicios económicos y religiosos. Siente un terror pánico ante la simple mención de la soberanía del pueblo, de las palabras socialismo, comunismo o populismo sin pensar un ápice en su significado y realidad. No queda ya vestigios del Vicente Fox, dinámico, alegre y esperanzador; ha quemado todo ello en aras de combatir males gigantes que amenazan a la humanidad. Es un declarado capitalista, amante de lo material sin ningún valor filosófico.

El llamado que hacen los panistas a Fox para que los encabece en una cruzada nacional contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, da una clara idea de su decadencia política, ideológica y de ideas. ¿No ven que Fox representa un enemigo del pueblo?. Se están dando, como se dice vulgarmente, tiros en los pies y como si no pasara cosa alguna siguen caminando extraviados, creyendo que los guía su estrella del norte. La realidad es que, cualquier luz roja les parece que les señala el norte, están desnorteados.

Los panistas se enfocan a batallar contra el gobierno de López Obrador, pero están tan ciegos que ignoran que, deben luchar contra su propia corrupción, contra todas sus traiciones al pueblo para ganárselo después de muchos años. La aprobación de AMLO, les debería servir para trazar un plan de batalla. Entender la realidad debería ser uno de sus propósitos, pero cierran los ojos y caminan con toda seguridad hacia ningún lado. Su fracaso político está cantado, tal y como está cantado su éxito cómico con este hecho. Pero los panistas están ciegos y sordos ante la realidad y siguen con su puesta en escena de su espectáculo como si fueran a presentar algo inédito y no al conocido bufón de la decadencia con la lengua más estrambótica de los últimos tiempos: Fox. Bien, el escenario esta puesto y el público en espera de la nueva temporada del panismo foxiano sin fecha de vigencia. Nos espera un grotesco espectáculo. ¡Qué oposición tan ingenua y estrambótica!.



viernes, 20 de septiembre de 2019

DE UN GOBIERNO MONÁRQUICO A UNO REPUBLICANO





Desde el inicio de la formación del Estado mexicano, no se sabía si escoger la monarquía o la república como forma de gobierno. Agustín de Iturbide junto con buena parte del pueblo se decantaron por la monarquía y se implantó el Primer Imperio. No tardó en fracasar esta forma de gobierno a pesar de que los pueblos originarios habían tenido monarcas imperiales por siglos surgidos del pueblo mexicano y de los suyos propios; no existía la democracia. La Nueva España tuvo un gobierno de reyes u virreyes por trescientos años. Imaginen como campeaba la idea del gobierno de un solo ser humano con el poder casi absoluto. Contra esto ha luchado el pueblo mexicano, por la democracia, por la igualdad, la justicia, la legalidad y legitimidad entre otros principios rectores de la vida republicana.

Implantada la república el pueblo mexicano y en especial sus políticos no sabían si la misma debería ser centralista o federalista y hoy, día seguimos sin saber si es el centralismo o el federalismo la forma definitiva de gobierno. Todo el Presidencialismo fue centralista pues todo lo decidía el presidente en turno.  Claro, este preámbulo únicamente da un contexto general pues abordar los variados matices de nuestra historia es una tarea titánica y este escrito únicamente pretende ser una guía general para entender lo básico.

Ahora bien, la idea de un gobierno monárquico siempre ha estado en muchas de las cabezas de los mexicanos aun hoy día. Un claro ejemplo lo es el Partido Acción Nacional que son los justos herederos del conservadurismo y de la monarquía pues ellos mismos se sienten con el derecho divino de gobernar al pueblo ignorante que no tiene esperanza de poder gobernarse y solamente ellos pueden poner orden ante tanto caos; claro, la realidad radical los refuta de manera tajante, incluso en su creencia en la superioridad de su “raza blanca símbolo de superioridad, creen los panistas. Su símbolo más evidente Diego Fernández de Cevallos.

En efecto, las formas monárquicas se implantaron dentro de la república mexicana durante todo el periodo priista. Un solo hombre con casi todo el poder emanado del partido único de Estado y el Partido Revolucionario Institucional fungiendo como la única clase política. Estado, gobierno y partido en una sola sintonía gobernar de manera totalitaria con todo el lujo aristocrático. No se lograba abarcar con plenitud lo que se veía pues por un lado los rituales suntuosos iban encaminados a glorificar los hechos pasados en los días festivos oficiales (republicanismo), y al mismo tiempo se idolatraba al presidente en turno (monarquía). Esta dualidad en las formas impedía al pueblo ver con claridad la esencia del gobierno. Claro, muchos veían justamente en lo que se había convertido el gobierno mexicano. Y, digo el gobierno porque el pueblo nunca participó en lo sustantivo de la grandiosidad como no fuera en calidad de simple comparsa muy lejos de la abundancia del gobierno.

