DESGARRADOS
Hemos
oído hablar o hemos leído de como si se pone una rana en agua caliente esta
salta inmediatamente pero si se le pone en agua a temperatura ambiente y gradualmente
se va calentando, la rana se va “adaptando”, no reacciona, al final pierde el
sentido y muere. Es desgarrador ver como se desarrolla este proceso con la
rana. No obstante, esto se puede ver en la historia reciente del pueblo
mexicano. El arte popular nos anunció con gran trompetería el cambio de gusto
en el arte musical como un preámbulo a lo que después, (hoy, desde hace tiempo),
padecemos, la delincuencia desatada y que desborda al gobierno en sus tres
niveles. Y, esto sigue y sigue sin esperanza a corto plazo.
Es
lamentable que nos pasara lo mismo que las ranas, no reaccionamos sino que nos
volvimos insensibles y pasivos y nos fuimos “adaptando”, a la violencia que ha
llegado a grados extremos. El Estado quedo en ese proceso enteco, débil al grao
de no poder imponer orden. La vida de miles y miles de mujeres, niños y hombres
sacrificados a la salvaje irracionalidad. Todas las muertes en estos ritos de
sangre son de lamentar. Pero tal parece que nos hemos vuelto conformes con este
“destino”. Las fuerzas no nos alcanzan para cambiar estos hechos cotidianos ni
en forma personal, grupal o como Estado. Todos somos potenciales víctimas.
De
todo esto, lo más trágico, es ver a los niños, jóvenes y madres desgarrados por
una guerra mal planeada, mal llevada y con resultados desastrosos. Los responsables
como siempre, justifican sus hechos, sus actos, crímenes y delitos cometidos.
No hay responsabilidad menos culpabilidad.
No
sirve que la mayoría del pueblo sea católico igual mata con amas bendecidas, no
alcanzan las fiscalías ni los tribunales para frenar esta autodeterminación al
salvajismo pues la civilización puede retroceder en algunos rubros. Y, en México,
el valor por la vida está suspendido en grandes sectores porque no nos vamos como
personas dignas de respeto, dignas de ser valoradas por el solo hecho de ser
humanos. Hemos puesto muy por encima lo meramente material aunque esto nos
aparte de ser humanos con valores éticos y morales. Todos los ciudadanos somos
culpables sin más.
Tenemos
todas las riquezas humanas, culturales pasadas y actuales, todas las riquezas,
toda las riquezas de formas de ser tan diversas, tenemos riquezas materiales de
todo tipo y nos tenemos a nosotros mismos como la mejor riqueza porque tenemos
las posibilidades de ser cada día mejores pero escogemos lo peor de nosotros
mismos y como consecuencia, sabemos que no somos dignos de fiar, somos monedas
falsas, mercancías adulteradas porque no hemos tomado consciencia de nuestro pasado
presente y futuro como seres humanos.
¿Cómo
vamos a explicar este pensamiento deleznable actual y nuestro comportamiento
delincuencial?. Que esto se puede salvar, sin duda alguna pero hace falta que
el pueblo en su conjunto piense y actué como una orquesta en donde cada cual
ejecuta su trabajo con toda precisión y fe en sí mismos, no como autómatas. En ello
nos va el presente y el futuro y el futuro de las próximas generaciones. Las
cosas y todo lo existente y lo que vale debe tener sentido en nosotros y no
nosotros en las cosas.
No
hay algo más desgarrador que ver madres desgarradas, mujeres desgarradas, niñas
desgarradas porque al final, el género femenino es el que paga más todas nuestras
atrocidades. Todo esto porque nos hemos vuelto fieras violentas e irracionales
y en lugar de manos nos hemos puesto garras afiladas y prestas a desgarrar a los
otros, al menor motivo. Hay mucho que pensar pero mucho más que hacer para
bien. Tú, tú, aquel y yo, todos tenemos la solución y ésta es, estar sin garras, desgarrados en esta ausencia positiva y no desgarrados por los violentos.
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