lunes, 25 de febrero de 2019

LA ECONOMÍA SOBRE LA VIDA




Para los neoliberales es más importante arrancarle a la naturaleza y a los seres humanos; el mayor beneficio particular en una acumulación sin límites y para ello han destruido el Estado como protector de derechos y lo han convertido en un instrumento de sus intereses. La naturaleza y la vida no tienen su futuro asegurado y cuando la naturaleza se agote no habrá dinero que pueda comprar un minuto de vida.

La vida no debería estar supeditada a la economía, debería ser lo más importante el cuidado de la naturaleza y de los seres humanos en general y no en particular. Han reducido la vida a unos cuantos instantes los crepúsculos matutinos y vespertinos y, aun el medio día.


sábado, 23 de febrero de 2019

LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IDIOSINCRASIA Y SU PRÁCTICA



Una sociedad necesita mitos (cuentos), y una idiosincrasia (conjunto de ideas, prejuicio y comportamientos) para conducirse durante largo tiempo y de común se cree que son correctos y verdaderos. La gran mayoría están atrapados por estos estereotipos de ser y nunca logran desentrañar que ellos mismos son así por haber adoptado esa idiosincrasia de manera acrítica.

La segmentación de la sociedad permite el control de los que detentan el poder político y económico. Los derechos son para los que son correctos en la medida que se impone una idiosincrasia. La forma más poderosa de control proviene del uso indiscriminado de las palabras. Las palabras no son simples construcciones por medio de las cuales se expresan ideas sino también sentimientos de amor o de odio y las que se les carga de odio tienen un fuerte explosivo que daña y paraliza a los que va dirigidos.

La palabra indio aunque es el gentilicio de los nacidos en la India, es utilizada muy comúnmente para denigrar a las personas de condición modesta monetariamente hablando. Lo mismo pasa con las palabras jodido, puta, puto, idiota y otras similares. Es raro que una sociedad determinada reflexione sobre su forma de ser más bien justifica lo injustificable, lo absurdo, dando un rodeo para no aceptar que está equivocada en su sus falsas ideas y en su proceder.

Si en algún momento una sociedad como la mexicana reflexionara se daría cabal cuenta que su idiosincrasia es un obstáculo para su desarrollo pleno. Esa idiosincrasia es el fiel reflejo de su fracaso. Ese odio de alacrán venenoso que esparce por cualquier medio es el mismo que se inyecta la sociedad en las venas, directo al corazón y cerebro. No importa si se tiene las apariencias de un fino caballero o de una dulce dama o el aspecto de barrio de pueblo llano el mismo defecto los corroe.

No nos damos cuenta de nuestro comportamiento canalla que nos arrastra hacia la ignominia que ya no nos abandonará. Todos contribuimos a alimentar ese monstruo insaciable del odio que debemos escupir a la menor provocación. Una sociedad perfecta es imposible pero si es posible su mejoramiento constante para a lo menos ir saneando las grietas que abrimos en la sociedad y en los seres humanos en particular.

No todo es un desastre, por entre la sociedad caminan personas que, ven claramente estos defectos y dan su opinión y su acción para corregirlos. No son seres extraordinarios sino personas preclaras que inmediatamente ven las paradojas, las ironías y los absurdos pues generalmente los insultos y humillaciones se lanzan contra los más débiles; ¿eso no es muestra de una gran cobardía?. ¿Por qué no me sorprende?

domingo, 17 de febrero de 2019

INDÍGENA, INDIO, RAZAS E IGNORANCIA



INDÍGENA, INDIO, RAZAS E IGNORANCIA

Desde tiempos de su imperio los romanos ya tenían comercio con China y desde antes con la India y otros pueblos con los cuales compraban la seda y las especies en general entre otras mercancías. Las especies en particular eran muy solicitadas en Europa pero la dominación árabe sobre el “…África, de la Siria, España e islas principales del Mediterráneo, tuvieron exclusivamente en sus manos este lucrosos tráfico, que fomentaban por sostener su lujo y magnificencia”[1]. Esto impedía que los demás pueblos desarrollaran el comercio libremente pero no se quedaron inactivos sino que buscaron la forma de evitar los problemas respecto de las vías terrestres e iniciaron  la búsqueda de vías marítimas.

