viernes, 2 de diciembre de 2011

EL DOCTOR JUAN JOSE EGUIARA Y EGUREN

INTRODUCCION
                                                      
Es indudable que los europeos tuvieron la ventaja de haber tenido un contacto constante con la cultura clásica de los griegos y romanos y en consecuencia, al tener una visión ya predeterminada sobre lo que se debería considerar como “cultura”, despreciando, menospreciando o ignorando la gran variedad de conocimientos de las diversas naciones asentadas en el continente americano.
Los más grandes pensadores españoles pensaban y escribían en contra de las prácticas culturales de los nativos de América, ora por un infundado orgullo de superioridad, ora por simple conveniencia oficial, ora por justificar la conquista y la explotación humana, el saqueo de los bienes naturales, minerales, de piedras preciosas o por simple estupidez.
No todos los españoles pensaban de esta manera y son algunos frailes quienes estuvieron en contacto con los naturales y entendieron la gran riqueza de las diferentes culturas y, en la medida de lo posible, salvaron y preservaron solo muestras del esplendor de nuestros antepasados. Tal es el caso de Fray Bartolomé de las Casas o Fray Alonso de la Veracruz.
Sin embargo, en España, poco se sabía de todo esto y tan solo se limitaban a disfrutar de todas y cada una de las mercancías que llegaban de La Nueva España. Intelectuales como Francisco de Vittoria justificaban la conquista en todos sus ámbitos poniendo a los naturales de la Nueva España en un nivel inferior a la de los españoles. Esta idea cundió y fue seguida por Don Manuel Martí, mismo quien escribió un libro que llego a la Nueva España y al ser leído por el dominico Juan Villa Sánchez, desata en este una fuerte reacción al comentario de que en la Nueva España no existía conocimiento científico alguno, poesía, literatura o cosa alguna que fuera provechosa por sí misma. Creía que los españoles, aunque pusieran todos sus esfuerzos en tratar de enseñar a los mexicanos “la cultura”, estos tenían tantas limitaciones que era imposible que la pudieran asimilar y desarrollar.
Juan José Eguiara y Eguren, durante más de diez años se dedicara a refutar lo aseverado por Don Manuel Martí, con gran acierto, al crear su “BIBLIOTECA MEXICANA”, que contiene a lo más granado de los pensadores de La Nueva España y el Caribe. 
Claro que esta, en esta reacción, está el elemento naciente del nacionalismo mexicano que hace crear los fundamentos sobre los cuales el pueblo de México alcanzara su independencia.

Víctor Hugo Míaz Serrano






EGUIARA Y EGUREN: EL GRAN PENSADOR Y RECOPILADOR DE LA FILOSOFIA DEL SIGLO XVIII EN SU BIBLIOTECA MEXICANA.