El Panismo al llegar al poder vario la forma, agregando su religiosidad con lo que quedó una monarquía a la imagen de las europeas, pero muy endeble y carente de realidad. Contra todo eso buena parte del pueblo venia luchando desde los años sesentas del siglo pasado y tomado su forma más acabada desde 1988 con el frente liderado por muchos políticos de izquierda que nunca cejaron en su lucha hasta la caída del Presidencialismo priista.

Con todo, no se debe dar todo el crédito a los hechos y actos internos (grave deficiencia de los analistas mexicanos), pues la orden recibida del Fondo Monetario Internacional de privatizar las empresas públicas, es decir, los bienes y servicios públicos, fueron minando el poder del presidente en turno hasta el punto de la decadencia. Un hecho externo influyó de manera importante en la política interna.

Los hechos externos terminaron por derrumbar los cimientos del Presidencialismo hasta que el mismo cayó sin remedio y cedió el paso hacia las formas republicanas con el actual gobierno. La presente administración tiene tantos puntos de crítica como cualquiera otro, pero no hay duda de que tiene la esencia de una república, la austeridad gubernamental y con tendencias de beneficios al pueblo. Esto no es fácil de hacer y las críticas son muchas, la mayoría salidas del coraje, la rabia y la venganza.

Bien, se trata de construir una república con la austeridad a la medida de la pobreza del pueblo mexicano sin que el Estado quede paralizado sino con suma capacidad administrativa, legislativa y judicial para atender estos tres rubros básicos en la vida nacional. Para ello, se debe evitar que un partido o más vuelvan a las formas monárquicas en los tres ámbitos de gobierno. De la misma manera se debe evitar que se conforme una clase política corrupta nuevamente y que los puestos públicos se consigan de manera hereditaria. Las formas monárquicas corresponden al pasado y a los corruptos en forma sectaria, las formas republicanas al pueblo, pero esto es un deber ser que únicamente puede darse con la participación ciudadana y con el cambio gradual de la idiosincrasia del pueblo en su conjunto.

Nos espera una reingeniería del Estado mexicano en donde se evite la corrupción de los funcionarios públicos hasta donde sea posible y esto se asegura con leyes severas que pongan dique a los impulsos desmedidos de los seres humanos que ocupan cargos públicos. Pero insisto y seguiré insistiendo que esto será posible en la medida de la participación ciudadana que tome consciencia y la practica correspondiente del pueblo. Los funcionarios públicos se corrompen en la medida en que dejan de ser vigilados y se les pidan cuentas a cabalidad con las sanciones administrativas, civiles, políticas y penales correspondientes.  

domingo, 15 de septiembre de 2019

15 Y 16 DE SEPTIEMBRE. NUEVOS FESTEJOS PATRIOS




Los festejos patrios se fundan en hechos pasados, de conocimiento general, y se hacen por tradición, es decir, la entrega de estas festividades de las generaciones pasadas a las presentes; esto se hace de manera irreflexiva, sin pensar mucho en esta costumbre pues ese es su sello. Bien. Este 15 de septiembre se festeja la independencia política de la Nueva España del gobierno español y pasar a la creación el Estado mexicano. En estos momentos de la mundialización de la economía y de la globalización de los pueblos es seguro que esa independencia política se vea mermada por la injerencia que ejerzan por los gobiernos de los Estados más fuertes sobre los más débiles; con todo, eso no impide que se festeje; que la fuerza de la costumbre surja automáticamente en la población general. Todo está bien.

Ahora bien, quizá sea muy temprano para empezar a festejar el nuevo gobierno, pero no para festejar la caída definitiva del régimen Presidencialista que es tanto como decir de la “Dictadura del Partido Único de Estado” el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Un hecho que tuvo diversas etapas desde los años sesenta del siglo XX, hasta la fecha actual sin que el trabajo este hecho y se pueda el pueblo olvidar de seguir destruyendo los vestigios de dicho régimen.

Un régimen Presidencial totalitarista, cerrado y que tenía que ser por pura necesidad dictatorial al ser el titular del ejecutivo federal el que tomara todas las decisiones importantes de gobierno y ser el líder del Partido Revolucionario Institucional. El monopolio de la violencia del Estado estaba al servicio el presidente de la república y su partido. La democracia era una utopía.

