domingo, 19 de enero de 2020

¿POR QUÉ CANADÁ Y LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA SON MÁS PRÓSPEROS QUE MÉXICO?



¿POR QUÉ CANADÁ Y LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA SON MÁS PRÓSPEROS QUE MÉXICO?

Por lo general a esta pregunta se responde con prejuicios como la “raza”, y no desde el proceso gestativo con todos sus elementos o por lo menos los más importantes. Y, entonces estaremos en la capacidad de entender la realidad actual y prever el futuro en caso de seguir la tendencia de las tradiciones o cortar o intentar cortar los elementos que impiden que un Estado crezca.

Estamos en el siglo XVI, en la Europa medieval se gestaba una nueva forma de ser humano que rompería con las tradiciones de la Iglesia católica tradicional. Para ello era necesario que las instituciones de poder cayeran y cayeron. El poder político que hasta entonces mantenían los nobles se fue trasladando a los burgueses. El poder religioso tuvo su cisma con la reforma luterana que ocurrió en 1517 en Alemania y el poder papal perdió una buena parte de su poder.

Las ideas de la individualización estaban ya dadas con el avance de la educación, la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg. Todo aquel que pudiera leer podía interpretar la Biblia y ya no era únicamente el Papa con su infabilidad el que lo podía hacer. En este mismo contexto, se planta Juan Calvino que, asegura que los seres humanos ya estaban predestinados por la divinidad para triunfar o para perderse. Esto tenía en zozobra a los seres humanos y en especial a los protestantes. La solución fue ingeniosa. Todo aquel que trabajara y triunfara podía tener ese existo como una señal de salvación; en caso, de no lograr éxito, se tenía la otra opción, la perdición. La Iglesia católica no aceptaba el cobro de intereses aunque si la venta de indulgencias a los ricos en especial. El calvinismo se opone a esto y permite el cobro de intereses.

Por su parte, la economía estaba sufriendo su propia revolución y de una economía de estricto consumo se comenzó a pasar a una economía dinámica que ofrecía más de lo estrictamente exclusivo para poder vivir. La acumulación burguesa de la riqueza se inició y ya no se podría parar sin profundizar y expandir. Pero Europa estaba en constantes luchas armadas y constantes convulsiones sociales; era necesario, que este nuevo ser humano heredero del nuevo sistema político-económico-social tuviera su propio escenario.

Lo que hoy, se conoce como continente Americano ya se había descubierto en 1492, y oleadas de europeos, encabezados por los españoles y portugueses, dirigían sus pasos hacia estas tierras y resultó que, españoles y portugueses se repartieron el continente con la intervención de Alejandro Sexto mediante el Tratado de Tordesillas, España, en 1494. Esto va a tener una importancia crucial pues tanto españoles como portugueses iban a tener la ventaja para colonizar el continente Americano.

La repartición del continente americano dejó poco campo de acción a los demás pueblos europeos; claro está, las oleadas de europeos no iban a parar y sucedió que, los ingleses formaron trece colonias en la costa este y fueron Massachusetts, Nuevo Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia; estaban bajo mando directo de Inglaterra pero en 1776 declararon su independencia.

La fundación de los Estados Unidos no está basada en el modelo democrático de Atenas sino de Esparta y Roma. Desde el inicio tenían claro que debían crear un Estado fuerte, dominador y, es evidente que esto iba a tener su proceso. Y, por primero de cuentas seguían llegando europeos que traían consigo la individualización ya avanzada, la ambición de crear una nueva vida en un Nuevo Mundo, la mayoría eran protestantes y traían la idea de que si iban a triunfar era por designio divino y, en caso de fracasar también. El mito del derecho divino iba a ser muy importante para la creación y grandeza de Los Estados Unidos de Norteamérica.

Por otra parte, a lo que hoy es México, llegaron españoles católicos tradicionalistas que traían las viejas instituciones medievales. Lo que les interesaba era obtener toda la riqueza posible e ignoraban y hasta despreciaban lo que estaba pasando hacia el norte. A contrario de los Estados Unidos de Norteamérica que, exterminaron hasta donde les fue posible a los diversos pueblos con su expansión hacia el oeste, en México, los españoles institucionalizaron la explotación de los pueblos originarios de los africanos traídos a estas tierras sin llegar al exterminio sistemático.

Se implantó el ejido como forma comunal de explotación de la tierra y sus recursos naturales y a la par de las instituciones traídas por los españoles la forma administrativa de gobierno de los pueblos conquistados siguió operando. Mientras en los Estados Unidos se iba depurando la democracia en la Nueva España, gobernaban reyes de una nobleza que vivía en Europa. Ya se puede ver claramente que, mientras en el norte se creaba un nuevo tipo de Estado con instituciones nuevas en lo político-económico y social, en lo que ahora es México, seguían imperando las viejas instituciones medievales que iban a cambiar lentamente en una marcha penosa desde la independencia el 21 de septiembre de 1821, 45 años después del vecino del norte. Gradualmente Los Estados Unidos de Norteamérica, se iban conformando, madurando y fortaleciendo hasta que, se hicieron de más de la mitad del Estado mexicano.  Había triunfado el nuevo ser humano dinámico con instituciones nuevas y dinámicas sobre el pueblo mexicano que no sabía definirse hacia el pasado; el gobierno de un emperador o una democracia.

La Independencia (1810-1821), la Guerra de Reforma (1858-1861), la Revolución (1910-1917) y la actualmente llamada Cuarta Transformación, no son más que los pasos lentos, penosos con largos interperiodos de pasividad que ha impedido la consolidación del Estado democrático, exento de ideales de imperialismo, de grandeza, de dinamismo, de un nuevo mexicano preparado para montar en la Híper-modernidad, con un órganos mal conformados, con instituciones ineficientes. En resumen, con un Estado obsoleto.

Los mexicanos no somos seres humanos inferiores a ningún pueblo, en potencia pero hemos estamos estado insertos en regímenes políticos llenos de dudas (1810-1857), uno dictatorial de manera personal (1876-1911) y el anterior régimen totalitarista surgido en 1910 hasta 2018 y recién intentamos implantar la democracia.

En lo económico ha pasado que únicamente una elite inserta en el partido oficial y único de Estado, podía tener éxito con exclusión de la mayoría que tiene que vivir fuera de las riquezas del Estado. Esto impacta en lo social pues las clases se mantienen rígidas sin apenas cambios y esto se puede ver a lo largo de nuestra historia.

Los mexicanos necesitamos dejar las viejas instituciones políticas, sociales y económicas y crear un nuevo tipo de mexicano, un nuevo Estado dinámico que sea capaz de enfrentar todos los obstáculos de todo tipo que impiden el desarrollo del mismo. La tarea no es fácil y no se ven los recursos humanos suficientes ni adecuados para semejante empresa pero no se debe dar marcha atrás. Los seres humanos encuentran soluciones insospechadas en los momentos más difíciles. Y, todo esto será un proceso largo y difícil.

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