Cristóbal Colón, fue uno de tantos marineros que buscaron llegar a las “Indias”, no lo logró pues topó directamente con el continente ahora llamado Americano en honor a Américo Vespucio. Y, he aquí donde surgieron una serie de errores que hasta ahora tienen repercusión. Al llegar a estas tierras Colon se imaginó que había llegado a las “Indias” y llamó indios a sus habitantes sin siquiera hacer la pesquisa respectiva. Sin embargo, la gran variedad de pueblos en todo el continente desautoriza ese gentilicio que pertenece a los nacidos en la India.

Aquí, se produce otro error garrafal pues de común se confunde el gentilicio indio con el concepto indígena que significa “en el lugar donde se ha nacido”, pues proviene de los términos inde (de ese lugar) y gen (población). Está claro que la palabra indígena designa a las personas nacidas en determinado lugar del mundo; en consecuencia, hay indígenas de tantos y cuantos Estados nacionales o lugares existentes en el mundo; verbigracia, hay indígenas rusos, polacos, japoneses, chilenos, ingleses y por su puesto mexicanos como los que hemos nacido en el territorio nacional y por extensión los reputados así por el derecho.

En tanto, que la palabra indio es un gentilicio que designa a los nacidos en la India o los que así los reputa el derecho. Con todo, por si esto fuera poco, los españoles al darse cuenta de su error no dieron marcha atrás sino que llamaron Indicas orientales a lo que inicialmente buscaban e Indias occidentales a lo que hoy llamamos América; es decir, enredaron más las ideas y con ello, la vida y la realidad.

Los que en este contexto quieren insultar diciendo indio o india a una persona no hacen otra cosa que mostrar y demostrar que son ignorantes. Los indios son de la India y los nacidos en suelo mexicano, mexicanos o por virtud del derecho. Es sorprendente que personas que deberían saber este ápice de saber, lo ignoren y se regocijen haciendo malabares con los mismos.

La Filosofía desde muy temprano buscaba el “Principio-de-todas-las-cosas”, lo que no logró pero que por lo menos sentó las bases del saber. En este contexto, Carlos Darwin, acertadamente, creo y público su obra “El origen de las especies”, pues entendió que lo que estudiaba estaba estrechamente ligado con todo y que las diferencias eran accidentes. Es decir, existen especies y no razas. La especie caballo, la especie perro, la especie ave y, así sucesivamente y por supuesto, la especie humana.

Claro, hay ignorantes y prejuiciosos que no solo no aceptan sino que proclaman la “superioridad de la raza blanca”, pura ignorancia, lo que llaman color blanco ni siquiera existe de acuerdo a la Física y en concreto en la Óptica. Claro, no se lograra hacer cambiar a los ignorantes de su craso error; están convencidos de poseer la verdad inmutable y eterna. La estulticia es más abundante que la inteligencia, lo que fácilmente se puede corroborar a diario y en cualquier momento.

Los científicos han tomado la delantera a la Filosofía y entre ellos, Stephen Hawking, me parece el más adelantado pues, sin ningún rubro ha declarado la muerte de la Filosofía al no poder lograr encontrar Principio-de-todas-las-cosas”, y que por el contrario él, lo había logrado por medio de la Física y en concreto de la Mecánica Cuántica, que por lo menos en teoría explica el origen de todo lo que existe y que llamamos realidad.

Los científicos genetistas han logrado probar que seres existentes y aparentemente, totalmente diferentes comparten en determinados casos más del 80% de sus genes. Tal como ocurre entre los seres humanos y los ratones. Con los que mejor estamos emparentados es con los monos con el 99% del código genético. Incluso entre los seres humanos la diferencia para ser únicos son las pequeñas variaciones, tan sutiles pero tan importantes para la individualidad.

Sin adelantar conclusiones definitivas pues falta que se haga la “Teoría del todo unificado”, pero sin dejar de observar que todos los seres humanos somos iguales en un 99,9% y de nuestra relación con los demás animales pues el ser humano pertenece al reino animal, bien se puede colegir un origen común, una estrecha relación no solo con los animales, flora y fauna sino con todo lo existente, claro en diversos grados, guste o no.

