LOS RETOS DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN
No basta con que, un régimen político se vacíe y como
el pasado Presidencialismo haya cumplido con su fin: Mantener un totalitarismo
que se internaba muchas veces en una dictadura sobre el pueblo mexicano. Los
triunfos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no son más que, las últimas
emisiones de energía que todavía conserva ese instituto político. Pero con tal
debilidad y falto de una fuente de energía como lo es, tener el poder
presidencial, el Congreso General, el total de las gubernaturas con sus
Congresos locales, las presidencias municipales y de paso el órgano judicial,
empezando por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por supuesto, el
marco jurídico de su parte. Como se ve, el priismo esta ya casi desprovisto de
los nutrientes del poder político, económico y social. La consecuencia, es inmediata:
la extinción del partido. Por si esto fuera poco. El PRI tiene en su contra el
poder presidencial, los demás órganos, instituciones y lo peor, ya no tiene el crédito
popular sino todo lo contrario.
A la 4T, le corresponde enderezar todo lo torcido y
retorcido y para eso hace falta que el mismo partido Movimiento de Regeneración
Nacional (MORENA), no se tuerza y retuerza, por lo menos durante al menos 24
años, para lograr en realidad un cambio, tanto de forma como de fondo. Sin estos
requisitos adiós una buena Cuarta Transformación.
A pesar de la confusión, ignorancia, obstáculos materiales,
políticos y todo tipo de problemas de quienes lograron la Primera, la Segunda y
Tercera Transformación, tenían la buena voluntad de lograr que el Estado
mexicano (Territorio, gobierno y población), sea fuerte para poder dar los
servicios y bienes a los gobernados nunca pudieron consolidar esta idea.
La Primera Transformación tuvo indefiniciones pues
ahora se determinaba ser una república centralista, ahora federalista, ya
conservadora, ya liberal pero siempre sin dar el paso final y esto derivó en la
Guerra de Reforma y en la intervención francesa.
La Segunda Transformación dio paso a la dictadura de
Porfirio Diaz, otrora uno de sus héroes. Fueron un poco mas de 30 años de
tiempo perdido para el pueblo no así para los beneficiarios del porfirismo y
terminada la dictadura personal no se pensó en la democracia.
La Tercera Transformación, la revolución de 1910, parecía
que cumpliría con los ideales democráticos tan largamente esperados como lo son
la democracia, la justicia, la legitimidad, la legalidad, la igualdad y todos
sus derivados, pero desde inicio se sabia que una dictadura personal no seria
posible y, entonces se ensayo primero con crear una dictadura de partido único de
Estado y lo lograron. Primero con el Partido Nacional Revolucionario (PNR
1929-1938); después se siguió ensayando y se creó el Partido de la Revolución
Mexicana (PEM 1938-1946) y finalmente cuajó el Partido Revolucionario Institucional
(PRI 1946- ) que logró su cometido un totalitarismo liderado por el presidente
en turno.
Esos son los peligros a los que se enfrenta la 4T, y
esto no se puede lograr en un sexenio ni dos y el peligro de que degenere la
democracia siempre está presente. Se dice con mucha frecuencia que, “la tercera
es la vencida”, pero ya va el pueblo por la 4T y no se tiene la certeza de que
se logre el mayor propósito una democracia con la mínima corrupción.
Para lograr que la democracia madure se deben preparar
tanto pueblo como gobernantes, sin este requisito es fácil que la 4T se tuerza
al grado de fallar. Los gobernantes y políticos se deben preparar en cada uno
de los órganos que desempeñen su trabajo. Es de notar que la mayoría de los
legisladores no cumplen con los requisitos mínimos para desempeñar su trabajo.
Ni mas ni menos que crear leyes para que funcione el Estado mexicano. Da grima
ver el texto constitucional con tantos conceptos mal empleados, teorías torcidas
y muchas contradicciones. René Descartes pedía que las ideas fueran claras y distintas,
pero eso no les importa a tales legisladores. La inteligencia brilla por su
ausencia.
Si los legisladores deben ser letrados e inteligentes,
los que trabajan en el órgano ejecutivo, se les pide menos, pero más
importante, saber mandar, pero eso es lo que menos saben los gobernantes y se
lucen con ocurrencias dignas de ponerse como ejemplo de que, no hacer en las
aulas de todos los niveles.
A los que
imparten justicia se les debe exigir una gran pericia y evitar el lujo innecesario
y, evidente y el nepotismo. Pero precisamente de falta de pericia y nepotismo están
llenos los tribunales. Hay una clase dorada que se ha apropiado indebidamente
del órgano jurisdiccional en detrimento del pueblo y la democracia.
A todos los funcionarios se les deben hacer controles
de confianza de manera periódica y cuando se requiera. No basta con una Cartilla
Moral sino con una vigilancia constante para mantener a los servidores públicos
en el buen camino. Pues a la menor oportunidad como lo ha dicho Thomas Hobbes,
el hombre se convierte en el lobo del hombre (del ser humano, hombres y
mujeres).
Al pueblo le corresponde aportar lo que le corresponde,
según sea el caso, a la fortaleza del Estado mexicano, entender el
funcionamiento básico del mismo, vigilar y pedir cuentas a cada uno de los
funcionarios públicos que estén en funciones y actuar en consecuencia, con base
en la soberanía que tiene.
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