       Es interesante la vida del Doctor Juan José Eguiara y Eguren, dado que es hijo de padres vascos y él, adopta de manera entrañable, un amor por el suelo y habitantes mexicanos, al punto de ser un referente en la defensa por la cultura de los naturales de lo que se llamó Nueva España y del pensamiento de los diversos pensadores que aportan a la cultura y conocimiento de lo que, a poco serán los mexicanos. No le importa incluir a todo tipo de personas letradas, incluso si no nacieron en la Nueva España, con tal de que su pensamiento aporte algo al pensamiento propio de los habitantes de lo que será México. Lo anterior, con justificación de la inclusión de tal o cual pensador en su “BIBLIOTECA MEXICANA”.
Nace Eguiara y Eguren en la ciudad de México en el año de 1696 en el mes de marzo, se dice que el primero o a principios del mes de marzo y muere el 29 de enero de 1763. Desde temprana edad es puesto en manos de preceptores privados a efecto de iniciar una buena educación y a poco ingresa al Real colegio de San Idelfonso. Prosigue sus estudios de Teología y Derecho en la Real y Pontificia Universidad de México. A sus tempraneros trece años de edad logra el título de Bachiller en Artes, es decir, en el año de 1709; 15 años después logra el grado de Bachiller en Teología y en ese mismo año la Licenciatura en Teología. Un año después consigue el doctorado.
Si su formación es, impresionante, no lo es, menos su labor educativa ya sea en el campo de la teología o de la filosofía. Entre 1713 y 1722 da clases de Retorica, Prima de Teología y Prima de Sagradas Escrituras. En 1723 consigue para sí la cátedra de Vísperas de Filosofía y en 1724 la de Prima de Teología. Finalmente alcanza la canonjía magistral en 1747.
Por si esto fuera mínimo, en 1749 es nombrado Rector de la Real y Pontificia Universidad de México. Honor que pocos se pudieron dar con tan excelente visión de su quehacer como rector.
Ostentó otros cargos dentro de la Catedral: Examinador Sinodal, Calificador del Santo Oficio, diputado del Seminario Conciliar.
Asimismo, es autor de más de 800 sermones, mismos que pronuncia con una oratoria magistral y en su sermón “La Cristiandad del Imperio Mexicano” ya manifiesta su nacionalismo mexicano.
En sus actos personales es, parco en el comer y el beber, discreto y limpio en el vestir, es decir, que es un ser humano equilibrado en su vida, atendiendo a los elementos de su educación, tanto en lo teológico como en lo filosófico. Este es uno de los seres humanos a quien le debemos tanto los mexicanos por su gran labor en favor del pueblo y de lo mexicano. Su obra es impresionante, tanto por la época en que la realizó tanto como por su salud y los precarios medios de comunicación que por entonces existían.
Ahora pasemos a su máxima obra: “BIBLIOTECA MEXICANA”, ya desde el titulo nos presenta su concepción de lo debe ser lo mexicano, aunque no de manera determinada ni determinante, dado a que la conformación de cualquier cosa humana puede ser mejorada o viceversa. Con todo, se prefigura ya una visión diferente a la de los españoles en sus distintas acepciones.
Eguiara y Eguren justifica la diversidad de autores que en ella incluye diciendo: “Biblioteca Mexicana o Historia de los varones eruditos que en la América Boreal nacidos o que, en otras tierras procreados, por virtud de su mansión o estudios en esta arraigados, en cualquier lengua algo por escrito legaron, principalmente de aquellos que en dilatar y favorecer la fe católica y la piedad con sus hazañas y en cualquier género de escritos publicados o inéditos, egregiamente florecieron”.
Es clara ya la idea de lo que se debe hacer en pos de la mexicanidad pero, no está acabada la idea. Ya otros contribuirán a ello y seguirán contribuyendo hasta hoy día y mañana. Nuestro autor no discrimina a ninguno de los estudiosos tan solo pide que sean escritores que favorezcan el fortalecimiento y expansión de la religión católica. Cosa loable en él, dado que ese va a ser el rasgo del Humanismo mexicano la no discriminación y si la igualdad de los seres humanos.
A continuación transcribo la dedicatoria:
A Fernando VI. Rey Católico de las Españas dedicada por su autor. Don Juan José de Eguiara y Eguren. Mexicano, obispo electo de Yucatán, en la iglesia Metropolitana de su Patria Canónigo Magistral de la Real y Pontificia Universidad de México, Profesor Primario y Emérito de Teología y antes Rector, en el Oficio de la Santa Inquisición Censor, del Ilustrísimo Arzobispo de México Consultor, de la Arquidiócesis Examinador Sinodal, diputado para su confesor de las monjas Capuchinas y otros ministerios sagrados.
Tomo Segundo que contiene el final de la letra A y las letras B y C.
México en la nueva Imprenta en la casa de los autores, destinada a editar la Biblioteca. Año del señor MDCCLV.
Es claro que todavía navegaba entre dos posturas, la española y la mexicana, al final se quedara en la ambigüedad empero, eso no le quita un ápice del valor de su obra; dado que sienta lo que después otros proseguirán: la idea de la mexicanidad. Solo recordemos que tamaña empresa no puede ser de una sola persona por muy preparada y genial que esta sea.
La obra de Don Juan José Eguiara comprende más de mil semblanzas o biografías, si bien cortas, de todos aquellos que a su criterio han contribuido a la creación de una nueva cultura. La mexicana. Por sus páginas pasan personas disímbolas pero de gran valor tanto histórico como literario. Allí están virreyes como Don Antonio de Mendoza poetisas como Sor Juana Inés de la Cruz o religiosos como fray Bartolomé de las Casas.
Anexo dos ejemplos de personajes incluidos en la Biblioteca Mexicana.
Con el número 253. Don Antonio Delgado Buenrostro.
Español, nacido en Sevilla, y para usar la expresión de él, mismo, patrio de la Puebla de los Ángeles, pues así quiso manifestarse agradecido a esta ciudad en la dedicatoria que antepuso al sermón de “Santa Rosa de Lima”, editada cuando él se encontraba en España, volviendo los ojos atrás por lo que había recibido en Puebla, citando a Seneca, quien muy sensatamente había escrito: ”Patria es ubicum que bene est”; (Patria es la tierra donde felizmente se vive). De sus lares sevillanos trasladado, siendo muy niño a nuestra América por el año de 1640, llego a la celebérrima ciudad de Puebla, y comenzando por la gramática, siguió los estudios de filosofía y teología con los alumnos del venerable obispo que fue el señor Juan de Palafox.
Con el número 686. Don Cristóbal Colon.
Italiano de nacimiento, genovés de patria, por el descubrimiento del Nuevo Mundo, que inicio desde la Isla Española, por derecho debe llamarse mexicano como ninguno, y también por sus cartas escritas en nuestra América, famosísimo en toda extensión de entrambos mundos.
El funeral de nuestro insigne autor fue solemne, como debía, y se celebró en la Universidad y en la Catedral, ambas de la ciudad de México, en donde reposa.
Se debe ponderar la obra de todos y cada uno de los que contribuyeron a formar lo que llamamos la mexicanidad. En el caso concreto es indiscutible la importancia de Don Juan José Eguiara y Eguren en la formación del concepto de la mexicanidad. Quizá, sin saberlo ni desearlo, nuestro autor contribuye a la independencia de México de España al realizar su magna obra, que no es menor. Podemos conocer a muchos seres humanos que se dedicaron a pensar sobre los problemas concretísimos de la realidad que vivían y sobre las diversas formas de ver la vida y en su caso, las posibles soluciones a los problemas que les surgían en su diario acontecer gracias a la Biblioteca Mexicana. Obra interesante y amena que nos trae noticias sobre las vidas de los seres humanos que formaron la base de nuestra vida en y desde los lugares y quehaceres disímbolos propios de su profesión. Queda por estudiar si los pensadores incluidos en dicha Biblioteca tienen la calidad de mexicanos y en qué medida.  Todo ello sin merma de la importancia que representa.
La Biblioteca Mexicana tiene el efecto amable de cambiar la concepción que se tiene de la Colonia como una era de oscurantismo y ponerla como la lucha tenaz de los intelectuales por darle vida a la base de la vida de su época. 

1 comentario:

  1. AGUSTÍN MILLARES CARLO, Don Juan José de Eguiara y Eguren (1695-1763) y su Bibliotheca Mexicana.
    (Ediciones Filosofía y Letras,17). México, 1957, 187 págs.
    En este libro del profesor Millares Carlo se hace un valioso estudio
    de la vida y obra del eminente erudito mexicano don Juan J. Eguiara
    y Eguren.
    Las págs. 19-29 las dedica el autor a las noticias biográficas del
    iniciador de la Bibliotheca Mexicana; luego (págs. 31-54), hace una
    consideración sobre las obras de Eguiara; en las págs. 55-88 se publica
    una serie de documentos y noticias referentes a D. Juan J. de Eguiara,
    como también las de sus padres y hermanos y, en las págs. 91-170
    hay un ensayo bibliográfico del escritor mexicano, de que se ha venido
    tratando. El libro se cierra con los índice biográfico y analítico.
    La Bibliotheca mexicana, como se sabe, fue un intento de dar
    a conocer la producción científica y literaria mexicanas, desde antes
    de la llegada de los españoles, hasta mediados del siglo xvm. Su autor
    sólo alcanzó a publicar el tomo I. Es notable el prólogo o Anteloquia,
    dividido en veinte párrafos, en donde se da cuenta de la obra que se
    va a emprender, se refuta a los autores que afirmaban la incapacidad
    de los americanos para el cultivo de las letras, entre ellos el famoso
    déan de Alicante, Manuel Martí, y se traza el cuadro de la cultura
    mexicana de ese tiempo.
    Es meritorio el esfuerzo del profesor Millares Carlo al presentar,
    en libro de positivo interés, al eminente escritor, teólogo, filósofo y
    crítico del siglo XVIII mexicano.
    Luis SIMBAQUEBA.
    Instituto Caro y Cuervo.
    cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus

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