Hacia el exterior se usaba la llamada “Doctrina Estrada”, para evitar que el Estado mexicano fuera visto, observado y criticado por su falta de democracia y sus métodos dictatoriales sin ninguna defensa efectiva para detener los ríos de violaciones a los derechos humanos, de hecho, no existían los derechos humanos y las violaciones a las garantías individuales era menos que una ilusión; ni se diga de las desapariciones forzadas, los encarcelamientos ilegales, la persecución de los disidentes y el combate a muerte de los guerrilleros. Ese era el Estado mexicano moldeado por el Partido Revolucionario Institucional, que es lo mismo decir que el partido era el heredero de los ideales revolucionarios pero institucionalizados, es decir, impuestos como una ideología torcida en beneficio del mismo instituto político. Una revolución paralizada en las instituciones controladas por el PRI.

En efecto, se debe festejar la independencia política de México con relación a España, pero se debe sumar a los festejos la independencia del pueblo mexicano del Partido Revolucionario Institucional y como consecuencia, la terminación del régimen Presidencialista dictatorial. En líneas anteriores he dado una pequeña visión de lo que fue el Estado mexicano durante el priismo, pero basta para darse cuenta de la lucha épica de los demócratas mexicanos para que paso a paso y con la perdida de muchas vidas se fuera desmontando el gigantesco régimen totalitario.

La presente independencia política interna e un partido, la liberación del pueblo y una gama de posibilidades de ser en el presente y futuro son motivos suficientes para festejar sin emborracharse pues queda trabajo negativo, destruir los vestigios del pasado régimen y positivo, construir un nuevo régimen democrático siempre en caminos amenazados por los más deslamados y ambiciosos. Si el pasado fue difícil, el presente y el futuro no lo son menos. Que momentos de caminar sobre arenas movedizas con la gritería y trompetería lúgubre de la oposición y sus voceros de diversos medios de comunicación.

Bien, para nosotros no tiene mucho sentido la independencia política de México respecto de España, pero si tiene o debe tener pleno sentido esta independencia, esta liberación del régimen priista y esto, es suficiente para reflexionar hacia dónde debemos transitar y cómo se debe hacer. Realmente no hay un plan concreto instalado en las cabezas de los que gobiernan; todo es ir desmontando la estructura del anterior régimen a golpe de piedra sin tener en cuenta una reforma integral de todo el Estado. Estamos escasos de excelentes políticos. Pero la realidad es como lo es y no admite apelación exitosa alguna.

A pesar de las circunstancias difíciles en que el pueblo mexicano se encuentra es un sueño hecho realidad; es despertar bajo un nuevo sol político, lejos de la negrura maligna del totalitarismo. Las generaciones de jóvenes no entenderán esto, pero los que vivieron bajo el régimen priista conocen de primera mano y en carne propia lo que era ese régimen y lo que significa como símbolo de la tiranía dictatorial totalmente decadente que corrompía al pueblo en su conjunto para seguir bebiendo la sangre, la vida directamente del pueblo sin ninguna concesión. Fue horrible, espantoso.

Las nuevas generaciones festejaran el pasado lejano, las viejas generaciones la caída definitiva del viejo régimen político y esto último es la dicha misma. Haber transitado por el corazón iracundo de ese régimen es todo un logro épico para todas esas generaciones que, nunca se rindieron a pesar de las miles de vidas que se perdieron; ojalá, esta costumbre de lucha consciente sea entregada y recibida por las nuevas generaciones pues mucha falta les van a tener de esta larga experiencia. 108 años de vasallaje y oscurantismo han terminado (1910-2018)


lunes, 2 de septiembre de 2019

EL GÉNESIS DE LA OPOSICIÓN EN LA 4T





Las cúpulas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN), habían logrado mantenerse en el poder (el primero durante más de 8 décadas) sobre un sistema político realmente nocivo para el pueblo llano pero muy rentable para ellos. El régimen político Presidencialista estaba diseñado para ser totalitarista y acorazado por todos lados para evitar ser vulnerado y su desmantelamiento capa por capa tardo más de medio siglo.

Los dirigentes del Partido Acción Nacional, fueron herederos directos de ese tipo de gobierno y en lugar de iniciar la transición lo usaron para su beneficio personal y de grupo; no les importó la democracia, la legalidad, la legitimidad y la confianza que los votantes les dieron. Igualaron a los priistas en sus prácticas corruptas y en algunos puntos los superaron. Ni el PRI ni el PAN se dieron cuenta que los tiempos habían cambiado tanto externamente como internamente y siguieron con su política ya francamente obsoleta. Este es el contexto general que nunca entendieron estos políticos.

