LA HISTORIA EN MÉXICO
La
frase “La historia la escriben los vencedores”, es de conocimiento publico y es
la regla general. Los vencidos quedan sin voces o con pocas para dar su versión.
En México, se ha escrito la historia por los vencedores y no los mas
calificados para ello. Sabiendo lo anterior, se debería tener cuidado con la
historia escrita y la historia oficial a menudo falsas, mitológicas, llenas de ideologías
o inexactas.
Las
“Cartas de relación”, de Hernán Cortés, sin dejar de apreciar sus datos, es una
justificación del actuar del propio autor ante los gobernantes legales y legítimos
de lo que va a ser España. Lo mismo pasa con la obra de Bernal Diaz del
Castillo, “Historia verdadera de la conquista de Nueva España”, que es, aparte
de una refutación a la obra de Francisco López de Gómara, “La conquista de México”,
un largo reclamo a la codicia de Cortés. No es infrecuente hallar en la obra de
Diaz del Castillo, una serie de reclamos a la conducta ambiciosa y de poca
honra de Cortés. En suma, hay que tener cuidado en leer a los historiadores
pues tienen intenciones e intereses personales.
Ahora
bien, la historia debería escribirse de manera imparcial, pero es raro que se
encuentre una obra como la de Tucídides, con la mayor imparcialidad, “Historia
de la guerra del Peloponeso”, por ello se debe tener cuidado con las obras de Historia
sobre la llamada conquista de México. Por lo general, las obras sobre este tema
tratan de determinar el pasado con efectos en el presente y el futuro. Es
menester se corrijan los errores sobre la historia de México para evitar se nos
determine desde la visión externa. La vida del pueblo mexicano debe cuidarse, así
como su historia.
La
arqueología debe ser el ariete que vaya mostrando ese pasado oculto y sea elemento
de corrección de la historia mexicana. Es conocido que, los llamados
conquistadores españoles no llegaban a mil, según los propios datos de Cortés, y
en realidad los vencedores de los mexicanos fueron los propios pueblos
sojuzgados por ellos mismos. Si bien es cierto, los pueblos vencedores no
lograron sobreponerse y cayeron en otro poder político. Habrían de pasar trescientos
años para que se construyera un pueblo, su identidad inacabada. Y, así es la
vida, inacabada, siempre en construcción.
En
efecto, la historia de México no debe ser rígida ni mítica sino real. Tener la
consciencia del pasado debe ser la base de la vida de los mexicanos pues se
pueden ver los errores y, corregir el presente y planear el futuro. Es evidente
que, no se pude cerrar el pueblo mexicano a las influencias ni ideas externas,
pero se deben seleccionar las virtuosas y evitar en lo posible lo nocivo. En la
propia Constitución General, existe ya expresado el deseo de la autodeterminación.
Sigamos esta máxima.
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