domingo, 5 de abril de 2015

LA VIRTUD COMO REMEDIO






 Quien este solo o abandonado, por cualquier causa, no debe quejarse por estas circunstancias, menos si es por sus acciones o por elección propia con tal de que, si tiene alguna virtud no la abandone sino la cultive.   


sábado, 4 de abril de 2015

LA VIDA Y LA MUERTE SON LO MISMO





Mediocres siempre se refugian en el hecho inevitable de  la muerte. Se solazan en enunciar que en la tumba, todos somos iguales; que allí, todos, mujeres, hombres, niños, niñas, viejos: ricos, pobres, sabios e ignorantes somos iguales y al final, polvo. Ese hecho cierto y evidente, sin embargo, no tiene aplicación ni sentido en la vida. Las cosas allí son radicalmente diferentes; tanto que los mismos que se alegran por anticipado al hecho igualitario en la muerte se quejan desesperadamente en la vida.

El hecho inevitable de la muerte no inválida de manera alguna las diferencias en la vida. Aceptar que la muerte nos llegará a todos por igual no se aplica ni siquiera en la valoración de una vida elevada por cualquiera de las cuales se significa, tales como el valor, la belleza, la sabiduría u otras que la humanidad pondera como buenas que, más allá de la existencia siguen siendo valoradas positivamente.

Lo anterior, me recuerda la frase chusca de cierto filosofo que al preguntársele sobre la vida y la muerte, respondió que son lo mismo; al inquirírsele el por qué, siendo lo mismo no se moría respondió que no ganaba ni pasaba cosa alguna ya al ser lo mismo vivir o morir era irrelevante.

Ya se sabe que se nace sin querer, se muere a contra voluntad pero hay en ese lapso, entre el nacer y el morir, en donde se vive o por lo menos existe la posibilidad de vivir bajo la voluntad propia y con la razón como ariete para volverse singular, es decir, diferente.

viernes, 3 de abril de 2015

EL MIEDO AL DESPERTAR (EL NIHILISMO COMO DESIERTO)





Es doloroso tener a la vista un espectáculo decadente de la vida. A pesar de saber que tal o cual hecho o acto pasará es, ver la ceguera del propio pesimismo, del rechazo a toda costa de la libertad. Crear valores e implantarlos como guías de toda convivencia social es el fin de todo grupo, es decir, se moldea a los individuos para que sean de una manera determinada incubando al mismo tiempo la falsa idea de libertad. Entonces, se podrá hablar de libertad y hasta se podrá sentir la libertad sin saber lo que la misma es.  

Todo el Iluminismo creía que se podía mejorar al ser humano y hacerlo libre de toda autoridad. El intento fracasó estrepitosamente y nos encontramos hoy, bajo la rectoría de lo económico se quiera o no. La moral es una mezcla de imperativa de necesidad por el dinero y una cubierta de fe religiosa sin funcionar en la vida diaria.

Todo organismo y el ser humano se debe incluir entre ellos, tienen la necesidad de independencia, de libertad y tan luego pueden valerse por si mismos se lanzan a la vida queriendo alcanzar su pleno desarrollo. El ser humano, por el contrario, se niega a liberarse de las instituciones, de los órganos de control, de las religiones. La autoridad, aunque molesta provee seguridad. Más allá de toda autoridad esta la inseguridad, los grandes desiertos, bosques, lugares fríos y solitarias montañas.

La madurez plena llega con la falta de necesidad de autoridad. La mayoría de seres humanos sienten la necesidad imperiosa de tomar sus vidas en sus manos y deciden un buen día abandonar el seno materno. Comúnmente decimos “El casado casa quiere”, esto significa que la nueva pareja necesita un lugar para vivir según su propia determinación. Lo mismo debería pasar con las demás autoridades y en especial la teológica. Todo aquel que siga ciegamente otras autoridades diferentes a la suya es, inmaduro aunque crea lo contrario. No hay espectáculo más patético que las grandes congregaciones en una falsa comunión con lo llamado divino.

Seguir viviendo en las ruinas de la autoridad socavada es cosa terrible pero más terrible es la intuición del despertar en un mundo sin sentido: pesimismo o nihilismo en todo caso. En México se señorea ese gran miedo a despertar a la realidad, a la libertad diría Erich Fromm. Un mundo sin valores divinos es y será para los seres humanos un mundo aborrecible. Se tendría entonces que crear nuevos valores pero no se está preparado para ello. La autoridad vuelve a imponerse aunque esté en ruinas y decadente. Proporciona una endeble seguridad de pertenencia, de identidad, de seguridad ante el abismo insondable que se presiente.

El grueso del pueblo sabe que se han perdido los valores pero está impedido para terminar de destruir los viejos valores y crear nuevos valores. La gran mayoría de mexicanos ya son nihilistas; son creyentes pero no practicantes de corazón como les gusta llamarse. Esto significa que en el fondo ya no se cree. Es absurdo creer y no practicar eso que se dice creer. Un problema para la Psicología y el psicoanálisis de masas. El gran agotamiento del pueblo mexicano. Hemos puesto un pie en la democracia y ya estamos cansados de todo. La clase política es el mejor ejemplo de la falta de energía, no crea un nuevo Estado ni siquiera trata de corregir los males existentes, creados por los mismos políticos y en su lugar se lanza a la rapiña de todo lo público.

