domingo, 15 de marzo de 2020

EL PANISMO Y LA REALIDAD, HOY



EL PANISMO Y LA REALIDAD, HOY

El panismo nació con su pecado original, el conservadurismo basado en la Biblia, en los dogmas de la religión católica. No es casual que se oponga al aborto, a la libertad femenina, a los derechos de los trabajadores y en especial de los más pobres; se creen elegidos por el Dios cristiano para gobernar, pero más para dirigir una Humanidad pecadora. Toda su política está basada en el catolicismo.

Durante un tiempo el panismo no fue más que una barcaza navegando en la noche del presidencialismo priista hasta que el sistema político totalitarista entró en decadencia y hubo entonces el partido único de Estado, menester de cómplices para alargar su estancia en el poder. Claro, ni priistas ni panistas supieron entender el momento y sus consecuencias.

Soberbios por creerse elegidos para mandar al pueblo ignorante (según sus creencias), los panistas se han comportado como señores medievales y creyeron que con la alternancia en el gobierno de estados y en el gobierno federal era una señal divina. Con embargo, por estar esperando señales divinas y por aferrarse a espejismos no vieron que, estaban aliándose al Titanic mexicano de la política, el PRI y que se los llevaría al fondo del abismo político.

El panismo se estrelló contra las ruinas del sistema totalitarista priista y casi todo lo ganado se les fue de las manos. Esto se agrava para los panistas pues no solo está derrotado el sistema Presidencial, sino que, la fuente misma de su política, la fe cristiana está en franca decadencia (esto no significa que vaya a desparecer), con los innumerables casos de violación de menores por todo el mundo, las inmensas riquezas acumuladas y la corrupción total de la Santa Madre Iglesia.

A los conservadores no les gusta variar sus métodos ni mucho menos innovar la forma de hacer política, siguen aferrados al Génesis y a todos los dogmas emanados de las Sagradas Escrituras, y tienen por seguro que al final de los tiempos se les abrirán todos los parabienes prometidos y que, el resto del mundo quedará inmerso por siempre en el infierno; lugar que ninguno sabe dónde se ubica pero que están ciertos o mejor dicho dogmatizados de su existencia.

Esta rigidez estrecha de mente los lleva a actuar como si las circunstancias les fueran a las mil maravillas y con un entusiasmo proveniente su ignorancia todos los días salen a pontificar sobre la vida, la política y sobre cualquier tema que les parece les darán puntos para volver a gobernar el Estado mexicano. Esto sin darse cuenta de la precariedad del Partido Acción Nacional. Los panistas han perdido el rumbo, el norte y cualquier estrella fugaz les parece ser la Estrella Polar y por el momento se les iluminan los rostros para inmediatamente caer en la cuenta que todo era una ilusión. Esto es su infierno en la Tierra.

A pesar de los reveces sufridos una y otra vez es evidente que los panistas no van a variar su estrategia y, menos a proponer un nuevo sistema político y mucho menos un modelo de Estado acorde a estos tiempos. Es una oposición que ha quedado de simples comparsas cuando no un simple montón de bufones que alegran al pueblo con sus ocurrencias, sus denuncias descabelladas y sus dislates. Eso claro que no es política y no sirve para la reconstrucción del Estado mexicano. Han abandonado el campo de batalla político para fugarse a un mundo etéreo en donde se solazan con sus ingratitudes y circo privado.

Por si esto no fuera suficiente, la fragmentación interna los ha dejado entecos al grado de volverse más reaccionarios que antes, menos funcionales, sin que puedan encontrar el rumbo de la realidad para tratar de construir una propuesta política que los ponga nuevamente en la lucha y después de un largo trabajo de sanación propia y de un convencimiento de sus militantes intentar nuevamente llegar a convencer al electorado de ser una buena opción.

Francamente no se ve como el Partido Acción Nacional pueda reconstruirse y ser un oponente que, proponga y haga reflexionar al gobierno en turno sobre la cosa pública. Le han dejado a la “izquierda”, todo el camino sin una verdadera oposición. Sería muy interesante analizar cuanta responsabilidad tienen los priistas, panistas y perredistas en el triunfo no únicamente de Andrés Manuel López Obrador sino de un movimiento que parecía no tener un buen futuro inmediato y que a muchos les parecía un chiste. Lo que no vieron es que, este movimiento que, finalizó en partido y gobierno, era un movimiento no solo de las llamadas izquierdas sino de una sociedad si cansada del binomio “corrupción e impunidad”, pero mucho además que ya había perdido la fe en el Presidencialismo por diversas razones nacionales e internacionales. Esa pérdida de fe en el sistema político tuvo sus bases reales aunque terminó siendo un estado mental que obro al unísono en una muy buena parte de los electores y que tomó por sorpresa a propios y extraños.

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