jueves, 20 de febrero de 2014

LA DESVENTAJA DE LAS IDEAS RADICALES NUEVAS



A  menudo, ocurre que las ideas imperantes son ya obsoletas pero por siguen operando en la realidad radical y se siente la ausencia de concordancia entre los establecido y las nuevas exigencias. La vida se estanca, se atrofia irremediablemente. Con todo, existen mentes perceptivas e intuitivas de las nuevas exigencias que prevén lo que las masas ignoran de puro nuevo, aunque lo tengan frente a sus narices y ante sus ojos.

Tal es el caso de Copérnico, que si bien no logro demostrar ni avanzar mas allá del modelo Ptolemaico si tuvo el atrevimiento de quitar a la Tierra, en su modelo planetario, como el centro. Aquellos que conocieron sus ideas lo tomaron como cosa curiosa, como una tontería, a lo más como una cosa estrafalaria. Tuvo que llegar Giordano Bruno y darle un empujón a la cosmología para que las cosas se pusieran interesante (Esto fuera de la muerte en la hoguera de Bruno). El Universo se volvió infinito, aunque solo en forma teórica.

La vida de Galileo se incrustó al principio fuera de la discusión sobre el geocentrismo (La tierra como centro del sistema planetario) y el heliocentrismo (El Sol como el centro), pero con la invención del telescopio su vida se encaminó al desastre. Sus observaciones de los planetas, la luna y el descubrimiento de “estrellas”, lo llevaron a publicar el Mensajero Estelar y Cartas sobre las Mancas Solares en donde da a conocer sus descubrimientos. Esto por si mismo no le hubiera acarreado problemas pero el luteranismo quebraba a la iglesia católica desde dentro y, entonces, la postura para la interpretación de las Sagradas Escrituras se volvió cosa monopólica de los dirigentes del catolicismo y de allí en adelante no se iba a permitir interpretación libre.

Las condiciones políticas, teológicas e históricas habían cambiado y la tolerancia que hasta entonces se había permitido a Copérnico  y en un principio a Galileo se había terminado. Si la tierra era quitada del centro del sistema, entonces, el diseño divino era una mentira. Por otro lado, la Física de Aristóteles y el modelo geocéntrico de Ptolomeo reinaban. El escenario para el desastre personal de Galileo estaba listo.  

Toda idea radicalmente contraria al staus quo debe luchar en los ámbitos mas importantes. Claro que son sus creadores o impulsores los que padecen las consecuencias de estos periodos de crisis. Es bien sabido que Copérnico no tuvo la censura y juicio al que fue sometido Galileo; claro, el primero solo postulo el sistema planetario heliocéntrico, el segundo estaba decidido a probarlo. El reinado de la iglesia se veía amenazado y paso lo que paso.

En la actualidad se siente una profunda crisis. Políticos, gobernantes y las masas siguen hablando de la modernidad como si tal época no hubiera muerto ya hace mas de cien años. El Estado es incapaz ya de ser acorde a las exigencias de la naciente realidad radical peo se niega a morir. Y, se niega a morir porque no hay un nuevo instrumento que lo sustituya. Amen de que gobernantes y políticos se sienten cómodos dentro de ese caparazón. Pero, también los pueblos se siente cómodos dentro del Estado, solo piden como Miguel Hidalgo, ¡Qué muera el mal gobierno!.

A lo menos necesita una reforma profunda el Estado. Las relaciones entre este, el pueblo, las grandes trasnacionales de capital privado y los recursos de todo tipo asi como la producción de bienes y prestación de servicios es ya de otro cuño. Sin embargo, el Estado con su andar de anciano avanza lentamente ocupado mas en su propia subsistencia que en ser el medio que legisle, medie e imparta justicia entre los sujetos relacionados jurídica, comercial o socialmente.


Por lo pronto, el Estado y demás instituciones que rigen la vida impiden a las masas cambiar de gustos, de ideas radicales y encaminar la vida en otro derrotero. Quizá, las nuevas ideas políticas y de otra índole deban esperar un cambio radical fuera de ellas para dejar de estar montadas en el aire con apariencia de tonterías y esperar su montura de batalla y cabalgar briosas hacia su encuentro, hacia su plenitud. Eso no sin antes que se pase al patíbulo del descredito a algunos.  

miércoles, 19 de febrero de 2014

NUESTROS TIEMPOS




Los cambios en todos los ámbitos de la vida se gestan y desarrollan aún en contra de nuestra voluntad particular. Ni los considerados grandes hombres de negocios se escapan a este proceso, más aún son los conductores primarios de nuestros tiempos. Esos burgueses tan sonrientes y dinámicos ni siquiera imaginan que, son presas del sistema económico. No tienen momentos propios para dedicarles a su propia vida. Todo el tiempo están febrilmente haciendo negocios que les reditúen el último e ínfimo centavo para acrecentar sus fortunas. Se pavonean en la arena económica, mostrando el músculo verde con la tosca cara del Tío Sam. Su sueño fugaz de gloria nunca les llega solo periódicamente se agolpan en torno a Forbes para ver si están incluidos en la lista de los más ricos. La paga del Diablo.

