UN PUNTO
CRÍTICO DE LA POLÍTICA MEXICANA
A menudo se nos presenta la realidad como símbolos
sin descifrar y es menester bucear a lo profundo de sus entrañas y estas también
a menudo son repulsivas, impresentables. Sin embargo, no hay otra opción que,
enfrentar los problemas. Vivimos una época con marcada división social. Los
bandos están bien definidos: Élites conservad8ores contra el pueblo el pueblo
llano en franca rebeldía sin minimizar al partido en el gobierno. En realidad,
el sustento de este cambio lo es el pueblo de las capas más bajas y eso es inédito
pues durante cientos de años han estado bajo el poder de las élites en el poder
sin importar el gobierno en turno. Este hecho también se ha presentado como un símbolo
hasta ahora indescifrable para las élites conservadoras. Simplemente, por su
largo reinado nunca adquirieron el hábito y mucho menos la costumbre de poder
reaccionar ante la eventualidad de perder el poder político-económico aunque
estuvieran viendo el peligro. De inicio, el pueblo lleva la ventaja tanto por
haberse concientizado y tomado la acción política como por la inacción de las élites.
No podía faltar en estos momentos el drama
mediático de los actores de la oposición. El largo viacrucis que han transitado
muchos de los primeros personajes del nuevo Partido Revolucionario
Institucional (PRI). en los últimos años es un síntoma de la profunda descomposición
no solo del PRI sino de todo el viejo régimen. No importa que, se hayan sumado
el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)
a una coalición para mantener el viejo régimen en vigencia. No hicieron más
que, saltar del sartén a la hoguera. La vida se les ha vuelto un infierno en la
Tierra y no es para menos, perdieron su Edén en un abrir y cerrar de ojos. La sorpresa
de toda su vida. Lo peor para estos malos políticos es la imposibilidad de una
vuelta al pasado. Este infierno se extenderá por lo menos otros dos sexenios.
Imaginen el escenario. Todos los actuales políticos de la oposición estarán descontinuados
o descansando para siempre. Eso sin contar con aquellos políticos delincuentes
enfrentando a la justicia. El panorama es lapidario para la oposición al irse
su hábitat, el régimen Neoliberal de amigos y cómplices. No tienen esperanza.
Esto nos lleva a ver en el horizonte los
indicios de la democracia. Hay pautas para concluir que, el pueblo tiene la
madurez suficiente para poder encaminarse por el rumbo correcto hacia su libertad
suficiente para auto determinarse. Eso ante de que, las élites reaccionen y
logren descifrar el símbolo y puedan regresar al poder político-económico. Esto
es posible. Una democracia nunca está exenta de todos los peligros inherentes a
las bajas pasiones de los seres humanos. Pero, por el momento esta batalla tan
importante la tienen pérdida las élites sin remedio. El pueblo debe entender
que, no son los políticos la fuerza vital del Estado sino el pueblo.
Tenemos las ideas llamadas “La división de
poderes” con la idea de tener la categoría de “Teoría”. Sin embargo, si se le
aplican los criterios de la ciencia o de la razón esta llamada teoría no cumple
con los requisitos por esta mal planteada. Se creía haber encontrado la fórmula
completa y suficiente para mantener el poder soberano del pueblo en equilibrio.
Un poder, dicen John Locke y Montesquieu, debe tener una sola función. El ejecutivo
administrar, el legislativo hacer leyes y el judicial impartir justicia. Esto
no se cumple en el funcionamiento del Estado mexicano. Por si fuera poco, lo
que llaman “poderes”, propiamente no lo son, son órganos y esto es vital pues,
los titulares de cada órgano a partir de este error se llaman “soberanos”. Un
escamoteo al pueblo de su poder soberano. Se creía que, cada órgano ejercería la
soberanía popular en el ámbito de su competencia limitando y equilibrando los
excesos de los dos restantes. Esto ha sido una falsedad.
En México se simuló durante décadas aplicar
este sistema de pesos y contra pesos en la política. La democracia se simuló
pues en el sistema Presidencialista el órgano ejecutivo federal estaba por
encima de los dos estantes órganos y sobre todos los demás órganos y dependencias.
Nunca funciono ese sistema de pesos y contra pesos. El poder soberano del
pueblo fue sustituido por la voluntad del presidente en turno bajo la dirección
del Partido Revolucionario Institucional.
Lo que terminó con esta simulación fue el
poder soberano del pueblo al decidir mucho antes de las votaciones el sentido
de su votación y esta fue inobjetable el primero de julio de dos mil dieciocho.
Quedó claro ser el pueblo soberano el que, decidió terminar con la simulación e
imponer una limitación al órgano ejecutivo federal, quien decidía a su sucesor
o lo pactaba con el Partido Acción Nacional. En resumen, es el pueblo el que,
puede determinar el rumbo del Estado mexicano, corrigiendo los excesos en que,
incurren los partidos políticos. Esto es lo que, debe quedarle claro al pueblo,
tener el poder de limitar, corregir y castigar a los malos políticos.
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