domingo, 18 de abril de 2021

LIBERACIÓN FEMENINA, EQUIDAD DE GÉNEROS Y SUS PARADOJAS

 


LIBERACIÓN FEMENINA, EQUIDAD DE GÉNERO Y SUS PARADOJAS

 

  La Humanidad está en permanente búsqueda de sí misma y no es raro que se extravié. La guerra está en la esencia de los seres humanos, la esclavitud que es el dominio de unos sobre otros. Ese viaje es interesante y doloroso por diversas razones. Una de las razones es la preponderancia de los hombres sobre las mujeres; esta superioridad está construida desde la metafísica religiosa. Se justifica todo maltrato, todos los delitos y crímenes contra el género femenino desde el derecho divino.

 

La liberación de las mujeres parte de abandonar la moral cristiana; ese dique milenario no es fácil salvarlo, pero no hay otra opción. Quizá este sea uno de los factores que hayan influido en torcer el movimiento feminista. En realidad, se está haciendo todo para que las mujeres sigan bajo distintos yugos. En México han surgido diversas formas de denominar a las mujeres las “Nenis”, “Bichotas”, “Reinotas”, “Luchonas”, “Buchonas” entre otras. En contraparte, los hombres no han recibido tantos calificativos.

 

Es paradójico que la búsqueda de la equidad de géneros por parte de las mujeres se haya dado más libertad a los hombres, puesto bajo más dependencia, precariedad y desigualdad a las mujeres. Todas las denominaciones ya señaladas tienen en común la revictimización constante de las mujeres. Y, esto es lo más inquietante. Se debe pensar y repensar un plan para encausar la equidad de géneros por las vías adecuadas que corten los actuales caminos y acorten las grandes diferencias.  

 

El quiebre de la familia tradicional cristiana ha dado paso a una diversidad de modelos de familias en donde la mujer ha quedado a cargo de la mayoría de estas. Llamamos luchonas a las mujeres que tienen hijos sin la ayuda del padre de estos. Es de notar que, esta obligación en solitario corta de tajo muchas de las aspiraciones de las mujeres porque es sabido el gran reto a las que son sometidas en la vida real para encontrar trabajo aun siendo profesionistas. El libre mercado no es compatible con la maternidad. Ya se pueden avizorar los efectos sobre los hijos. Mala calidad en lo humano, en la educación y en la mayoría de los rubros. No nos importa lo humano sino lo material.

 

Si las mujeres en la familia tradicional estaban atadas a la servidumbre bajo los ritos religiosos, por mandato divino y había, en lo social, todo un cúmulo de personajes, desde los abuelos, padres, tías, primas, primos, amigos, sacerdotes etc., en constante vigilia de la observación del infame “…hasta que la muerte los separe”, ahora están atadas a los fines del libre mercado, donde deben ofrendar su vida a la producción y a la familia en un buen porcentaje en solitario. Este no debería ser un problema únicamente de las mujeres sino de ambos géneros. Pero hay una lucha sorda pero intensa por no acatar lo que la razón señala: la equidad de géneros.  

 

Una buena parte de las mujeres han excluido a los hombres en la solución de la desigualdad entre hombres y mujeres. Esto tiene sus bases en la vida real. Los hombres no queremos perder ni ceder el poder y, en consecuencia, ellas saben que nos somos sinceros. Con todo, tenemos que convivir y habérnoslas de la mejor manera en este campo de batalla.

 

Los hombres nos burlamos y nos reímos sobre esta realidad decadente en que están las mujeres como si no fuéramos parte del problema. Se debería volver a la seriedad en los hechos y los actos sin perder la alegría por vivir en una constante obligación de contribuir a la manutención de los hijos en todos los rubros; no únicamente en el pago de los alimentos que abarcan diversos rubros como el pago de renta, colegiaturas, vacaciones, ropa, despensas sino en aportar en los hijos los valores humanos que los hagan crecer en todos los aspectos de sus vidas. Sin embargo, esto no se solucionará sin tomar conciencia y la toma de acciones en la vida diaria. Han pasado muchos años desde que, Sor Juana Inés de la Cruz, sentenciara a los hombres. “Hombres necios…”.

 

En la búsqueda de la equidad de géneros se ha sometido a las mujeres a más yugos liberado a los hombres de sus obligaciones familiares. Los hombres han abandonado el campo de batalla y se aferran a dar batallas sórdidas, ocultas por todos los medios con tal de mantener a las mujeres bajo su mando y eso se debe de acabar con la participación del porcentaje suficiente de participantes de ambos géneros. Si esta guerra se pierde, la Humanidad no tendrá ni siquiera en su mira su sentido más profundo.

 

Los griegos pusieron a los hombres en lo más alto al decir “Homo sapiens” (Hombre que piensa), “Zoon politicón” (Hombre político), con la clara exclusión de las mujeres. La iglesia avaló y firmó la supremacía de los hombres sobre las mujeres con diversos cuentos ridículos contenidos en el libro del Genesis. En este contexto se puede sentenciar que gran parte de lo que henos hecho como hombres está mal y mal hacen las mujeres que defienden estas ideas descabelladas y mal harían en seguir la actual senda moral y de facto.

 

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