Este es el fondo de nuestra vida, de nuestros tiempos. En el mismo espacio conviven tocándose interrumpidamente los viejos los maduros y los jóvenes. Cada generación con sus sueños e ideales propios. Cada generación con sus valores y sus vidas escritos en capítulos diferentes de la vida. Los viejos sin entender a los jóvenes y los adultos marchando a paso apresurado. La vida se va. Y, se va en una crisis profunda y larga. Ni más ni menos que estamos en crisis permanente desde principios de los años ochenta. Treinta años de crisis y no vemos el horizonte. Culpamos al Estado y en concreto a los malos gobiernos. Pero han sido malos gobiernos por el abandono del pueblo y en particular de aquellos estratos de la nación que como las tortugas se han enconchado bajo el duro caparazón de la indiferencia. Es duro aceptar que tenemos que interactuar con las demás naciones forzados desde afuera. Sentimos el peso de la vida y como se dice en México nos doblamos pero no nos quebramos. Con todo, esto, no es suficiente. Los gobernantes han abandonado todo nacionalismo, todo patriotismo pensando que en la globalización estos es obsoleto. Quizá lo sea pero eso no significa que se deje el futuro de la nación mexicana en manos de los extranjeros (con los cuales debemos convivir cortésmente) sino por el contrario en la hora más profunda de la crisis o cadena de crisis es menester que los mexicanos pongamos todo nuestro valor y toda nuestra inteligencia en acción para mostrarnos a nosotros mismos que en el fondo, tras bambalinas hay un pueblo fuerte, temible y poderoso. Somos capaces de los logros más extraordinarios pero también de los actos más atroces. No se pudieron vencer a los pueblos prehispánicos por las armas sino con el engaño, con ahondando la división existente y envenenando a los pueblos con el veneno más poderoso y sugestivo: el catolicismo.

En la hora de la melancolía las nuevas generaciones deben tomar la batuta y tocar su sinfonía para todos los demás. No hay otros que puedan decir a los mexicanos como vivir su vida. En caso (como ahora sucede), de darles la batuta a los extraños se estará dejando la dirección de nuestra vida a intereses ajenos a nosotros y nuestra vida no será nuestra sino suya. Es muy significativo que el gobierno en turno haya tirado la toalla y nos diga que lo de hoy es la entrega sin reservas de nuestra vida toda a los otros. Que nosotros no podemos. El proyecto de nación (si es que algún día lo hubo), fue tirado por la borda por este gobierno pragmático. La nostalgia no es una opción válida.

Si miramos a los estadounidenses y su crisis del 29, a los soviéticos, alemanes, franceses y toda Europa después de la Segunda Guerra Mundial veremos que tuvieron una capacidad de respuesta formidable para reconstruir su mundo, ni que decir de los japoneses. Los mexicanos estamos en constante potencia con chispazos de actos brillantes. Nos ata el pasado, la religión, nuestros gobernantes, nuestra idiosincrasia cargada de mitos y traumas mal empleados.

