INTRODUCCION
Durante cientos de años (sino es que miles), nuestros antepasados trataron de dar explicaciones sobre la realidad y sentido a la vida. La larga marcha se detuvo en la región que ahora conocemos como Grecia. Allí florecieron diversas Ciudades-Estado, tales como Creta, Micenas, Delfos, Pergamo, Olimpia, Argos, Abdera, Efeso, Mileto, Dodona, Olinto, Tebas y las más conocidas por nosotros: Esparta y Atenas.
Es, esta última Ciudad-Estado la que nos interesa, dado que allí se dio la más intensa e importante actividad filosófica. Sócrates, Platón y Aristóteles vivieron y se formaron en Atenas. Los dos primeros fueron nativos de la ciudad y el tercero lo fue de Estagira.
En la época que los dos primeros vivieron se tiene que la filosofía alcanzó su mayor esplendor. Aunque, Sócrates nunca escribió cosa alguna sobre su pensamiento filosófico, si influyó en Platón, quien escribió buena parte de su filosofía (la otra parte es la llamada esotérica). Lo que nos ha llegado de la obra de Platón son sus Diálogos. En ellos se nos da cuenta de la muerte de Sócrates, su pensamiento, el pensamiento del propio Platón y un panorama general de lo que era Atenas y otras polis.
Ahora bien, Nietzsche sostiene sin concesiones que, Sócrates y Platón representan la decadencia de Atenas y en general de la Grecia Antigua. La gran mayoría, tiene a estos dos filósofos como lo más granado no solo de Atenas sino de toda Grecia y la antigüedad, extendiéndose su fama hasta nuestros días.
Si lo que afirma Nietzsche es cierto, durante mucho tiempo la humanidad ha estado equivocada tanto en la interpretación de la realidad como en el sentido más elevado de la vida. ¿Cuáles son las razones que nos da Nietzsche para sustentar que Sócrates y Platón son decadentes?. ¿Qué partido puede tomarse al respecto?
Víctor Hugo Míaz Serrano
REFLEXION SOBRE LA CRÍTICA NIETZSCHEANA A SOCRATES Y PLATON
I
La fama que alcanzó y aún conserva Sócrates, tanto como pensador profundo como hombre íntegro dentro de la polis griega de Atenas sigue siendo tema de debate intenso en nuestros días. Desde aquella época ya se confrontaban dos formas de pensar y de actuar: el idealismo y el realismo. El primero pretendía y pretende mostrar ideales a seguir basados en la huida de la realidad, el segundo estaba basado en actuaciones humanas sacadas de la realidad.
La Grecia antigua estaba cambiando hacia la decadencia y parece ser que filósofos como Sócrates y Platón intentaban corregir, tanto con su pensamiento como con sus acciones, ese estado social. Con todo, los sofistas surgieron como una dura realidad que ambos atenienses combatieron. Ahora bien, parece ser que de allí nos proviene el gusto por las acciones buenas, bellas y desinteresadas. Nuestro sistema educativo, la teología y la filosofía y culturas tradicionales nos muestran a estos dos pensadores como el logro más grande que ha dado la humanidad en el pensamiento. El culto que se les tiene es inmenso y es, un obstáculo para la crítica
II
Habríamos de esperar hasta el siglo XIX de nuestra era (un lapso de más o menos dos mil años), para que apareciera Federico Guillermo Nietzsche y mostrara al mundo un pensamiento diferente al que la tradición filosófica occidental había presentado sobre la filosofía de Sócrates y su alumno Platón.
Parece ser que la realidad brutal y dolorosa de la decadencia que presentaba la polis ateniense puso en marcha las acciones de Sócrates y con fundamento en la afirmación del oráculo délfico en el sentido de que él, era el hombre más sabio, inicio una lucha mortal en contra de las costumbres de los atenienses y termina siendo condenado. Sócrates escoge su pena: la muerte. Las últimas palabras que emite, son la pauta que Nietzsche toma para ir develando la personalidad decadente de Sócrates: “Vivir- significa estar enfermo durante largo tiempo: debo un gallo a Asculapio salvador”.
Nietzsche muestra, al desbrozar las acciones de Sócrates, su, sin par, cualidad sicológica. Sospecha que, los considerados, hombres mas inteligentes bailaban sobre arenas movedizas, volviéndose símbolos de la decadencia griega. No supieron o no quisieron entender el camino a seguir. Tal parece que no había salvación. Ante el callejón sin aparente salida escoge el suicidio.
Nietzsche se planta ante el problema milenario de la vida y se da cuenta de que “el valor de la vida no puede ser tasado” por un viviente, dado que es parte del todo y no se vale tasar el todo por una ínfima de sus partes: el ser humano. En consecuencia, Nietzsche no valora la vida, emplea la sospecha para ver dónde llega en esta aventura calculada.
