Los
mexicanos sabemos bien como es la clase política en México y muy en particular los
presidentes de la Republica. Pocos muy pocos políticos se salvan de ser criticados
por sus malas acciones. La política en México se ve como un medio para
disfrutar del erario y de los bienes públicos con malas artes. Los políticos son
de la más baja calidad moral, intelectual, cultural, académica y política. Eso sí,
tienen toda la astucia para mantenerse viviendo del erario sin trabajar ni
rendir cuentas. La regla general es: “Vivir fuera del presupuesto es, vivir en
el error”.
Este
es el contexto general en donde nació políticamente Peña Nieto. Es de esos
personajes que viven básicamente de las apariencias. En su caso particular se ha
evidenciado él, mismo en casi todas sus intervenciones públicas ora hablando,
de manera bochornosa, inglés, ora cambiando nombres, ora mostrando que su
pobreza mental le viene de no leer y la lista es larga. En la política ha
estado apadrinado por políticos turbios y de mala fama. El mismo se transformó
en un represor y sobre su responsabilidad caen violaciones y muertes.
Es
muy significativo que venga, Bill Richardson a endilgarle a Peña Nieto virtudes
que solo él ve: “Combina el carisma de (Ronald) Reagan, el intelecto de
(Barack) Obama y las habilidades políticas de (William) Clinton”,
dice. Esto ha causado una ola de hilaridad en México ya que es pública la
ignorancia de Peña Nieto. No hay forma de salvarlo de su cruel destino de ver
la vida solo entre velos, sin claridad y estar auto destinado a vivir más por
lo sensitivo que por el uso de la razón. Peña Nieto se ha declarado como “pragmático”,
es decir, que le gustan los resultados sin tener justificaciones profundas del
quehacer político.
Bill
Richardson queda como un analista superficial y tendencioso en este caso y
mucho me temo que en diversos casos también. Los mexicanos ya habíamos visto la
tontería encarnada en Vicente Fox, la necedad y tontería en Calderón y la imbecilidad
incorregible en Peña Nieto. Solo Richardson ve casi un genio de la política en
Peña Nieto. Si cree que ha dicho algo digno de leerse sin soltar las carcajadas
se equivoca. Como bufón Richardson es insuperable.
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