BREVE HISTORIA DE LA JUSTICIA MEXICANA
Quienes
ahora defienden la supuesta independencia del órgano judicial federal es
evidente que, nos engañan por defender sus intereses de partido, social, de grupo
y personales. La justicia mexicana tiene un pasado negro. Para quienes vivieron
en carne propia las atrocidades de todo el sistema de justicia no se dejan engañar,
así como quienes han estudiado y ejercido la carrera de derecho en los
juzgados. Expondré los hechos de la manera más clara posible a mi alcance.
Después
de la revolución ya no se podía imponer una dictadura personal como la de Porfirio
Diaz, pero se terminó imponiendo una dictadura de partido único de Estado y
fue, en definitiva, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual
impuso una forma única de gobernar en el mundo. Superó en el tiempo su estancia
en el poder a los soviéticos y no les fueron a la zaga en violencia y terror.
La justicia estaba totalmente dependiente tanto del presidente de la república como de los gobernadores y, hasta el actual gobierno la Suprema Corte de Justicia de la Nación como los Tribunales superiores de Justicia de todas las entidades federativas han dependido tanto del presidente en turno como de los gobernadores en turno.
El
Presidencialismo no ha sido más que, la supremacía del órgano ejecutivo federal,
así como d ellos órganos ejecutivos de las entidades federativas. Hasta 2018 no
se había conocido la democracia. Es con esa incipiente democracia con la cual
inicia la incipiente independencia de ministros, magistrados y jueces a nivel
federal. A nivel estatal la dependencia sigue.
En el viejo sistema de justicia mexicana la prueba reina lo era la prueba confesional en todas las áreas del derecho. Se decía de común: “A confesión de expresa del imputado o demandado se releva a las partes de desahogar pruebas”. Es por ello que en el ámbito penal las confesiones se arrancaban de todas las formas de torturas imaginables. Una de las formas favoritas eran los tehuacanazos. Se le ponía, de común, al imputado de cabeza o de tal manera que, se le pudiera verter agua mineral con chile a través de las fosas nasales y ya podrán imaginar los efectos. Eran comunes las torturas a golpes por casi siempre personal especializado en semejante delito. En algún momento de nuestra historia no fue rara la ley fuga, las aprehensiones sin las ordenes que, ya señalaban los artículos 14 y 16 de nuestra Carta Magna. El Ministerio Público daba fe de sus actuaciones. Me estoy quedando corto en narrar todas las malas artes para obtener una confesión. No existían los derechos humanos. Había garantías individuales, pero eran mera letra muerta.
La estructura social y sus prácticas tenían sus propias prácticas. Como pueblo mayormente católico el matrimonio era “Hasta que la muerte separara a los cónyuges”. Transgredir esta ley moral era vivir un verdadero infierno paralas mujeres. La costumbre era que, el pretendiente fuera a pedir la mano de la novia con todo y cuerpo, evidentemente. A falta de padre iba el hermano mayor o un tío en representación del padre. Si era procedente el matrimonio se unían las abuelas para dar consejos a los novios y en espacial a las novias. También estaban las tías, primas y amigas para hacer una coraza alrededor del matrimonio y en especial para las mujeres. Los sacerdotes eran las cerezas en el pastel.
El divorcio tenia unas catorce o más causales de divorcio en los Códigos Civiles para hacerlo difícil de conseguir. Los juicios eran todas unas Odiseas jurídicas. Una mujer divorciada equivalía a una mujer dejada sin ningún derecho dentro de la sociedad. Lo mismo pasaba con las mujeres solteras o las viudas. Era un machismo al estilo mexicano y muchas veces retratado en el llamado “El Cine de Oro”.
El Estado mexicano era cerrado y no se podía uno enterar mucho de los hechos en el mundo y el mundo tampoco se enteraba de los sucesos en la vida d ellos mexicanos. No es de extrañar que, muchos extranjeros imaginen a los mexicanos a caballo, con sombrero de ala ancha y con pistola al cinto. Lo de borracho y mujeriego son rasgos incluidos.
Durante
todo este periodo y hasta principios del siglo XXI a los gobiernos del PRI y
del PAN nunca les interesaron los derechos humanos ni la justicia que se impartía.
Los ministros eran designados por el presidente en turno a nivel federal y dependían
de él. En los estados los magistrados y jueces eran designados por el
gobernante en turno y pasaba lo mismo y sigue pasando.
La
Suprema Corte de Justicia de la Nación casi nunca tuvo como objetivo la
justicia, sino que, los grandes inversionistas nacionales y extranjeros
tuvieran las garantías necesarias para hacer pingües negocios. Tenemos también los
casos de los perseguidos políticos quienes pasaron años en la cárcel sin
sentencia y sin garantías de juicios legales. ¿Qué me dicen del Fobaproa?. La mayor
deuda avalada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación o los delitos
cometidos en contra de los habitantes de Atenco, estado de México.
Nunca
habíamos visto a un presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación marchar
en contra de lo que sea hasta esta primera ocasión en que, la ministra Norma
Piña salió con singular alegría a protestar contra la reforma judicial. El
fondo no es otro que, salvar sus privilegios y seguir teniendo a la justicia
federal como negocio de familias incrustadas en toda la estructura de Suprema
Corte de Justicia de la Nación, Tribunales y Juzgados federales. Lo demás son
puestas en escena.
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