lunes, 15 de abril de 2024

EPÍLOGO DEL PRESIDENCIALISMO MEXICANO

 

EPÍLOGO DEL PRESIDENCIALISMO MEXICANO

 

Hemos viajado por un largo periodo de oscuridad, muerte y destrucción del pueblo mexicano. En el crepúsculo no se podía adivinar si caía la noche o veríamos los rayos del Sol. Por buena fortuna amaneció tímidamente. Las sonrisas nerviosas se convirtieron en risas de alegría. Sin embrago, había un tercio de la población acostumbrada a las cadenas. No podían creer en su mala fortuna de salir de su prisión para encontrarse con lo desconocido. Las voces del pasado los llamaban y ellos respondían al llamado.

 

Fuera como fuera esto, la gente inició su nuevo día con una democracia imperfecta, pero al fin democracia. Los Grandes Señores de la vida y de la muerte se habían retirado a lamerse las heridas y pronto regresarían. Una pausa para meditar sobre la vida. La lucha de clases no era un mito en pleno Neoliberalismo.

 

La Flor impuesta como candidata de los oligarcas nunca floreció plenamente. Por el contrario, se marchitó como si estuviera en un desierto con climas extremos. después del 2 de junio, la tristeza se ahondó en los viejos gerentes de los oligarcas y los oligarcas mismos envejecieron. El mundo que, habían construido a su imagen y semejanza se evaporaba mientras transcurrían los minutos y las horas de una nueva época.

 

La enterradora de todo el viejo sistema político, del PRD, del PRI y de su misma carrera política se perdió entre la niebla del olvido. Era necesario una sequía y extinción de los representantes del Presidencialismo mexicano. Casi un siglo de totalitarismo se había fragmentado el dos de junio del año dos mil veinticuatro. Los representantes de la oposición vivieron de lo público por tres o seis años, pero después desaparecieron dando paso a nuevas generaciones.

 

Un nuevo modelo de Estado se estaba construyendo ya no solo por los oligarcas sino por el pueblo. No el pueblo en el sentido metafísico sino el conjunto de seres humanos concretos y activos en uso de sus derechos políticos. Ya no más esa democracia de una minoría sino la democracia en el sentido más amplio. Si en algún momento se les devolvió la dignidad humana a los mexicanos ha sido en este periodo. Pero no hay que, olvida el odio que produce la democracia general en las minorías creadas a partir de la riqueza nacional. El medio día aún no ha llegado.


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