Si se culpa a los gobiernos se estará tirando la toalla en el ring de la vida. Todavía no hemos subido a dar la penúltima batalla. Solo hemos hecho rounds de sombra y hasta a nosotros mismos nos causa risa semejante farsa o por lo menos vacilada. Estamos en crisis y es la hora de las horas si queremos un medio día. Yo no veo mediocridad sustancial sino ataduras propias y ajenas. Pero sobre todo veo un pueblo que cuando se decida irrumpirá en la escena benéficamente. Hay un dicho popular que reza: ”El valiente vive hasta que el cobarde quiere”. Los michoacanos nos han puesto la grandiosa  muestra de que bajo esa aparente mansedumbre existen seres humanos que de un manotazo cambian el panorama sombrío en días luminosos que abren los ojos hasta a los más reticentes. Tuvo, el gobierno federal ir a participar en la limpia que iniciaron los michoacanos en contra del crimen organizado. Fue a retomar su mandato constitucional de gobierno pero también fue a recoger los frutos como si fueran propios y no de esa parte del pueblo mexicano.Este gobierno, como todos los de los últimos treinta años, son un estorbo para la larga marcha que aún nos queda. Todo echan a perder, todo lo venden y todo lo pactan. Cortan todo camino hacia las altas cumbres. Medrosos, no tienen empacho en venderse y vender al Estado mexicano al menor precio posible. Por eso, la respuesta no puede ni debe venir del gobierno calmoso y ladino sino del pueblo vivaz, dinámico, animoso pero por sobre todo valeroso y consciente. No son los gobernantes los creadores de lo más hermoso de la vida sino del pueblo en sus diversos estratos los que han forjado el tesoro llamado nación mexicana. De allí debe venir la respuesta vigorosa a esta crisis. Solo en las crisis sale a relucir lo mejor de los seres humanos. Allí se muestra el valor y la inteligencia. Allí hace falta lo demás es un sueño mexicano mal entendido. En el lujo y la opulencia se degenera, en el peligro se muestra la frialdad requerida. Si se busca la respuesta a todo ello fuera sería un error. Tenemos a Miguel Ángel Granados Chapa, a nuestra Carmen Aristegui, a nuestra Elena Poniatowska y a nuestro Carlos Monsiváisy Octavio Paz por nombrar solo algunos. Si se analizan sus vidas son pura vida dinámica, animosa, valiente, inteligente e indóciles a la petrificación ante el Estado. ¡Que algunos ya están muertos!, yo los veo más vivos que muchos. Los veo saludables, alegres mientras a mi lado pasan sombras humanas.

Sin embargo, hay que tener cuidado con el oficialismo y sus adeptos. Tenemos el caso de Enrique Krauze que en su libro Fidel Velázquez, Los Trabajos y los Días, pone a este personaje como el gran remanso de la vida de los mexicanos. Las primeras líneas son la pauta para intuir la dirección de dicha obra: “La historia no será reprobatoria, ni siquiera severa, con los trabajos y los días de don Fidel Velázquez”, hace un mal símil entre la obra de Hesiodo y la vida de Fidel Velázquez, vaya despropósito o póngase las palabras de Emilio Chuayffet, flamante Secretario de Gobernación con motivo del centenario del nacimiento de Octavio Paz, dice sobre la obra de Paz: Siguiendo esta misma línea, el compromiso que hacemos con el legado de Paz debe ser el de educar para la libertad, para la igualdad y, sobre todo, para la solidaridad. Como pensaba el gran Octavio, la formación es “el nexo que comunica, las humaniza y las armoniza.” Oficializar a Paz es matar a Paz en la paz del sepulcro gubernamental. Si este gobierno fuera democrático otro gallo nos cantaría. Semejantes tonterías, no pueden ser más que deleznables para los mexicanos, ambos ponen velos y trampas para el pensamiento y la acción libre. Krauze lo dice en el 2000, Chuayffet en 2014, sin cambios en el discurso. Hacen falta que más mexicanos se unan a esta obra creadora de la vida mexicana. En estos tiempos, nuestros tiempos somos tú y yo la respuesta a esta crisis.

domingo, 16 de febrero de 2014

A LAS RIVERAS DEL OLVIDO


Es muy común que se crea que las personas que han alcanzado títulos y grados académicos, son los que saben y conforman el motor que mueve al mundo. Cosa falsa. Quienes mueven al mundo y nos hacen bailar a su ritmo lo son, los burgueses. Eso no quiere decir que sean inteligentes e infalibles; no, a menudo los vemos actuar estúpida y mecánicamente. Sin embargo, son los que tienen las riendas de la economía. Pero, volvamos a los que son “leídos y escrebidos”, dice, el buen vulgo. Es significativo que al platicar con ingenieros, abogados, arquitectos, doctores, maestros de todos los niveles académicos, incluso algunos con grados de maestría y doctorado, se encuentre uno con que tienen anidada en la cabeza la “docta ignorantia”, no saben más que un poco de su profesión y de una manera acrítica; siguen los patrones trazados por otros sin chistar lo mínimo. Bastan cinco a lo máximo diez minutos para darse plena cuenta de que su saber es un saber chabacano y que no pueden traspasar el umbral de las vagas nociones. En un dialogo sobre su ciencia se pierden fácilmente, no se diga sobre otros temas más alejados de su epicentro académico. Dan traspiés en casi todo. Es lastimoso verlos tratar de caminar entre las sendas espinosas y escarpadas del conocimiento.

