miércoles, 8 de abril de 2015

ARTE






El arte no debe ser verdadero sino bello para el observador concreto y en ocasiones muy raras, particularísimo. 

lunes, 6 de abril de 2015

EL QUE ESTÉ LIBRE DE PECADO





No se pueden cometer pecados si no se tiene religión alguna. Los judíos no pueden cometer pecados en el catolicismo y no pueden ser excomulgados por evidentes razones. Para los budistas las vacas son sagradas, son incapaces siquiera de intervenir en su camino. El solo pensamiento de maltratarlas o matarlas para el consumo humano les parece una monstruosidad, un pecado. En Tailandia los elefantes corren la misma suerte, más si son blancos. Los antiguos egipcios se llevan un lugar preponderante en la adoración divina de los animales que para nosotros nos resulta hasta risible. Para todos los africanos, anteriores a su conquista religiosa les era desconocido el pecado tal como lo predica el cristianismo.

La cultura Judeo-cristiana creo el pecado y lo trató de hacer mundial. Sobre esta base se ha engañado a la mayoría de los ingenuos que, sienten el enorme peso de dicha sentencia para vivir, a lo menos momentáneamente avergonzados, por el atrevimiento de tratar de sentirse libre de pecado. El estado original de pecado y la vida pecaminosa constante no es, otra cosa que una engañifa para mantener sometidos a los pueblos.

Una ética libre de toda teología es, posible y tiene la sana ventaja de tener su sustento en la realidad, excluyendo la metafísica teológica para normar el comportamiento humano; con esto se logra aligerar del enorme peso de la culpa a los seres humanos, con el pleno conocimiento entre lo considerado como bueno y lo malo. Claro una postura ética libre de teología tiene la desventaja de estar dirigida a personas razonables en grados más profundos de lo común. No busca adeptos y por tanto no tiene un aparato que tenga por objetivo la “conversión” de los descarriados. Se trata de una elección libre, razonada. A la mayoría, acostumbrada por cientos de años practicar los dictados religiosos sin pensar y mucho menos criticar los dogmas, les parece una locura y ven con malos ojos que haya quienes se separen del pensamiento imperante, de los ritos y de la autoridad sacerdotal, llegando del insulto al asesinato. La insensata sentencia ¡Viva Cristo Rey y fuego!, se acuñó y se practicó en la revolución cristera en México.  

Es evidente que a pesar de no tener idea siquiera del pecado (a la manera teológica), los que no profesan religión alguna, se opondrían al apedreamiento de una mujer adulterina y por extensión de cualquier acto violento por actos que son meramente humanos. Ahora bien, señalo que esto es la idea y su consecuente práctica de una ética humanista que sabe que existen imponderables que no siempre concuerdan con la realidad. En la vida de los más sabios bien se pueden encontrar discordancias evidentes entre su ética y su proceder real, efectivo. Sin embargo, esto no invalida su ética y analizadas las causas se puede entender su proceder, sin que esto se obstáculo para la censura de sus hierros. En efecto, se trata de vivir sin engaños en la medida de los grados de conocimiento y de proceder efectivo, real, libre de pesados fantasmas metafísicos.

La ética autoritaria es un juego de dominio de pocos contra los demás, sin que los segundos lo sospechen siquiera pero, para los que tienen consciencia de tal perversidad esto es un rebajamiento de la vida a través de mitos (cuentos), bien dirigidos a la parte irracional, a la parte emocional y, a la limitación humana para pescarlos por el cogote y más que por el cogote de manera permanente. 




domingo, 5 de abril de 2015

LA VIRTUD COMO REMEDIO






 Quien este solo o abandonado, por cualquier causa, no debe quejarse por estas circunstancias, menos si es por sus acciones o por elección propia con tal de que, si tiene alguna virtud no la abandone sino la cultive.   


sábado, 4 de abril de 2015

LA VIDA Y LA MUERTE SON LO MISMO





Mediocres siempre se refugian en el hecho inevitable de  la muerte. Se solazan en enunciar que en la tumba, todos somos iguales; que allí, todos, mujeres, hombres, niños, niñas, viejos: ricos, pobres, sabios e ignorantes somos iguales y al final, polvo. Ese hecho cierto y evidente, sin embargo, no tiene aplicación ni sentido en la vida. Las cosas allí son radicalmente diferentes; tanto que los mismos que se alegran por anticipado al hecho igualitario en la muerte se quejan desesperadamente en la vida.

El hecho inevitable de la muerte no inválida de manera alguna las diferencias en la vida. Aceptar que la muerte nos llegará a todos por igual no se aplica ni siquiera en la valoración de una vida elevada por cualquiera de las cuales se significa, tales como el valor, la belleza, la sabiduría u otras que la humanidad pondera como buenas que, más allá de la existencia siguen siendo valoradas positivamente.

Lo anterior, me recuerda la frase chusca de cierto filosofo que al preguntársele sobre la vida y la muerte, respondió que son lo mismo; al inquirírsele el por qué, siendo lo mismo no se moría respondió que no ganaba ni pasaba cosa alguna ya al ser lo mismo vivir o morir era irrelevante.

