EL PUEBLO MEXICANO
COMO SOBERANO
La
mayoría de los pueblos anhelan la libertad, la democracia, la justicia, la
legitimidad, la legalidad entre otros fundamentos para convivir. Precisamente eso
es lo que, ha buscado el pueblo mexicano desde antes de la independencia y
durante toda su historia. En la actual Constitución General de la República, el
articulo 39 señala el poder soberano del pueblo; es decir que, no hay o mejor
dicho no debe haber ninguna persona, partido o clase social por encima del
pueblo soberano. Esto no ha sido así, durante muchos años. Entre los mexicanos
existen dos visiones de vida. Por un lado, tenemos a los conservadores. Estos quieren
a toda costa imponer la religión como guía de la vida de los mexicanos. Tienen
a la Biblia como el formato para la vida. No creen en la soberanía del pueblo
sino en la superioridad de los blancos sobre el resto de las personas
diferentes. Por el otro, tenemos a los liberales con su visión de tener los máximos
derechos a favor de los mexicanos con la separación del Estado religioso del
civil. Creen en la soberanía del pueblo. Todo esto con sus matices.
Muchas
personas sobresalientes han luchado por imponer la democracia y que, sea el
pueblo el que determine la forma de gobierno. En la única ocasión que viene a
mi memoria en la cual los votantes determinaron libremente quien debía ser el
presidente de la república y la forma de gobierno son las elecciones de 2018. Fue
un hecho formidable. Todo estaba en contra de Andrés Manuel López Obrador. Las
sombras de los anteriores fraudes electorales estaban presentes. El Partido Revolucionario
Institucional (PRI) estaba aliado con el Partido Verde ecológico de México
(PVEM) y Nueva alianza (NA). El Partido Acción Nacional (PAN), estaba en
alianza con el Partido de la Revolución Democrática PRD) y Movimiento Ciudadano
(MC). Todos con una larga experiencia en fraudes electorales y el tercero como
traidor al pueblo mexicano. Por si esto fuera poco el gobierno tenía bajo su
control al Instituto Nacional Electoral (INE).
Por
eso, cuando se hizo el anuncio del conteo rápido y los resultados finales la
sorpresa fue mayúscula al darse a conocer el ganador: Andrés Manuel López Obrador.
También e eligieron 128 senadores y 500 diputados entre otros cargos públicos.
Esta fecha fue el punto de partida desde el cual se aceleró la decadencia del viejo
régimen y del PRI, PAN y PRD. A partir de esa fecha los tres partidos han ido
perdiendo elecciones tras elecciones con algunas excepciones, pero no son
significativas como para detener su caída.
Fue
la primera ocasión en la cual el pueblo ejercitó su poder soberano y dio al
traste con los planes de simulación democrática del PRI y PAN principalmente. Estos dos partidos, a últimas fechas de elecciones habían realizado fraudes
electorales mediante los más diversos medios ilegales, pero eso se había acabado
en las elecciones de 2018. Se había hecho realidad la democracia y el lema “Sufragio
efectivo, no reelección” en su primera parte. Anhelo añorado durante más de
cien años pues fue el lema de Francisco I Madero en 1910. La segunda parte, la “…no
reelección”, se hará realidad cuando Obrador deje el cargo. Toso esto es lo que
ha construido de manera principal la ciudadanía más allá de los partidos enfocados
en mantener su poder sin democracia.
Ahora
bien, el PRI, PAN y PRD se han aliado para tratar de regresar al poder e
imponer el viejo régimen antidemocrático. En caso de ganar regresarían las privatizaciones
y todos los derechos alcanzados a favor del pueblo mexicano. Este es el reto al
cual se enfrenta el pueblo mexicano y en especial los electores. O el pueblo
sigue imponiendo la democracia mediante el uso de su poder soberano o
regresamos a la simulación democrática. Creo que, el pueblo mexicano ha
alcanzado la suficiente madurez política para seguir profundizando en el difícil
camino de la democracia. No puede haber avance alguno si se permite el regreso
del nefasto pasado.
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