miércoles, 26 de abril de 2023

UNA MIRADA AL FIN DE UNA ÉPOCA

 

UNA MIRADA AL FIN DE UNA ÉPOCA

 

La hora para la reunión con un funcionario municipal estaba señalada, nueve horas del veinticuatro de abril de dos mil veintitrés. Lugar. El palacio municipal de Amozoc de Mota, Puebla. Todo parecía cotidiano. Un joven ofrecía sus servicios para tatuar a bajo precio imágenes temporales. Gente sentada en las bancas públicas platicando, vendedores ambulantes, servidores públicos entrando a sus trabajos y gente yendo a sus destinos. Pasaban los minutos y me dice un servidor público que, espere, clásico en estos casos.

 

Casi imperceptiblemente comenzaron a llegar mujeres de todas las edades. Algunas con sus hijos muy menores. Las bancas vacías empezaron s ser llenadas. Como en quince minutos ya eran como un medio centenar de personas en su mayoría mujeres. Mujeres pobres económicamente con rostros se miles in muchas expresiones. No se veían con mucho ánimo. Una señora ya de avanzada edad inició platica conmigo sobre el motivo de mi presencia.

 

No lo conozco disparó directo a mi intelecto. ¿Viene a la manifestación?. Añadió mientras me escudriñaba atentamente.

 

Manifestación. Claro. ¿Cómo no adivine a la primera ni la segunda mirada?. Eso me alertó. De pronto apareció el funcionario que, inicialmente me atendió. Con una señal me pidió acercarme a donde estaba. Lugar solitario para una conversación sin testigos. Acudí.

 

Va a haber una manifestación. Su reunión se pospone para después de la misma, me dijo con una voz sin emociones e impersonal. Sonó su celular, me hizo una señal y despareció entre el medio centenar de personas que, ya se dirigían hacia la entrada de la presidencia municipal.

 

Tomé lugar en una banca ya vacía y me resigné a una larga espera de dos horas o más. Vi una cartulina “Antorcha Campesina”. La vieja organización de choque aliada del otrora partido único de Estado. Recordé las manifestaciones de miles de miembros de esa organización violenta. Empezaron las consabidas arengas y cantos ya consabidos. Sin embargo, todo aquello no cuadraba con una manifestación del corte Antorchista. Era una parodia. Una mala puesta en escena sin mucho ánimo. El líder de la manifestación no hallaba como inyectar energía a su medio centenar de manifestantes sin éxito. De todos modos, pasaron más de dos horas de espera.

 

Hacia la una de la tarde empezaron a salir las mujeres con los rostros más animados. La vivacidad había regresado a sus cuerpos. Se habían transformado rápidamente. En menos de lo que canta un gallo el lugar quedó libre de manifestantes. Volvió a salir la persona que me atendió. Fue directo hacia mí.

 

Bueno, terminó la manifestación. Así es esto. Dice el Licenciado que, no podrá atenderlo. Pero el viernes a las ocho de la mañana tiene resuelto la petición de sus representados. Entonces, nos vemos el viernes. Me hace el recordatorio un día antes. Que tenga un buen día. Gracias.

 

Me fui directamente a un restaurante. Pedí una torta y un jugo bien frio. El calor ya estaba en todo su apogeo. Miré a un punto indefinido en el horizonte. Todavía no podía digerir lo que había presenciado y caí en la cuenta de estar ante un hecho sin importancia. En otros tiempos las manifestaciones de “Antorcha Campesina” eran de temer por su preparación, dinamismo, violencia organizada y su aguante para hacer plantones mientras sus poderosos lideres negociaban con las autoridades. Seguramente esta manifestación no les había hecho mella a los funcionarios municipales. Si bien el hecho no era importante en sí misma, si daba un panorama claro de la realidad.

 

Los manifestantes pertenecían a una colonia sin servicio de agua. Su petición del servicio era legal y legitima. Los hombres seguramente estaban en el trabajo y las mujeres cubrieron el requisito de hacer acto de presencia. Las multas de los lideres Antorchistas son significativas, pero claramente se veía que, ya no existía el férreo control de antaño. Francamente “Antorcha Campesina” ya sin el poder del viejo partido y sin el dinero público que, recibía de los tres órdenes de gobierno la habían dejado en la orfandad y camino a la decadencia como organización. Por doquier el viejo régimen se desmorona. Este cambio de época barrera con todo sin importar cuanto luchen los viejos amos de la política, de la corrupción institucional. Este viento de cambio no dejará más que, recuerdos de esos viejos tiempos. Sin duda alguna tuve la dicha de dar una mirada al fin de una época, antes de su consumación.

 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario