viernes, 14 de septiembre de 2012

EL FIN DEL UNIVERSO







Desde hace ya aproximadamente un siglo se ha podido ver que el fin de esto que llamamos realidad tal y como la concebimos no terminará como nos lo han dicho en un poco más de dos mil años: con los Cuatro Jinetes del Apocalipsis como preámbulo al Día del Juicio Final. No, se puede prever que el preámbulo lo será el colapso del Sol y de allí el aniquilamiento de la vida en la Tierra. Claro, se espera que esto tarde unos cuatro mil millones de años. Si no pasa una cosa extraordinaria, antes de ese tiempo, se espera que los seres humanos ya hayan podido sortear tamaño peligro y pueda ir a uno o varios lugares de este u otro Universo para seguir dándole sentido a su vida y a la realidad misma.
Todo apunta a que el Principio-Primero-De-Todas-Las-Cosas, no es necesario para que la vida exista en todas sus formas, incluida la de los seres humanos. Por un largo tiempo los filósofos se esforzaron para encontrar el principio inicial de todo lo que existe. La religión católica sacrifico la vida en dogmas y trató de clavar para de una vez y para siempre la vida en el signo de la cruz. Todo esto fue demasiado para la vida que es dinámica y nunca se detiene ante diques y moldes que tratan de congelar su movimiento huidizo. Cosa imposible y que tanto espanto les da a los conservadores y moralistas.
Ahora bien, si en este punto del Universo se pudo generar la vida sin ninguna intervención divina, es, posible que sin importar la destrucción de la Tierra o del Universo, la vida pueda resurgir nuevamente. Aquí están todos los elementos que hicieron posible la vida y no serán destruido sino solo transformados en sus componentes básicos. Quizá no seamos los primeros y los únicos que vivimos en los diversos Universos ni los últimos. En efecto, si no es, una cosa divina la vida, es de esperarse que esta pueda surgir mediante la combinación de todos los elementos que la permitan y por las mismas leyes de la física.
Por lo pronto, quitémosle los elementos dogmáticos de toda religión que no ha salvado ni una sola alma (una invención ficticia de la teología) pero los religiosos han matado a millones de seres humanos en nombre de sus dioses, es decir, sin verdadera razon alguna. Veamos, vivamos con mas serenidad esto que se llama vida y que al pronto se me hace una maravilla poder presenciar la grandeza, tanto del cosmos como del microcosmos y poder develar sus misterios.

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