EL PASADO OMINOSO Y DE VERGÜENZA
Desde
mi adolescencia no me trague el cuento de ser, en su momento, un hombre de
partido. Casi todos eran hombres de partido; había que llevar de comer a la familia,
pero a mí nunca me interesó. Para mí era mejor ser libre de la familia, de la
Santa Madre Iglesia, de cualquier tipo de autoridades que no permitieran el
sano crecimiento. Por todos lados me sentía acosado al punto de enloquecer y
volverme rabioso.
A
mis escasos diez años ya estaba cansado de ese tipo de autoridad. Esa llamada
disciplina no era otra cosa que una crueldad con los ropajes de la disciplina,
violencia institucionalizada por todos lados. No habría de pasar mucho tiempo
para que todo aquello se terminara para mí. A los ocho años me había ido por
tres días y el hambre me encamino hacia la casa paterna. A los doce me volví
aventurar. Ambos intentos resultaron en desastres con sus cuotas de represión paterna.
Ahora ya no importa, pero en esos momentos sirvió para llegar al pleno
convencimiento de buscar la libertad.
A
los trece años decidí intentarlo nuevamente y pasaron justo medio año para mi
regreso a la casa paterna y por fortuna ya no caí en la patria potestad de mis
padres; había logrado librarme de la autoridad de Dios y de mis padres. Fue
agridulce pues a partir de esos momentos habría que, ir en solitario por mucho
tiempo, tanto como dos décadas.
El
ateísmo no es el salvajismo ni el satanismo sino la expresión más pura que un
ser humano puede encontrar: Vivir sin Dioses, pero también sin Demonios de toda
clase; es ver la realidad en su más cruda expresión. La mayoría quiere una salvación
que nunca llegará y están dispuestos a matar por ello. Yo prefiero conocer lo más
profundamente la realidad. Mi tesoro se compone de libertad y saber profundo
hasta donde se pueda. Vivo muy modestamente en lo material en lo demás trato
todos los días recolectar miel y más miel con una dureza que aleja a todos.
Si
el precio de la libertad es vivir solo es poco precio. El régimen priista ofrecía
astutamente que el pueblo participara magramente en el saqueo de lo público y
la mayoría caía. No los culpo, pero si los responsabilizo de ello. Creo
firmemente que debemos abandonar ese sistema perverso y nos queda un largo
camino que únicamente está hecho para mujeres y hombres valerosos a toda prueba.
Morir no es tan importante, algún día pasará; lo más importante es no ser como
esos 93 traidores, de los cuales conozco personalmente; son despreciables, pero
no nos alarmemos, así es la naturaleza humana.
Ahora
bien, si la ahora oposición cree falsamente que va a conseguir que regresemos
al anterior régimen, les tengo una mala noticia, no hay forma. No es que se
quiera o no, simplemente se agotó, es inservible como cuando se crece y se casa
uno. En efecto, mi posición es irreversible, deseo y por eso lucho, aunque lleguen
al poder idiotas comprobados, que no volvamos al pasado. Y no vamos a volver.
Me espera el Derecho, la Filosofía y la Literatura y con eso me doy por bien
servido. No más PRI. Y la mayoría de las veces ni siquiera comulgo los imbéciles
que se ha elegido como funcionarios públicos, están muy limitados
intelectualmente, educativamente y de humanismo, pero marcha atrás nunca. Que
sea lo que el Diablo pueblo quiera.
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