Una sociedad que no se preocupa y ocupa por tener un sistema e4ducativo que encamine a los estudiantes hacia las lejanas costas del conocimiento para ir en busca del verdadero conocimiento, está condenada a pasar por la vida como mera comparsa de otras naciones mejor preparadas.  Tal es el caso de la sociedad mexicana. Bien se puede ver que existe un extendido  pragmatismo en toda la sociedad mexicana. Los estudiantes universitarios quieren obtener un título para darse un tono de sapiencia; sus maestros se han refugiado en ese estúpido conjunto llamado “Las vacas sagradas”, que al punto se ve que solo tienen la teoría hueca en sus cabezas huecas y ninguna práctica.

Este sistema educativo ha tenido sus efectos nocivos: el pragmatismo raquítico en la política. Desde siempre se sabe que a los políticos no se les da eso del pensar con claridad debido a su casi nula educación aplicada a los problemas reales. Pero a últimas fechas se ha agravado la cosa dado que ha surgido un político tipo. Sus características son variadas pero la fundamental, es la misma de siempre; por un lado hacer tanto dinero en lo personal; por el otro, ser pragmáticos, es decir, prácticos sin teoría o ideología propias.

No hace más de un año Peña Nieto se declaraba pragmático y no puede ser de otro modo, es pública su ignorancia y excesiva torpeza. Por estos días la revista Time publicó sendas alabanzas hacia el presidente de México, la paradoja es que el mismo aludido no es capaz de comprender ni español y mucho menos en ingles lo que de él, se dice. Esto sería solo una anécdota si no fuera porque hay legiones de doctos que muestran su ignorancia a cada paso de la vida.

La lista de pragmáticos sigue. No hace mas mucho el senador Miguel Barbosa declaraba que él era pactista y que pactaría (y de hecho ese es su fin), con cualquiera y más con el gobierno. Siguiendo los pasos de Barbosa Jesús Ortega, quien se manifiesta francamente por un Estado Absoluto, donde el ciudadano solo tenga que integrarse a ese Estado sin crítica alguna. Le gusta esta legalidad positiva a Ortega. Si tomamos el siguiente caso, el de Jesús Zambrano, la cosa se complica porque este cabeza hueca solo es la fachada del pragmatismo, él no tiene mérito alguno al lado de los dos anteriores. Es solo un vil comparsa. Eso no tendría mayor complicación si no fuera porque llevan a cuestas los postulados de la democracia, de la izquierda. De los panistas y demás políticos no es menester tratar, siguen el mismo camino y destino.

Esta es la radiografía del grupo que debería custodiar y acrecentar el conocimiento, tanto teórico como práctico, y es lamentable que por una ilusión óptica crean que van hacia el futuro de manera consciente mientras su psiquis descansa a las riveras del olvido. Aquellos que aceptan la vida así, sin más; son tirados hacia el pasado porque toda falta de actividad mental inconsciente es la condena inevitable de vivir en el pasado. Para aquellos que han evitado la pesada carga de la responsabilidad del pensar sobre la política y decidirse por el pragmatismo, aunque es una vía un poco matizada, les corresponde la condena de la auto ceguera, el autoengaño. El gobierno federal se ha entrampado en una lucha mediática por convencer a la población critica de estar por el buen camino y promete llevar la felicidad a los más necesitados. Craso error, la política tiene como fin todo lo que tiene que ver con el poder; su consecución, su ejercicio, su conservación etc. Se nos presenta al pronto un gobierno insuflado de eudemonologia, es decir, el tratado sobre la felicidad.

No sabiendo la parte central de la nación, los que deberían ser los pensantes, cuál debería ser el Estado mejor, se contentan con irla pasando. No sabiendo los políticos el fin de la política hacen piruetas de alegría pensando en que, con dejar caer cacahuates a las masas se resuelven los problemas. Peri ni una ni otra actitud soluciona problema alguno. Y, allí están los problemas nacionales intocados, fuertes y fortalecidos por la inacción de quienes debería atacarlos.


El saber certero debe ser la materia y fin de los profesionistas y el poder la materia y fin de los políticos. Ni una ni otra cosa se cumple. Andan norteados ambos subgrupos por un divorcio malsano. Ahora bien, las condiciones de lo que es el saber están dadas y en primer y último caso deben buscarse si no las hay. En política las condiciones del poder a mi parecer están dadas y se deben circunscribir en la democracia real y no en esta incipiente democracia descuidada por el pueblo y atacada por los políticos para sus fines particulares. La democracia fundamentalmente no debe ser formal sino su praxis critica. 

domingo, 9 de febrero de 2014

EL ESTADO MEXICANO Y LA VIDA.

