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LA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA EN RIDÍCULOS MAYÚSCULOS
Imaginen parar a más de cincuenta mil trabajadores del órgano judicial federal, los juzgados de distrito, los tribunales colegiados, los tribunales unitarios, las salas y el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y uno creería que, se va a dar una batalla épica dentro de lo jurídico. El escenario está listo para la batalla. Ocho ministros se alistan para enfrentar a los órganos ejecutivo y legislativo. El motivo. La reforma judicial. Los ministros en cita quieren un pretexto legal para ir a la guerra. No hay un solo artículo en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que, los faculte a revisar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de dicha reforma. ¿Habrá algún artículo de la constitución General que los demás no sepamos o alguna interpretación para que logren su cometido?.
La sorpresa es mayúscula y es de no creerse. Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación alegan que, el articulo 11 de la Ley Orgánica del Poder (Sic), Judicial de la Federación, al parecer los faculta para para intentar revisar la reforma judicial. Esto parece una broma. Ministros alegando que, una Ley secundaria al parecer los faculta para revisar una reforma constitucional. ¿Es broma?. No, no es broma. Para ello le asignan a un ministro el sesudo estudio. Claro, no vamos a ser dogmáticos, pero después de veinte años en el estudio y practica del derecho se sabe que, una ley orgánica es secundaria y que, sirve para el funcionamiento de un órgano, institución u organismo autónomo o dependencia y de manera alguna para revisar una adición o reforma constitucional hecha por el órgano legislativo federal.
El ridículo
es mayúsculo y estos ministros deberían irse sin dar declaración alguna. Es un
fiasco tener tantos títulos, grados y puestos para venir a tomarnos el pelo de
esa manera. Han coinvertido a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en una
inutilidad con daños al erario y lo peor, a los ciudadanos que requieren
justicia. Ciento treinta millones de mexicanos en manos de estos ineptos,
ignorantes y patéticos. Este hecho bochornoso en extremo no va a poder
olvidarse ni borrase de los registros de la historia y eso no nos debe hacernos
sentir orgullosos sino todo lo contrario. Descubrimos que los ocho ministros
son ignorantes e inútiles en serio. Simplemente no sirven. Deben irse antes de
seguir con sus puestas en escenas realmente disparatadas. ¡Que tiempos, que
costumbres!, diría Marco Tulio Cicerón, ante la decadencia de los romanos.
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