III
Para apuntalar sus aseveraciones, Nietzsche, echa mano de la condición plebeya de Sócrates así como de su fealdad. Allí colige que Sócrates no podía tener más que instintos de venganza y en consecuencia actuara en contra de los instintos que los nobles aplicaban en su vida diaria. En épocas anteriores a Sócrates, las polis habían sido productoras de hombres afirmativos de la vida. Para cuando Sócrates vive la decadencia se ha apoderado de las polis griegas. Su destino estaba ya marcado. El devenir que Heráclito anunciara se mostraba con toda su crudeza. A esto, Sócrates no sabe dar respuesta ascendente, sino que sus instintos plebeyos le dictan realizar venganza en contra de los nobles de Atenas. Aquí aparece la cualidad dialéctica como el instrumento idóneo para dar en la inacción a los hombres fuertes.
La mascarada que representa Sócrates es una adivinación que hace con base al conocimiento de la necesidad que tenían los atenienses de él. El cambio de instrumento para seguir viviendo se hace patente al tomar la racionalidad un puesto preponderante sobre los instintos. La tiranía severa y compulsiva entra a escena en la polis ateniense para tomarla del cuello y apretar hasta el la asfixia inexorable de la cultura griega.
La muerte de Sócrates representa el principio del fin de la cultura griega. Si no podía salvarse dicha forma de vida era mejor vengarse de la misma parece ser la última voluntad del maestro de la ironía.
IV
Con relación a Platón, Nietzsche se nos muestra ambiguo en su juicio primero pero, contundente en el final. El idealismo no es, más que una cobardía en primer y último momento. Platón no es más que otra desviación de la verdadera filosofía. Un seguidor de Sócrates no podía dar un fruto deseable para la vida afirmativa. El dolor por la muerte de Sócrates y su fracaso en Siracusa deben haber influido en esa huida que hace Platón hacia el idealismo. Parece ser que, la realidad le era muy dolorosa.
Es muy ilustrativo el contraste que Nietzsche entre Platón y Tucidides en la paráfrasis de: "Lo que yo le debo a los griegos". El primero representa la decadencia en el estilo literario. Aunado a lo anterior, se suma su sensualidad pública por los jóvenes bellos. Su filosofía es producto de esa sensualidad. Nietzsche solo acepta que Platón sea franco en este tópico; Todo lo demás es idealismo cobardía: el segundo representa el señorío, el dominio de sí mismo y por ende, de las cosas. Tucidides junto con Maquiavelo son tomados como una medicina por Nietzsche contra esa nausea que representa la huida de la realidad.
Y, es precisamente el idealismo la señal que Nietzsche toma para mostrar como una desviación envenenadora la filosofía de Platón contra la vida
V
Finalmente, debo decir que hacer una crítica a la filosofía de dos, de los considerados filósofos más grandes de la Historia, es una tarea mayúscula de la cual Nietzsche sale a mi parecer airoso. Claro que para los tradicionalistas esto constituye un ataque a los más querido y granado de la filosofía clásica. El rubor y la tentación de mirar de soslayo la filosofía salvaje de Nietzsche es grande para los que tienen a Sócrates y Platón como autoridades filosóficas. Sin embargo, la rica variedad y profundidad de pensamiento crítico que Nietzsche desarrolla en “El Crepúsculo de los Ídolos”, es impresionante. No es de menor importancia para conocer el otro lado de la filosofía que está viva a fuerza de necedad y no solo de necedad. No hay piedad alguna en esta obra. Tal parece que Nietzsche se regodea destruyendo el edificio filosófico que tanto se ha venerado por siglos y siglos. ¿Qué nos queda de todo esto?, muy poco y un muy mucho de nuevos horizontes aun, que forjar.
VI
Me es menester develar mi posición ante estas dos posturas filosóficas. A la caída del imperio romano la filosofía queda relegada por los cristianos a la postración ya que representaba el uso de la razón y para la religión la razón es orgullo, pecado ante el dios cristiano. San Agustín hace uso de la filosofía platónica para forjar su pensamiento teológico. Toda la Edad Media será el reinado de la teología sobre la vida de los seres humanos de occidente. Los valores que se impondrán a los pueblos serán producto de los postulados filosóficos, tanto de Platón como de Sócrates, claro, no hay que olvidar a Aristóteles, empero, aquí nos ocupan los dos primeros.
Con la llegada del Renacimiento se prepara la vuelta a una filosofía basada en la razón y en el caso de Nietzsche también en la intuición y la sospecha. Nietzsche, retoma los valores nobles y ataca todo aquello que huela a plebeyo. La voluntad del poder que trata de afirmar la vida de una manera despiadada será su legado confrontado a los valores cristianos. Propone una liberación del rebaño y de todo valor que ensombrece la vida, esa vida que se había vuelto sombría y llena de decadencia.
Si bien miramos la vida de los mexicanos tan infiltrada de prejuicios, mitos y toda clase de dogmas religiosos que tasan la vida de acuerdo a esos estándares de la debilidad se colige que para volver a la vida sin ataduras perniciosas se debe rechazar de cualquier manera seguir tales caminos extraviados. Dentro de la vida mexicana, casi todo se debe desarrollar dentro de los dogmas católicos y lo demás es pecado. Se nota claramente una subvaloración de los seres humanos que se les dice que fuera de los dogmas no hay salvación. Por mi parte, llego a la conclusión que fuera de este mundo enfermo del catolicismo hay formas sanas de vivir. En consecuencia dejo desde sus raíces el catolicismo y pondero la filosofía de Nietzsche como una alternativa de tomar postura ante y para la vida.
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