                                    
Es inútil seguir buscando pensadores mexicanos que verdaderamente se interesen por el instrumento por medio del cual los mexicanos vivan y convivan con las menos desavenencias entre los gobernantes y estos con los gobernados. Aun los gobernantes no entienden sus funciones y por una fortuna de la estupidez actúan como si fueran el centro de la política y no su medio. Claro que, en general, todos somos responsables de la mala constitución del Estado y por ende, de su mal funcionamiento. Las diversas expresiones de descontento que se suceden a diario por todo el territorio nacional son los efectos de lo contrahecha que esta la República. No se entiende lo que es la soberanía, la potestad y órgano. No entendiéndose tales conceptos fundamentales, vitales no puede menos que estar, cualquier teoría sobre el aire y sostenida por malas artes políticas.
¿Cómo se puede entender que se diga que el pueblo es soberano en la formalidad y en la realidad se divida ese poder soberano y se le haga entrega a los meros instrumentos (órganos) la soberanía como constitutiva de su ser?, esto es el colmo de los excesos y de los absurdos. Se pone al pueblo soberano en calidad de mero sirviente y a los órganos del Estado como soberanos independientes.
¿Cómo es posible que generaciones de jurisconsultos y demás pensadores de la política en más de 280 años no hayan entrado al estudio del ser del Estado mexicano y se hayan dejado guiar dogmáticamente por Montesquieu?. ¿Cómo es posible que cada año se hagan tesis y obras mayores sobre el Estado y en especial sobre la teoría de “La división de poderes”, es decir, la constitución orgánica de la República y jamás se haya reparado y caído en la cuenta que propiamente los “poderes” Legislativo, Ejecutivo y Judicial no son más que órganos (instrumentos) que no poderes y menos soberanos?. Este terrible error se extiende al ser de las partes firmantes del Pacto Federal al sostenerse que son “libres y soberanos” y que dentro de los estados existen poderes cuando solo son autónomos y tienen órganos para su funcionamiento.
La lista de los autores teóricos sobre la constitución del Estado mexicano es larga, y seria ocioso enumerarla. Baste tomar a los más reconocidos pensadores e ir a la parte correspondiente para darse clara cuenta que nunca les ha interesado en profundidad verídica sobre el estudio del Estado mexicano. Parten del dogma de “La división de podres” y de manera acrítica van desarrollando más o menos la misma teoría que solo de vez en cuando por azar tocan en determinados puntos con la realidad. Partiendo de supuestos erróneos creen superar cualquier obstáculo y llegar a puerto seguro. No hay tal. Toda la teoría constitucionalista es un desatino que solo sirve para mantener el desorden.
No se tomaron la delicadeza de investigar que es la soberanía, órganos, potestad, es decir, lo fundamental para la teoría del Estado y sin más, se aventuraron a levantar los edificios teóricos mas altos que taparan la verdad. Voy a dar aquí someramente las distinciones entre estos conceptos, dejando su exposición detallada para mi obra de filosofía política correspondiente. Soberanía tiene sus raíces en los términos latinos súper y omnia, es decir,sobre todo el poder;órgano proviene de la etimología latina “organum” que en una de sus acepciones significa “instrumento” y potestas significa en una de sus vertientes “poder”. Si de aquí hubieran partido los teóricos del Estado hubieran caído en la cuenta, por lo menos algunos, de que estaban ante cosas diferentes al hablar de "órganos" y "poderes" .
La profundidad de pensamiento es una larga práctica y especialización y solo algunos logran dilucidar el ser de las cosas. Pasamos pues, de la etimología a la ontología, que en rigor es la teoría del ente y no del ser. No voy a complicar las cosas, no es mi intención. A más esta parte de la metafísica es intrincada y no mi intención el enredo sino la claridad. Sin embargo, a los mexicanos nos pasa lo que a Platon, a el, se le multiplicaban las ideas a nosotros los soberanos. De un soberano, el pueblo, la cantidad se nos eleva a 129 soberanos. El pueblo soberano, uno, mas la Federación como sujeta de Derecho internacional es soberana, uno mas; tres poderes soberanos mas dentro de la República (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), mas treinta y un estados soberanos firmantes del Pacto Federal, dentro de estos tres poderes mas nos da dicha cantidad . Esta es la teoría política que se sostiene en México por pura conveniencia política y el desconocimiento de todo método y ciencia correspondientes. Esto no se queda aquí, se pretende darle el mismo status de "soberanía" a la ciudad de México. 
Espero que ya aquí, por lo menos intuitivamente se distinga que poder y órgano son dos cosas distintas. La potestad soberana es el supremo poder que el pueblo tiene para determinar su forma de gobierno y por medio de ese poder, en nuestro caso, crea el Estado y sus órganos (instrumentos), para la convivencia social bajo el marco legal que se de asimismo. Véase entonces como los órganos estatales son meras creaciones ficticias para el ejercicio de la soberanía nacional. El pueblo es vida consciente y creadora ¿en qué grado?, eso ya se verá y es harina de otro costal. Por el contrario los órganos estatales (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) son ficciones que solo cobran vida o mejor dicho animación, cuando son encarnados por sus titulares. Por eso se dice, intuitivamente que la soberanía radica esencial y originariamente en el pueblo, eso puede ser discutido por lo pronto no aquí. Es claro que los ni los órganos ni sus titulares pueden ser ni constituirse de manera autónoma en “poderes” ya que tal como lo señala la propia Constitución General de la República, el pueblo es el soberano y este no traspasa ese poder, esa potestad soberana ni a los órganos ni a sus titulares sino solo los “faculta”, para ejercer la soberanía. Sostener lo contrario es hacer de la democracia una ilusión vana.
Durante mucho tiempo el presidencialismo hizo casi imposible eso que llaman “División de podres” ya que los órganos Legislativo y Judicial estaban supeditados al órgano Ejecutivo y viendo esto en la práctica se seguía hablando de dicha teoría. Por el otro lado, viendo al Estado, las partes integrantes del Pacto Federal, sus órganos e instituciones, dependencias y organismos descentralizados o desconcentrados en constante colaboración variante se seguía hablando de “División” ya absoluta ya parcial y de “Pesos y contra pesos” y  no de “Colaboración” y “Unidad” cuando así lo gritaba todo el funcionamiento del Estado.
Los órganos deben estar subordinados al pueblo y no esté a los primeros. El poder soberano que reside en el pueblo no puede estar bajo los meros instrumentos (Órganos) inanimados. Es decir, la vida dinámica, creadora, ente superior non puede estar bajo sus creaciones, entes inferiores. Se estaría sometiendo a la vida misma a la parálisis o a la marcha mecánica y sin sentido. Lo ficticio se habría, entonces apoderado de la vida humana hasta chuparle su esencia y condenarla a la decadencia, a la degeneración. La libertad y la espontaneidad serian desterradas de la vida, haciéndola despreciable. Esto se ha hecho y tratado de imponerse a toda costa de manera permanente. A pesar de todo, la vida sigue escapándose a toda cárcel, a toda confinación, a toda engañifa y a toda tiranía para surgir aquí y allá en todo su esplendor, aunque solo haya sido hasta ahora como una cosa afortunada y particular.
El saneamiento de la vida social debe empezar por una reforma o refundación del Estado mexicano imponiéndole una buena constitución orgánica e institucional y de allí seguir derivando las demás dependencias y organismos a través de los cuales los mexicanos vivan y convivan sin más trabas que las necesarias en sociedad y bajo un marco legal que constantemente cambie y vaya saneando los excesos de los gobernantes y demás funcionarios públicos así como a los políticos.. Unidad y colaboración en el Estado. 