En conclusión, la discusión respecto a los términos indígena, indio y razas no tiene sentido. Llamar indígena a una persona es desconocer que todos somos indígenas por haber nacido en determinado lugar del mundo. Llamar indio a un mexicano o mexicana  es un desacierto con base en la ignorancia y los prejuicios. Decir que los mexicanos o cualesquiera de otros pueblos somos o son racistas es falso pues no existiendo las razas no puede haber racistas como lo quieren hacer ver los lerdos.

Finalmente, llegara el tiempo en que estas discusiones de ignorancia serán un mal recuerdo que se debe ir combatiendo desde ahora pues los seres humanos son los únicos que tienen su destino para bien o para mal en sus manos. La sobrevivencia humana únicamente será posible con la unión más o menos estable de todos.





[1] Fernández de Navarrete, Martín. Los viajes de Colón.
México. 2007. Editorial Porrúa. Colección “Sepan…Cuantos”. Pág. 7.

viernes, 15 de febrero de 2019

EL ESTADO ACTUAL DE LA POLÍTICA




Hemos de reconocer, si queremos encontrar la verdad, que somos, en general, malos  jueces de nuestro propio tiempo. De común se ve y escucha a la mayoría de los involucrados en la política decir su parecer respecto al estado actual de la misma con mucho desatino y no se diga de periodistas, comunicólogos, analistas nacionales e internacionales. A todos nos pilló desprevenidos el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y mucho me temo que la gran mayoría no ha logrado digerir este hecho insólito. Esto es normal pero se debe de tratar a lo menos de entender estos momentos de crisis.

Un régimen, se quiera o no, moldea la forma de ser de los gobernados y estos se acostumbran tanto a esta forma de ser que cualquier cambio les parece una catástrofe, el Apocalipsis en determinados casos, no haya tal. Es la resistencia natural al cambio. La psiquis de cada uno se niega al cambio cuando se está acostumbrado a determinadas circunstancias. Para los que desean el cambio se liberan de sus cadenas mentales y gradualmente se inicia la destrucción del antiguo régimen y la construcción de otro nuevo. Este nuevo régimen puede ser bueno o malo según los intereses de la mayoría y lo más seguro es que esa mayoría no pueda ver lo que iniciaron. El camino es largo y ninguno sabe en que se decantará lo iniciado.

El análisis de las tres anteriores transformaciones nos dan la pauta para sondear cómo se han hecho y la verdad no se puede menos que decir que, como nación se ha hecho mal o por lo menos a medias como se quiera ver. En la primera transformación hubo una guerra fratricida, desorden, mala economía y pérdida de más de la mitad del territorio. En la segunda transformación hubo una guerra fratricida, desorden, mala economía y derivó en una dictadura. En la tercera transformación hubo una guerra fratricida, desorden, mala economía y derivó en la dictadura del partid único de Estado.

Esta cuarta transformación esta en sus germen y tanto los que la apoyan como sus detractores fallan en sus apreciaciones tanto por su desbordado entusiasmo y su agria aversión. Bien se puede decir que esta cuarta transformación ni lograra todo lo que se espera. Con todo ni una ni otra parte cejaran en sus pretensiones y esto necesariamente dará como resultado la construcción del nuevo régimen. Sera necesario esperar que las futuras generaciones nos juzguen ya calmados los ánimos y con la frialdad necesaria.

lunes, 4 de febrero de 2019

EL IMPERIO MEXICANO Y LA FALTA DE UNIDAD E IDENTIDAD



EL IMPERIO MEXICANO Y LA FALTA DE UNIDAD E IDENTIDAD

El pueblo mexicano llegó tarde al Anáhuac y en concreto, a los lagos donde por fin se asentaron. El primero en tiempo es primero en Derecho, y como consecuencia fueron relegados a los islotes de peor calidad en donde no había mucho de donde agarra en cuento a fauna, flores y todo tipo de recursos para la vida. Ante estas circunstancias tuvieron que superar estas carencias con ingenio pero también se fue forjando en su mente una fiereza pocas veces vistas en el mundo.