Hasta ahora, el pueblo se ha mostrado impedido para poner coto a los excesos de los gobernantes, siendo la gran mayoría. El estado morboso y decadente del pueblo lo lleva a la apatía y a vivir como reaccionario ante la necesidad de vivir y ganarse el pan de cada día movido por las condiciones brutales que impone el Neoliberalismo con un refugio intermitente en el día en el “Dios mío” y una huida a la realidad brutal consumiendo. Si el pueblo pudiera ver reflejada su vida en una película audaz; desde la razón vería su vida como la más extraña y absurda de las vidas. No se reconocería y no lo haría porque tiene una concepción diferente de su existencia. Es muy significativo que en los días santos del año se consuma más alcohol y cerveza que en las fechas no festivas y solo la minoría salga cargando la tradición para dar una ilusión de fe y con ello, se tenga satisfechos a los líderes religiosos, políticos y económicos. Tener la aprobación de los que mandan es la consigna de los tradicionalistas aunque el edificio social, político se caiga y el económico los estrangule sin piedad.

La primavera ha llegado y no se entra a esta temporada con alegría sino con el pesimismo de la existencia; con el nihilismo en el fondo pero con el velo del miedo al despertar. Amanece ya en el desierto.

viernes, 27 de marzo de 2015

LA MONARQUÍA Y SU SUSTENTO





Hay mexicanos que piensan que no pueden vivir sin el amo, sin castigo, sin la bota militar, sin dioses y sin engaño. No es, de hoy, que los conservadores y traidores prefieren ser gobernados, a como dé lugar, por extranjeros; con la falsa creencia de ser incapaces de ello. Conocer el pasado, la historia, es, conocer las entrañas del pensamiento actual en alguna de sus vertientes.

En el momento de ir a sentir lo que es, la divinidad humana, en la persona de Maximiliano de Habsburgo, la comitiva mexicana tenía el pensamiento más chato entre lo chato. He aquí, una prueba de su servidumbre inveterada, ante la negativa de Maximiliano de recibirlos.

-       ¡Pancho, por Dios!, - decía Gutiérrez casi lloroso -. No sea usted mal pensado…. Esa imaginación volcánica, esa imaginación le pierde a usted…¿Por qué se figura usted esas cosas tan funestas, tan alarmantes, tan terribles?. ¿Qué sabemos usted y yo, pobres mortales de lo que pasa entre los príncipes?[1].

Hoy, día los gobernantes y políticos quieren mantenerse en el poder y llegar al poder bajo la sanción de los extranjeros. Se ve al presidente ir y venir al extranjero a pedir la venia de los poderosos, a mendingar la aprobación y a entregar el gobierno y todo el Estado mexicano por su idiosincrasia de menos valía para gobernar.


[1] Salado Álvarez, Victoriano. Episodios Nacionales.
México, ed. Porrúa, 1985. Colección “Sepan Cuantos…”


sábado, 21 de marzo de 2015

LA DISCRIMINACIÓN RACIAL Y LA ÓPTICA





Es común que determinados grupos de personas, a través del tiempo se vayan formando determinadas convicciones respecto de la naturaleza y los demás seres humanos para poder vivier entre los existente. La ignorancia de la verdad es origen de convicciones absurdas que llamamos prejuicios. Los seres humanos se han imaginado y forjado el tosco prejuicio de ser de origen divino o por lo menos superior. Bajo esta premisa han creído falsamente que deben señorear sobre los demás seres humanos sin restricción. Esto lleva a preguntar sobre la verdad de tal superioridad. ¿Es esto cierto?.

Hoy, sigue el prejuicio de la superioridad por pura ignorancia. Gradualmente se va abandonando tal postura pero se sigue sosteniendo en algunos grupos extremistas blancos tal prejuicio. El problema se plantea respecto a saber si los cuerpos tienen colores físicos o colores por la acción de la luz. La respuesta a tal problema la encontramos en la ciencia y en concreto en la óptica. El ojo humano tiene tres frecuencias diferentes fotolumínicas que perciben la luz y su variedad de colores en que se descompone. 

Ahora bien, solemos decir que “de noche todos los gatos son pardos”, es decir, percibimos la ausencia de los colores que, por lo demás pueden reducirse a tres básicos (rojo, azul y verde profundo); por el contrario, a la exposición de la luz natural o artificial los objetos, incluyendo los cuerpos humanos, se ven con determinados colores. Esto se explica, debido a que los objetos absorben determinados colores y rechazan los demas. De esta manera, la estructura de la sandía en su parte que percibimos como roja, absorbe toda la gama de colores y rechaza el rojo y la parte que, percibimos, generalmente, como verde y que es, su cáscara absorbe todos los colores y refleja el verde.

Los cuerpos u objetos que percibimos de negro son el resultado de absorber todos los colores sin reflejar alguno; por el contrario, los cuerpos u objetos blancos rechazan toda la gama. De esta manera el color con que apreciamos a las personas son el efecto de lo ya explicado. Los colores no están en los cuerpos u objetos sino son el resultado de sus estructuras y la capacidad del ojo humano en percibir la luz. Existen otras formas de percibir en diversas especies de animales que no son a través de la luz sino del calor o una especie de radar. Los seres humanos han logrado reproducir en imitación estas formas de percepción. Esto nos da una nueva forma de ver a los seres humanos en su aspecto como una graciosa variedad de estructuras y no como una jerarquía de superioridad/inferioridad.

En resumen la discriminación por el color de piel no es otra cosa que, un prejuicio labrado estúpidamente por la ignorancia. Si los señores y señoritas que sienten ser de noble estirpe por el color de su piel supieran un poco de óptica o, en su defecto buscaran la verdad, sentirían una vergüenza indeleble. Como no es posible enderezar tales tonterías, la humanidad tendrá que seguir lidiando con semejantes prejuicios.