martes, 4 de febrero de 2014

NOCTE DIEQUE INCUBANDO




Desde que el Partido Revolucionario Institucional perdió, en el año 2000, la presidencia de la Republica, el pueblo mexicano cifró sus esperanzas en que, por fin, la democracia dejara ser de papel y puesta a su servicio pudiera irse encarnado sobre el esqueleto barnizado de libertad, de Derecho, de justicia y de todos los derivados que de ello se desprenden de manera lógica y consecuente. Sin embargo, se vio la locura y la soberbia entronarse y corromper aún más la democracia incipiente. Nos parece que asistimos a una estafa de mal gusto. Los panistas al igual que sus predecesores son incapaces de construir una democracia profunda, verdadera y sobre el bien común. Con justa razón se encresparon los ánimos al término de cada administración panista; la primera, la de Vicente Fox, fue una retahíla de dislates frívolos; la segunda, la de Felipe Calderón, sintiéndose iluminado por la divinidad lanzó un ataque a tontas y locas contra el crimen organizado que a la postre salió fortalecido.

El 2012 ofrecía una nueva oportunidad para imponer la democracia e iniciar la vigencia de un Estado de Derecho que pudiera comenzar a combatir la corrupción gubernamental, que al pronto, es la fuente de la corrupción social. No fue así, y dejamos de ser nosotros, nos volvimos “otros”, perdimos la serenidad. Nos acercamos a lo que hay de animal en nosotros. Peligrosamente nos extraviamos. Solo cuando tenemos la serenidad suficiente podemos pensar claramente la situación en que se encuentra uno y de allí tornar con un plan para transformar esa realidad con la que no estamos conformes.