Pasaron de ser esclavos de los de Culhuacán a el pueblo dominante de las costas del Atlántico a las del Pacifico y desde las colindancia del pueblo de Michoacán hasta Centroamérica con un gran número de pueblos sojuzgados que sin embargo, querían mantener su identidad e independencia. Pero el imperio mexicano a través de sus tlatoanis se negó a dejar de señorear. Se habían convertido en un pueblo guerrero con un valor inaudito pero también con una crueldad inaudita.

Los dioses que tenían y, en especial Huitzilopochtli representan el lado bárbaro del pueblo mexicano; este dios no es un divinidad material ni siquiera es un dios sino el desvío y la proyección que hacen los pueblos para evitar verse a sí mismos, como los continentes de una forma de ser crueles, malos si se quiere y crean dioses para poder descargar esa responsabilidad o culpa delas acciones más bárbaras como el asesinato, el esclavismo o la antropofagia como lo es en el caso del pueblo mexicano antiguo.

Como cualquiera otro pueblo, los mexicanos tuvieron la parte buena en la representación de Quetzalcóatl, quien se dice fue un ser humano elevado a la categoría divina; otros aseveran que era un dios. En todo caso, simboliza la prudencia, la templanza, la racionalidad que sabe que los sacrificios humanos son una aberración al punto de voltear la aceza al insinuársele un sacrificio humano en su honor. Esta ambivalencia se encuentra en todos los pueblos antiguos y contemporáneos. Los principios del bien y del mal siempre están presentes en los pueblos en forma de seres poderosos, poniéndose el símbolo del bien por encima del mal. Puros desvíos de la verdad y de la realidad.

Bien, el pueblo mexicano nunca imagino una mala fortuna y, esto pasa a menudo  en la vida. Y, quizá aunque hubieran tenido el fin de lograr un solo pueblo con una identidad no lo hubieran podido lograr nunca; la gran diversidad de pueblos era un impedimento que únicamente trescientos años más tardes desde la revolución de los pueblos sometidos o aliados encabezada por los españoles fue posible lograr con su gran problemática actual. La riqueza cultural representa sus propios problemas.

Una dictadura tan rigurosa sostenida con los métodos más crueles no podía menos que mantener la llama del odio en los pueblos sometidos aunque soterradamente y a veces públicamente con su consiguiente guerra y generalmente sometimiento y sacrificio de los rebeldes en el altar de Huitzilopochtli en donde se les extraía el corazón.

El lujo excesivo con el que ya vivía la nobleza mexicana devoraba los impuestos que se les cobraban a los pueblos sometidos que eran cargados con más impuestos cuando era necesario. Esto en obviedad no gustaba a los pueblos que veían mermada su ganancia por el trabajo propio.

El pueblo mexicano cree por lo general verdades oficiales o preñadas de ideología. La historia de los pueblos prehispánicos ha quedado en la bruma por haberse perdido voluntaria o involuntariamente los códices, edificios y todo lo que pudiera darnos luz sobre el tema. Bien, no hay que crear dramas esto es así y punto. Con todo, es menester zambullirse en la historia mexicana para darse cuenta clara que, lo que resulto en una conquista de una revolución de la mayoría de los pueblos sojuzgados por los mexicanos y, si bien esta revolución fue encabezada por los españoles y finalmente cayeron todos los pueblos aliados en la servidumbre; no menos cierto es que sin los aliados los españoles no hubieran logrado un solo triunfo y mucho menos la caída de México-Tenochtitlan.

De común también se cree que los españoles fueron superiores en valor, en estrategias, en armamento, en inteligencia, política y derecho; no es así, los mimos españoles han dejado constancia de su asombro ante la cultura mexicana. Si bien como toda cultura es posible su perfeccionamiento.  Y, sin embargo, hubiera sido maravilloso que los mexicanos pudieran haber desarrollado su cultura en todo su esplendor. Todo queda en las especulaciones fundamentadas en la historia.

Como consecuencia de unidad e identidad el pueblo mexicano no pudo sostener su imperio. Su política de duro gobierno contra los demás pueblos le acarreó el odio de la mayoría que en combinación de la política de Hernán Cortés iban a dar como fin el fin del imperio mexicano. Conseguir la unidad e identidad no es fácil y generalmente se hace con engaños, mitos o por la fuerza y nunca es plena. La unidad del imperio mexicano era artificial, sostenida por las armas y nunca hubo identidad ante tanta diversidad de pueblos que querían su libertad.

