EL SURGIMIENTO DE
LOS CIUDADANOS
Los
ciudadanos han existido en nuestra Constitución General y las leyes mexicanas;
sin embargo, hasta antes de las elecciones presidenciales del 2018, no se habían
manifestado con tanta claridad y fuerza, haciendo surgir la democracia en su
sentido más puro. Democracia tiene sus raíces latinas. Demos igual a pueblo y Kratos
significa poder. De ahí se sigue que, democracia significa el poder del pueblo.
Esto en términos políticos significa el poder de la mayoría. En términos actuales
la mayoría decide el tipo de gobierno con el respeto a las minorías. Ni más ni
menos.
Todo
el periodo de 1929 con el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario (PNR),
abuelo del actual Partido Revolucionario Institucional (PRI), hasta el 2018, se
simuló la democracia pues teníamos una dictadura de partido único de Estado y
cuando todo el viejo sistema político comenzó a resquebrajarse el Partido Acción
Nacional se aprovechó con la promesa foxista de una transición hacia la democracia
en el año 2000, pero tan luego llegó al poder presidencial traicionó al pueblo
y retraso 18 años la democracia.
Durante
toda esta época los ciudadanos no decidíamos el tipo de gobierno ni elegíamos a
nuestros gobernantes pues, de antemano se sabía quién iba a ser el sucesor y con
la unión del PRI y el PAN llegaron los fraudes electorales para evitar a toda
costa la democracia; es decir, que el pueblo mandara.
Debemos
tomar conciencia de nuestra existencia como ciudadanos no solo en las leyes
sino en la realidad. Es innegable el surgimiento de los ciudadanos. Este hecho
no lo pudieron ni siquiera sospechar las cúpulas del PRI ni del PAN. Este hecho
se fue gestando lentamente en los últimos 34 años. Precisamente durante el
periodo Neoliberal. Los cambios acelerados de la vida del pueblo mexicano,
teniendo como locomotora la economía realizó cambios insospechados en todos los
rubros de la misma estructura del pueblo mexicano. Los fraudes y traiciones del
PRI y del PAN hicieron que los ciudadanos se dieran plena cuenta de las formas de
proceder de estos dos partidos para mantener sometido al pueblo y llegamos a las
elecciones del 2018. La mayoría no podía creer y menos las cupulas de estos dos
partidos. Los ciudadanos habían derrotado moralmente al PRI, PAN y de paso a su
aliado el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Nunca,
durante este periodo, los ciudadanos habían decidido el tipo de gobierno y quienes
gobernarían. Por fin la soberanía popular brotó en forma de votos y no tuvieron
oportunidad de cometer un fraude más, una imposición más. Lo plasmado en el artículo 39 constitucional se había hecho realidad.
Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
Qué
momento tan esperado y hecho realidad en las elecciones del 2018. Ahora bien, la
democracia siempre tiene sus enemigos. En el presente caso todos los
empresarios ambiciosos que, no solo no pagana impuestos sino también beneficiados
por el gobierno en turno recibían millones de pesos sin ningún provecho general.
Los lideres religiosos de la iglesia católica son enemigos también de la
democracia y del pueblo. Los representantes de todos los anteriores, cómplices y
gerentes las cúpulas del PRI, PAN y PRD son enemigos jurados del pueblo conspiran
día y noche para volver al poder y someter nuevamente al pueblo mexicano.
Por
todo lo anterior, los ciudadanos deben estar alertas y combatir a todos estos
grupos en defensa de la soberanía popular y de la democracia. La república significa
“Cosa Pública”, es decir, de todos y ninguno en particular. Es deber de todos
los ciudadanos que, la republica sea de todos y de ninguno en lo particular;
tal y como ocurría con el PRI, PAN y PRD, en donde la cosa pública era
patrimonio de los grandes empresarios y sus representantes políticos, desde el
presidente en turno hasta el más modesto presidente municipal y los integrantes
de los órganos legislativo y judicial eran sus gerentes.
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