Ya se sabe que se nace sin querer, se muere a contra voluntad pero hay en ese lapso, entre el nacer y el morir, en donde se vive o por lo menos existe la posibilidad de vivir bajo la voluntad propia y con la razón como ariete para volverse singular, es decir, diferente.

viernes, 3 de abril de 2015

EL MIEDO AL DESPERTAR (EL NIHILISMO COMO DESIERTO)





Es doloroso tener a la vista un espectáculo decadente de la vida. A pesar de saber que tal o cual hecho o acto pasará es, ver la ceguera del propio pesimismo, del rechazo a toda costa de la libertad. Crear valores e implantarlos como guías de toda convivencia social es el fin de todo grupo, es decir, se moldea a los individuos para que sean de una manera determinada incubando al mismo tiempo la falsa idea de libertad. Entonces, se podrá hablar de libertad y hasta se podrá sentir la libertad sin saber lo que la misma es.  

Todo el Iluminismo creía que se podía mejorar al ser humano y hacerlo libre de toda autoridad. El intento fracasó estrepitosamente y nos encontramos hoy, bajo la rectoría de lo económico se quiera o no. La moral es una mezcla de imperativa de necesidad por el dinero y una cubierta de fe religiosa sin funcionar en la vida diaria.

Todo organismo y el ser humano se debe incluir entre ellos, tienen la necesidad de independencia, de libertad y tan luego pueden valerse por si mismos se lanzan a la vida queriendo alcanzar su pleno desarrollo. El ser humano, por el contrario, se niega a liberarse de las instituciones, de los órganos de control, de las religiones. La autoridad, aunque molesta provee seguridad. Más allá de toda autoridad esta la inseguridad, los grandes desiertos, bosques, lugares fríos y solitarias montañas.

La madurez plena llega con la falta de necesidad de autoridad. La mayoría de seres humanos sienten la necesidad imperiosa de tomar sus vidas en sus manos y deciden un buen día abandonar el seno materno. Comúnmente decimos “El casado casa quiere”, esto significa que la nueva pareja necesita un lugar para vivir según su propia determinación. Lo mismo debería pasar con las demás autoridades y en especial la teológica. Todo aquel que siga ciegamente otras autoridades diferentes a la suya es, inmaduro aunque crea lo contrario. No hay espectáculo más patético que las grandes congregaciones en una falsa comunión con lo llamado divino.

Seguir viviendo en las ruinas de la autoridad socavada es cosa terrible pero más terrible es la intuición del despertar en un mundo sin sentido: pesimismo o nihilismo en todo caso. En México se señorea ese gran miedo a despertar a la realidad, a la libertad diría Erich Fromm. Un mundo sin valores divinos es y será para los seres humanos un mundo aborrecible. Se tendría entonces que crear nuevos valores pero no se está preparado para ello. La autoridad vuelve a imponerse aunque esté en ruinas y decadente. Proporciona una endeble seguridad de pertenencia, de identidad, de seguridad ante el abismo insondable que se presiente.

El grueso del pueblo sabe que se han perdido los valores pero está impedido para terminar de destruir los viejos valores y crear nuevos valores. La gran mayoría de mexicanos ya son nihilistas; son creyentes pero no practicantes de corazón como les gusta llamarse. Esto significa que en el fondo ya no se cree. Es absurdo creer y no practicar eso que se dice creer. Un problema para la Psicología y el psicoanálisis de masas. El gran agotamiento del pueblo mexicano. Hemos puesto un pie en la democracia y ya estamos cansados de todo. La clase política es el mejor ejemplo de la falta de energía, no crea un nuevo Estado ni siquiera trata de corregir los males existentes, creados por los mismos políticos y en su lugar se lanza a la rapiña de todo lo público.

Hasta ahora, el pueblo se ha mostrado impedido para poner coto a los excesos de los gobernantes, siendo la gran mayoría. El estado morboso y decadente del pueblo lo lleva a la apatía y a vivir como reaccionario ante la necesidad de vivir y ganarse el pan de cada día movido por las condiciones brutales que impone el Neoliberalismo con un refugio intermitente en el día en el “Dios mío” y una huida a la realidad brutal consumiendo. Si el pueblo pudiera ver reflejada su vida en una película audaz; desde la razón vería su vida como la más extraña y absurda de las vidas. No se reconocería y no lo haría porque tiene una concepción diferente de su existencia. Es muy significativo que en los días santos del año se consuma más alcohol y cerveza que en las fechas no festivas y solo la minoría salga cargando la tradición para dar una ilusión de fe y con ello, se tenga satisfechos a los líderes religiosos, políticos y económicos. Tener la aprobación de los que mandan es la consigna de los tradicionalistas aunque el edificio social, político se caiga y el económico los estrangule sin piedad.

La primavera ha llegado y no se entra a esta temporada con alegría sino con el pesimismo de la existencia; con el nihilismo en el fondo pero con el velo del miedo al despertar. Amanece ya en el desierto.