EL SENTIDO DE LA
DEMOCRACIA
Desde
su concepción la democracia ha tenido sus fallas; sin embargo, no hay otra
forma mejor para la convivencia humana pues se trata de hacer valer la voluntad
general con el respeto a las minorías. Claro, esto es fácil de decir, pero difícil
de llevar a cabo. Estamos ante dos circunstancias, una, la del deber ser y la
otra, la de la realidad radical, la del ser mismo. Con todo, no debemos
ponernos fatalistas. Una realidad existente sin visos de cambio, el Presidencialismo
priista, una dictadura camuflada cayó de una manera estrepitosa para nunca
levantarse. Este hecho formidable fue pensado, puesto en acción más allá de los
partidos y de liderazgos. No se trata de restarles importancia ni a lideres ni
a los partidos, pero tampoco se debe escamotearle méritos al pueblo mexicano. Esto
lo corrobora la sorpresa sin par acontecida el uno de julio de dos mil
dieciocho. Este cambio ha sido sostenido por el pueblo a pesar de todos los
imprevistos; desde la pandemia hasta la guerra en Ucrania pasando por todas las
embestidas llenas de mentiras de las élites económicas a través de sus voceros
camuflados de periodistas y de los propios lideres de los partidos de oposición.
El crédito de este cambio está basado en el pueblo mexicano sin este no sería posible.
Ahora
bien, es la primera vez en la historia de México en la que el pueblo se apunta
un triunfo rotundo. La democracia avanzó en un día lo que no había prosperado
en ciento ocho años. Bien. Esta democracia es de mayoría apabullante en las
urnas. Su sentido está a la vista. Democracia proviene de Demos, pueblo y Kratos
poder; es decir, la voluntad general al servicio del pueblo mismo. Se invirtió la
política. Antes la república (La cosa pública, de todos y de ninguno en
particular) estaba al servicio de las élites económicas; hoy, está a favor del
pueblo en general.
En
este sentido, la república debe ser tan grande y fuerte que, no pueda ser
puesta al servicio exclusivo de las élites económicas, políticas y sociales;
debe ser para todos y para ninguno en particular. Para ello se debe terminar
con los vestigios del viejo régimen priista. No hay duda de su futura extinción,
pero se debe acelerar para transitar más profundamente en la democracia. Se
debe pasar de la democracia representativa, en donde las élites económicas,
sociales y políticas son las principales beneficiadas, a la democracia directa,
en donde los ciudadanos son el motor de la vida pública y el pueblo, en
general, el beneficiado.
El
pueblo mexicano debe ser lo suficientemente sabio, fuerte y determinado para
marcar el rumbo que debe transitar el Estado mexicano. No más regímenes antidemocráticos,
injustos y corruptos. Ese es el gran trabajo del pueblo mexicano. El sentido no
puede ser dado por las élites de ninguna clase. Únicamente la voluntad general
puede ser democrática, legal, legitima, libre y darle sentido a la democracia.
En
efecto, las élites económicas son adictas para tener sometidas a todas las clases
sociales diversa a ella misma. Para ello se valen de todos los medios antidemocráticos
empezando por las leyes para alegar ser legal su actuación, aunque, en la
realidad se implante la injusticia como forma de dominación del pueblo. Tienen
a su servicio los medios de comunicación y, a los comunicadores, periodistas, “intelectuales”
y la fuerza del Estado, la Ley del Garrote. Esto apenas empieza. La lucha será larga
y llena de peligros pues tienen entre sus aliados a gente pobre convencida de
ser mejor la servidumbre que, la democracia.
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