Esa falta de unidad e identidad se verá reflejada en los años de la república mexicana en el siglo XIX, después de la revolución de independencia de 1810, que impidió que se perdiera más de la mitad del territorio mexicano. La historia no es un puñado de hechos inconexos sino de una larga unidad de los mismos que dan sus resultados concretos.

Si hay que estudiar la historia mundial y en especial la mexicana debe ser libre de ideologías (Las ideologías oscurecen la verdad), y libre de prejuicios. Si bien se ha perdido la mayoría de documentos sobre administración pública, poesía, literatura, arte en general, filosofía, la estructura social, la ética y todo lo que produjo la cultura mexicana y en general de los pueblos prehispánicos lo que hay, es suficiente para liberarnos de los prejuicios e historia ideológica que se nos presenta como verdad.


domingo, 3 de febrero de 2019

22. ALVARADO Y HAZAÑAS DE TZILACATZIN



22. ALVARADO Y HAZAÑAS DE TZILACATZIN

Alvarado con su gente y bergantines había ganado un templo que había en una placeta de la calzada Tlacopan, en que mantuvo siempre guarnición a pesar de los violentos ataques de los mexicanos; había forzado varias trincheras y ganado varios pasos difíciles, y a sabiendas que la mayor fuerza de los enemigos estaba en Tlatelolco, en donde tenía el rey Cuauhtemoctzin el palacio de su ordinaria residencia y a donde se había acogido infinita gente de Tenochtitlan, dirigió sus fuerzas por tierra y por agua, no pudo penetrar  hasta donde quería por la rigurosa oposición de los sitiados, en cuyos combates murieron muchos de una y otra parte.

En una de las primeras refriegas se dejó ver un membrudo y animoso tlatelolca en traje de otomí, con un escaupil o cota de algodón y sin más armas que una rodela y tres guijarros, adelantándose a los suyos y dando una veloz carrera hacia los contrarios, arrojo sucesivamente los tres guijarros con tal tino y con tanta fuerza , que cada uno derribo en tierra a un español; hazaña que excito la cólera de los españoles y el temor y la admiración de los confederados. Hicieron cuanto pudieron por haberlo a las manos, pero jamás lo consiguieron, porque en todos los combates parecía con nuevo disfraz y en todos hacía daño en los sitiadores, teniendo tanta velocidad en los pies para salvarse como fuerza en los brazos para ofender. El nombre de este celebre tlatelolca era Tzilacatzin.

Alvarado, ensoberbecido con algunas ventajas que había logrado sobre los mexicanos, quiso un día penetrar hasta la plaza del mercado; tenía ya ganadas con el auxilio de los bergantines  algunas trincheras y fosos y, entre otros, uno de profundidad, y olvidado con sus buenos sucesos de hacerlo cegar, como le había ordenado su general, paso adelante con 40 o 50 españoles y algunos aliados. Advertidos los mexicanos de su descuido, cargaron inmediatamente sobre ellos, los derrotaron e hicieron huir, y al repasar el foso les mataron algunos aliados e hicieron prisioneros cuatro españoles, que a vista de Alvarado y de su gente fueron luego crucificados en el templo mayor de Tlatelolco. Sintió Cortés amargamente esta adversidad por el aliento y orgullo que con ella cobrarían los enemigos, y partió sin dilación a Tlacopan para reprender severamente a Alvarado su desobediencia y temeridad; pero informado del valor con que se había portado en aquellas entradas y con que forzado los puestos más difíciles, se contentó con blanda admonición, reitero sus órdenes y dio vuelta a su campo.

NOTA. La misma crítica se puede hacer a este episodio que en toda la historia escrita pues se le da preponderancia a los españoles como si estos fueran súper hombre si los diversos aliados únicamente actores de reparto en esta tragedia armada. Sin los 150,000 aliados los españoles no hubieran sido más que aventureros perdidos en el territorio de lo que hoy es México.


Clavijero, Francisco Javier. Historia antigua de México.


México. 2009. Editorial Porrúa. Colección “Sepan Cuantos”. Páginas 568, 569.