Una cosa es cierta en política: Los triunfos nunca son definitivos. Es falso que la sociedad sea solo una masa estúpida que no pueda incidir en la política. No dudo que que en otros tiempos y en otros lugares eso ha sido posible y aún sea posible, con todo, en México, la sociedad ha dispuesto como se deben hacer las cosas en determinados momentos. Recuérdese cuando en 1994 se alzaron los zapatistas y el gobierno en turno, lanzó al ejército con todos los medios a su alcance para exterminarlos. Esos según el más insigne ideólogo del priismo, don Fidel Velázquez. Ahora pasa lo mismo con los cárteles en Michoacán, se habían construido mitos sobre estos criminales. Se decía que eran casi dioses e inamovibles. El pueblo organizado mostró que no sólo no eran invencibles sino demasiado humanos como para literalmente correr a esconderse ante el avance de las autodefensas y policías comunitarias. Esto obligó al gobierno federal y estatal a ir velozmente a reponer el “Estado de Derecho”. Estos son solo dos ejemplos. De estos paradigmas existen y se dan cada vez que los gobernantes se desentienden de sus atribuciones. En consecuencia, no debemos desmayar en la construcción e implementación de la democracia real y efectiva. Ceder o desmayar en la lucha tendrá sus fatales consecuencias: que los peores políticos no tengan vigilancia y entonces, las vías para el saqueo de lo público se disparará a grados inéditos. Tirar la toalla no es opción.

Ahora  bien, lo que en México está, a todas luces, mal es el Estado en su parte gubernamental; los órganos y las instituciones, en sus tres niveles de gobierno, están en total decadencia y están en decadencia, debido a la enorme corrupción ya vuelta una costumbre evidentemente cancerígena y que enferma no solo al gobierno en su estructura sino que esa misma enfermedad se extiende a la sociedad y sus efectos han sido y seguirán siendo devastadores. No conforme con esta parte podrida se le agrega una más que es central para el buen funcionamiento del Estado, los partidos políticos. Estos entes son de interés público y se financian con dinero público. Más en lugar de ser expresiones del pueblo y representantes de las diversas ideologías existentes, son verdaderas agencias de colocaciones políticas. Este binomio, gobierno y partidos políticos son el origen fundamental de la corrupción, todo pequeño o gran granuja se acoge a lo político para hacer o aumentar su capital económico y patrimonial. En su desbordada ambición no tienen empacho en paralizar las reformas hacia el acotamiento del  ejercicio del poder público. Han surgido tantas y cuantas soberanías como les han convenido a efecto de justificar el saqueo del erario y no rendir cuentas al pueblo. Es menester pues, la reforma del Estado en sus órganos e instituciones. No más órganos soberanos sino ejecutores de la soberanía nacional; no más instituciones controladas políticamente sino por el Derecho. No es cambiando nombres a las instituciones o creándolas como se va a corregir el lamentable estado de corrupción que padece la nación mexicana. Ya se pueden crear o darles los nombres rimbombantes que se quiera, esto no cambiara si van a ser los mismos corruptos sin control quienes las manejen a su antojo. Antaño a los gobernantes se les exigía que fueran virtuosos o por lo menos, decía Nicolás Maquiavelo, que lo parezcan. El propio Maquiavelo separa la Ética de la Política. Eso significa que los gobernantes ya no deben ser virtuosos y si no son virtuosos, es necesario que se sometan a la Ley. No tenemos, al momento, la forma de cambiar el rubro económico pero si el político.

Para inyectarle a la realidad nuestras ideas y empezar a moldearla se necesitan ideas, planes y para ello se necesita internarse en uno mismo y ponderar lo conveniente para los mexicanos en el ámbito de la democracia. No es posible planear o pensar estando fuera de sí. Y no es posible llegar a buen término sin planes bien pensados. No desdeño las movilizaciones ni toda forma de manifestación, sin embargo, insisto en que necesitamos planear la lucha. Y, esta labor es de todos así que todos debemos contribuir en efectivo y con el mejor capital con que se cuente sin ser entecos ni avaros en ello.

