miércoles, 9 de agosto de 2023

¿HACIA DÓNDE VA EL ESTADO MEXICANO?

 

¿HACIA DÓNDE VA EL ESTADO MEXICANO?

 

El cambio es inevitable, aunque no se perciba a simple vista. Es cierto que, en diversas ocasiones se hacen épocas por siglos. Tal y como ocurrió con la Edad Media; sin embargo, ni siquiera la Edad Media se salvó del cambio y todos los intentos del Papa en turno fueron en vano. Se terminó la larga noche y la razón tuvo su amanecer y florecimiento. Es de no creerse que tengamos aun sabores, olores, ideas y prácticas del medioevo después de seiscientos años. Religión e ideas conservadoras.

 

Estamos aquí, de frente al cambio y somos parte de este, pero la preocupación y ocupación por la vida no nos permiten reflexionar sobre nuestro acontecer diario. Vivimos en la barbarie barnizada de civilización. Con todo, debemos de intentar explicarnos, en lo general, este cambio y su dirección so pena de pasar por la vida ignorando todo.

 

Para darnos una idea del devenir del Estado mexicano debemos explicarnos el pasado, aunque sea someramente. La llamada Primera Transformación, es decir, la revolución de independencia fue muy costosa para el pueblo. El gobierno no estaba lo suficientemente preparado para administrar los bienes nacionales, el territorio era de alrededor de siete millones de kilómetros cuadrados, la economía era muy endeble y la identidad nacional era precaria. Derivado de la falta de buena organización se perdió más de la mitad del territorio con los Estados Unidos de Norteamérica, se crearon otros Estados Nacionales como Guatemala y la nación quedó dividida entre liberales y conservadores ya sin la presencia política española.  

 

La Segunda Transformación llevó al pueblo a una nueva confrontación entre conservadores y liberales. La Iglesia se había vuelto rica en bienes inmuebles improductivos y regía la vida civil. La Guerra de Reforma logró la separación entre el Estado mexicano y la Iglesia. No conformes los conservadores con su derrota trajeron a Maximiliano de Habsburgo e intentaron crear el Segundo Imperio. Al final los conservadores volvieron a perder. Sin embargo, esta época derivó en la dictadura de Porfirio Díaz por más de treinta años.

 

La Tercera Transformación. Contra la dictadura de Porfirio Díaz se levantó el pueblo mexicano y derrotó al conservadurismo porfiriano. Los más destacados revolucionarios fueron muertos y el consabido caos se apoderó del Estado mexicano. En estas tres transformaciones hubo derramamiento de sangre casi exclusivamente entre mexicanos, una economía precaria, una división social y aunque siempre, el pueblo mexicano ha buscado la democracia ha caído bajo alguna forma de sometimiento. Se pensaba que, con la caída de la dictadura personal de Diaz el pueblo mexicano se encaminaba hacia la democracia. Basta con ver las ideas y aspiraciones nacionales para darnos cuenta del avance en ideas sobre la democracia. Incluso se ha dicho que, la constitución de 1917 es una de las más avanzadas de su tiempo. En la realidad los políticos nos encaminaron hacia la dictadura ya no personal sino de un partido único de Estado, el Partido Revolucionario Institucional.

 

Hoy día no hay duda de que, estamos ante un cambio radical y profundo de época. Los viejos anhelos de democracia, justicia, legalidad, legitimidad, vigencia real de los derechos humanos siguen a la espera de ser hechos realidad, pero nos persigue el pasado. La división social es de viejo cuño, el Neoliberalismo ahondo todos nuestros viejos problemas. Tenemos una impartición de justicia lenta, cara y muchas veces torcida, el trabajo es una simple herramienta de sobrevivencia, las prestaciones laborales son simbólicas, en el campo el desastre campea y en materia de democracia hay un enfrentamiento entre conservadores y liberales. La derrota del viejo régimen no está en discusión. La verdadera disyuntiva es, o seguimos con la vieja practica de dejar el trabajo democrático a medias (Que significa una derrota del pueblo) o avanzamos ya decididamente hacia la amplitud y profundidad de la democracia. La tarea no es fácil. Ahí están los políticos afines al viejo régimen priista entorpeciendo todo día y noche los siete días de la semana. Se niegan a perder sus anteriores privilegios. Ahí están también los empresarios poderosos acostumbrados a no pagar ni impuestos ni prestaciones laborales, pagando sueldos de miseria. Ahí esta los sacerdotes conspirando abiertamente contra el Estado mexicano. Sacerdotes que no sabemos cuánto recaudan de la feligresía, sin pagar impuestos y cometiendo toda clase de excesos y delitos. Impunidad casi total. Todos los enemigos de la democracia unidos por el odio contra el pueblo. Sus viejos prejuicios de superioridad los empujan a dar batalla. Su ambición desmedida los acicatea a tratar de volver a gobernar al pueblo mexicano como si les perteneciera. Estamos aquí y debemos reflexionar el rumbo a escoger, el método y poner manos a la obra. No podemos claudicar ni un minuto. Los males son graves y grandes.   



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