EL FIN DE TODA UNA
ÉPOCA
Estamos viendo en vivo y directo el fin de toda una época que, no nos merece el mínimo orgullo. Fueron tiempos de vergüenza. A mí, desde que, tome consciencia, me pareció el sistema político priista una desgracia. Nunca me sentí libre ni capaz de hacer eco con ideas diferentes a las impuestas. Fue un proceso largo y muy árido en ideas y más en actitudes. Todo era pensar y actuar como uno solo, ser priista era la moda. Se construyó un Estado de partido único y para pocos. Más que ciudadanos éramos siervos.
Quienes se beneficiaban se oponen al cambio. Quisieran seguir con una simulación de democracia, de justicia, de igualdad y de todo lo necesario para el desarrollo de los mexicanos. El Estado mexicano estaba al servicio de las élites sacerdotales, empresariales, sociales y de partidos. Y, a eso le llamaban democracia. Es evidente que, eso no era democracia.
En el ámbito de la justicia esta era un desastre. Descansaba sobre la prueba confesional y las confesiones se obtenían mediante toda clase de torturas. En el ámbito civil pasaba los mismo. Si alguna de las partes confesaba se relevaba al resto de probar. Era una justicia superficial y sin fondo. Era una justicia bárbara y la Suprema Corte de Justicia de la Nación sometida al titular del órgano ejecutivo, es decir, al presidente en turno, estaba callada. Ese tipo de resabios son los que, los priistas y panistas defienden.
En el ámbito social el resultado era el mismo. Se crearon pocos ricos con base en los bienes y servicios del Estado. Se dividió al pueblo entre ricos y pobres con sus matices. Mexicanos de primera, segunda, tercera y subsiguientes calidades. Eran las castas simuladas para no dar una impresión de barbarie.
En la línea política solo había un partido; un partido nacido desde el poder. El Partido Revolucionario Institucional (PRI), era el partido único de Estado, aunque existía del Partido Acción Nacional (PAN), era testimonial a pesar de haberse creado en 1939. El Partido Comunista fue proscrito de esa “democracia” priista.
En el rubro religioso la casta sacerdotal fue instrumento de control social. Las cúpulas católicas se unieron a los gobiernos del PRI y del PAN, siempre en detrimento de la democracia. Alrededor del corazón del viejo régimen priista se construyó toda una armadura mediante capas de sindicatos, caciques, las cúpulas patronales, católicas con toda la fuerza del Estado; lo que llevó a las persecuciones, matanzas, encarcelamientos, matanzas y toda clase de delitos por parte de los gobernantes en turno.
El PRI y el PAN vaciaron de todo contenido y de toda forma a su propio régimen. En su afán de acumular riquezas, teniendo las leyes a modo, no se detuvieron y sin temor a enfrentar la ley se dedicaron a privatizar con toda la corrupción posible. Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto como efecto de toda esa corrupcion ahora viven en España. Sin embargo, los efectos destructivos de su corrupción no han parado ni pararan de inmediato, a pesar de la desaparición del viejos sistema político, económico y social del PRI y del PAN. Ni siquiera la desaparición del Partido de la Revolución Democrática (PRD), agota la decadencia, esta seguirá hasta extinguir al PRI y dejar a la oposición débil por lo menos otros dos sexenios si se apuran a su reconstrucción pues Movimiento Ciudadano (MC) y el PAN estarán huérfanos del amor del pueblo.
Nunca
pensaron los otrora partidos hegemónicos que, una sociedad politizada podría ponerles
un alto en sus actividades delictivas, de engaño, de violencia sistemática hasta
echarlos del poder. No hay vuelta atrás. Del viejo régimen solo nos quedar el mal
recuerdo y las cicatrices imborrables de su terror de Estado.
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