El mejor ejemplo que me viene a la cabeza de cómo la meditación de la certera solución al problema planteado se consigue,es la cosa que hizo Newton para lograr responderse la pregunta sobre las leyes que gobiernan el Universo. Asedio con su genio esa fortaleza problemática con toda su fuerza, con toda dedicación. Con la disciplina propia que exigía tamaño amasijo de hechos sin siquiera poder atacarlo empíricamente, dado que así lo ameritaba ese monstruo de rostros caóticos. Caminar, respirar, abandonar todas las pequeñas necesidades y problemas de la vida para dar paso a la gran batalla sin tregua ni cuartel “Nocte dieque incubando”, dándole vuelta día y noche. 


lunes, 3 de febrero de 2014

CINCO DE FEBRERO (ESTADO NEOLIBERAL CON FESTEJO PATRIOTA)




Es cosa de ver como ideas viejas de festejo se han petrificado y vaciado de todo sentido pero sigan operando bajo el amparo del gobierno federal, tal es el caso del festejo respecto a la promulgación de la Constitución General de la Republica, el cinco de febrero de 1917. No hay duda que tenía sentido festejar esta fecha para los mexicanos, pues se festejaba ni más ni menos que el cambio de régimen político, se pasaba de la dictadura porfirista a la democracia burguesa, liberal. Que, aunque tímidamente, nunca dejó de seguir su marcha hasta desembocar al liberalismo pleno a partir de la firma del Tratado de Libre comercio y se siguió adoptando dicha política económica hasta privatizar casi todo lo público.

Se decía que la Constitución Mexicana del 17 era una de las más avanzadas en el mundo. Eso no dejaba de tener su sustento, aunque el mismo, estuviera prendido de la contingencia. Dicha Constitución contenía el Derecho del Trabajo, en su artículo 123; el Derecho Agrario, en el artículo 27y la rectoría de la Economía con tintes sociales, en el artículo 25. Todo esto,  ya no existe y prácticamente la implementación del Derecho en tales rubros no sirvió a la nación mexicana. Sexenio tras sexenio, trienio tras trienio, legislaturas tras legislaturas el pueblo se fue empobreciendo gradualmente hasta tener la mitad de la población en márgenes de pobreza extrema. El mal estaba en el presidencialismo y la política casi oficial de saqueo por parte de los políticos. México se convirtió en una fábrica de crear ricos y súper ricos. La corrupción del Estado fue y sigue siendo la falla neurálgica de México. “Quien no transa, no avanza”, “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”, “El año de Hidalgo”, son algunos de los presupuestos de trabajar en lo público, era prácticamente una patente de Corso y a lo menos un certificado de tener a disposición los bienes públicos para fines personales. Tan corrupto era y es, el Estado mexicano que prácticamente del anonimato y sin ningún mérito se puede pasar de maestro rural a Regente de la ciudad de México, diputado o senador o cualquier otro puesto público.

Se ha eliminado el sustento del festejo de la promulgación de la Constitución del 17 pero estúpidamente se sigue con la misma. Parece que para la nación mexicana se retarda a toda costa su medio día. No importa si se implanta de manera total el Neoliberalismo o no en México, mientras no se corte de raíz la corrupción gubernamental el pueblo no tendrá beneficio sustancial alguno. Es decir, no tendrá cosa alguna que festejar.

Es menester para que los beneficios lleguen al pueblo, la reforma del Estado y que sus órganos e instituciones tengan buena constitución y se limite el poder a los políticos y funcionarios públicos.  Que toda conducta irregular e ilícita tenga una pena efectiva. Que lo político quede subordinado al derecho y no como hasta ahora, el Derecho subordinado a lo política, al Neoliberalismo de cuates, sin importar el partido en el gobierno. La democracia llegó a México solo en lo formal y solo para los partidos que se disputan el poder mas no para el pueblo. Vulgarmente esto se conoce como el “Quítate tú para que me ponga yo”, es decir, la sustitución de un corrupto por otro. Se sabe públicamente que una coraza de impunidad cubre todos los ilícitos cometidos por los políticos y funcionarios públicos. Eso es lo que debe cambiar.

Una Constitución que permite impunemente el empobrecimiento de la población general y el enriquecimiento de unos pocos no puede ser buena de manera alguna. Ahora bien, el cambio debe provenir de la sociedad civil. Los políticos trataran a toda costa de sostener el Status Quo, para poder seguir gozando de jugosos sueldos, partidas secretas, prestaciones, dinero para sus gastos personales y la rapiña de lo público. Dejemos de festejar antiguallas, ideas contradictorias y tomemos la rienda del futuro del pueblo mexicano.

Por último, debemos poner todo el esfuerzo en minar el poder de las televisoras y de cualquier empresa privada que se empeñe en doblegar al gobierno enteco, tal y como ocurre con las televisoras mexicanas. Por lo menos que se legisle de manera imparcial y general y no solo parcialmente, por unos cuantos.  Son solo unos cuantos los que deciden la legislación en los congresos, los líderes de los partidos en confabulación con las grandes empresas, la mayoría de los diputados y senadores solo están para darle formalidad a lo que se decide en los campos de golf, los casinos, las fiestas privadas que dan los ricos.