El regreso del PRI al gobierno en el 2012, les hizo abrigar la falsa esperanza de seguir en el gobierno tanto al PRI como al PAN, en una mancuerna ya pactada desde hace cuatro sexenios. Con esta confianza fueron a las elecciones y recibieron una derrota por parte de Andrés Manuel López Obrador. Lo impensable había pasado. El 1 de julio de 2018, se iniciaba el Génesis de ambos partidos como oposición, con un quebranto material ante la pérdida del erario, con una derrota moral ante la pérdida de la confianza de los votantes y del pueblo en general y, una debilidad inédita ante la disminución de sus militantes y de sus mejores ideólogos. Haber nacido como oposición en la decadencia los tiene marcados y, sus hechos y actuaciones posteriores son pruebas irrefutables de ello.

Con la llegada de Morena al poder político, se inicia ha iniciado el desmantelamiento del viejo régimen y esto les ha calado hondo a los priistas, panistas, empresarios y hasta periodistas que vivieron en el régimen y del régimen. Añoran los años dorados en los que el dinero fluía sin trabas y, llegaba a los bolsillos y, cuentas con toda precisión y sin ninguna responsabilidad a pesar de las vías corruptas. Acostumbrados a vivir sin el mayor esfuerzo que tener la aprobación presidencial no se acostumbran a estar sin el dinero público, sin el poder público pero lo grave para ellos es su debilidad material y su ignorancia de una nueva forma de hacer política.

El presidente del PAN, Marko Cortés es todo un ejemplo claro de lo que no debe hacer un líder, ser superfluo ante la gravedad que tiene entre manos. Sus declaraciones rayan en lo hilarante por absurdas; esto de continuo. El mismo camino lleva el senador Gustavo Madero, quien no deja de hacer declaraciones catastrofistas y hasta apocalípticas en medio de sus publicaciones de lo que en las redes sociales se llaman memes. Esta falta de seriedad y de ideas verdaderamente políticas lo hace ver como lo que son, unos ineptos. No tienen siquiera el hábito de ser oposición menos la costumbre. Eso les va a traer como consecuencia que un atraso en poner manos a la obra para recuperar la serenidad y crear un verdadero plan para llegar al poder nuevamente.

Ahora bien, la oposición debe olvidarse del viejo régimen político, el mismo ha cumplido sus objetivos ya históricos y políticos pero terminada su vigencia no hay forma de ponerlo nuevamente en práctica. Mucho me temo que la ceguera y la manquedad de esta oposición los llevará a continuos fracasos hasta que el PRI desaparezca y el PAN, rectifique el rumbo. El Partido de le Revolución Democrática (PRD), ha iniciado un intento de renovación, pero está condenado al fracaso por el abandono de sus ideales iniciales. El panorama no solo no le pinta bien a la oposición, sino que se les presenta sombrío.

En efecto, este es el panorama general en el que está inserta la oposición. Tan débil como esta no acierta a dar buenas batallas ni a señalar crítica y efectivamente los errores a este nuevo gobierno, sigue con su viejo discurso de desprestigio al comunismo y al socialismo. Eso no les ha funcionado ya, ni les funcionará. La oposición esta huérfana de ideas y hasta de ideologías. Eso, para ellos es grave.

Los hechos y los actos reales de la oposición no les alcanzan para volver al poder; es decir, más que lo existente, lo que han dejado de hacer les pesa más. Deberían prepararse para una larga lucha tal y como lo hicieron las izquierdas en el año de 1988 pues de allí tiene sus cimientos el triunfo de López Obrador, sin este momento histórico no hubiera logrado el cometido. Fueron 30 años de lucha y que tienen largos antecedentes.

El PRI y el PAN, carecen de esta larga experiencia de lucha y de construcción de vías ideológicas, de planes de lucha, de organizaciones verdaderamente populares. Si a esto le sumamos la desconfianza ciudadana, tienen serios problemas y poco remedio para ello.

Tres personajes principales pretenden ser la voz de la oposición, Vicente Fox, Felipe Calderón y Diego Fernández de Cevallos. No hay día en que no salgan a la plaza pública para denostar al actual presidente, tachándolo de todo lo malo existente y por existir. Y quizá en algunos aspectos tengan la razón; con todo, carecen de cualquier autoridad en cualquiera de los ámbitos que aborden. En consecuencia, tienen cero credibilidad y si, el repudio popular pues el pueblo no olvida sus desastrosas administraciones, su corrupción de cada uno de ellos, su cinismo e impunidad.

En resumen, la oposición está en pañales, en la oscuridad y sin verdadera oportunidad de volver al poder. Las elecciones de 2021 darán las pautas a seguir y ahí se decidirá la suerte de priistas y perredistas. En caso de no lograr triunfos, la oposición deberá luchar por lo menos cuatro sexenios para aspirar volver al poder político federal. Para ello es menester que despierten y se preparen con nuevos discurso, ideologías y prácticas para el largo camino.